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El inventor tarifario sin máscara

Esta discusión es reflejo de una contradicción entre el marco institucional regulatorio de la industria eléctrica y el abuso discrecional del COSEP

Fernando Bárcenas

16 de mayo 2016

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“Recitar! Mentre preso dal delirio,
non so più quel che dico,
e quel che faccio!”.

Aria Vesti la Giubba, de la ópera


Pagliacci, de Leoncavallo

Esta discusión no tendría sentido si fuese un debate entre distribuidor y generador, como sugiere Zamora, sino, que es reflejo de una contradicción entre el marco institucional regulatorio de la industria eléctrica y el abuso discrecional anárquico del COSEP, que pretende distorsionarlo.

¿La distribuidora hace su trabajo o no?

Zamora decía, en su artículo anterior, que la distribuidora no demandaba la reducción tarifaria, como era su deber y, por ello, él intervenía para negociar con INE. Ahora, reproduce una resolución de INE, de 2012, en la cual, éste señala que la distribuidora le ha solicitado una actualización del pliego tarifario para el próximo período de validez. Y, con ello, Zamora cree demostrar que el distribuidor cumple con su trabajo, pero, no con su deber. La contradicción lógica es una cualidad esencial del pensamiento confuso de Zamora.

Para la actualización anual del pliego tarifario, la distribuidora debe presentar a INE, en un plazo establecido, una auditoría de los costos globales de la industria eléctrica que ella ha asumido, para que comparándolos con los que le ha reconocido el pliego vigente, sean actualizados como desvíos en el nuevo pliego. Ello no se corresponde con abogar por reducciones tarifarias, ni trimestral ni en un momento cualquiera, ni en hacer reformas o negociar con INE, como pretende Zamora, para justificar su abusiva intervención personal en el tema tarifario, enmascarándose como autoridad de facto.

Es al Estado, no al distribuidor, a quien le corresponde velar que las tarifas reflejen costos reales

Las distribuidoras presentan los desvíos tarifarios, pero, el INE comprueba no sólo si tales desvíos son procedentes (es decir, calcula, revisa, aprueba o rechaza, los costos presentados por el distribuidor) y, además, verifica que los costos y las facturas de los generadores sean correctas, y que las inversiones a reconocerle a Transmisión sean sustentables, y que las compras y ventas en el Mercado de Ocasión y en el Mercado Regional sean veraces, y que el incremento del VAD sea conforme a normas, y que el pliego tarifario –que él aprueba- se corresponda con el Precio Medio de Venta que resulta de la proyección del precio del petróleo. En fin, es el INE –no el distribuidor- quien vela, por ley, que las tarifas reflejen costos reales. De modo, que nuevamente miente Zamora.

¿Se benefician los generadores con un incremento de la demanda de energía?

Escribe Zamora: “Me llena de asombro, Bárcenas, cuando afirma que únicamente los generadores se benefician con un aumento del consumo de energía”.

Y nuestro asombrado Zamora argumenta que los generadores existentes, térmicos y renovables, no se benefician si al aumentar el consumo de energía ellos mejoran consecuentemente su factor de planta. Ciertamente. Pero, cuando se proyecta un incremento de la demanda no se piensa exclusivamente en los generadores existentes, sino, que se pone en marcha el plan de expansión del sistema de generación, y nuevos generadores se aprestan a entrar como agentes en el mercado eléctrico. Zamora, entre ellos, se enfila por alguna rebanada del nuevo pastel.

Yo si comprendo, a este respecto, que Zamora se asombre ante lo evidente y sencillo, como se asombraba escandalosamente Jourdain, personaje del Tartufo, cuando se entera que por cuarenta años había hablado en prosa.

Relación entre incremento del consumo de electricidad y crecimiento económico

Pese a la forma dogmática con que Zamora aborda este tópico, es un tema interesante, y sumamente controversial entre expertos en econometría. Escribe Zamora al respecto:

“Dice Bárcenas que no existe correlación entre el crecimiento del consumo eléctrico y el crecimiento económico. Hay una causalidad bidireccional entre crecimiento económico y el consumo de electricidad”.

Y para ello, a Zamora le basta citar dos estudios que afirman lo antes expuesto. Pero, estos estudios se refieren, como es natural, a economías concretas bajo análisis.

En efecto, contrario a lo que sostiene interesadamente Zamora, no existe una correlación ABSOLUTA entre el consumo de electricidad y el crecimiento económico. Si así fuese, Zamora habría encontrado la piedra filosofal que buscaban los sabios alquimistas: el derroche inmisericorde de energía causaría la expansión de la riqueza en todas partes.

En realidad, la relación de causalidad o menos, entre ambas variables, depende del carácter estructural de la economía en cuestión, y en un dado momento, no de una consideración absoluta, como pretende Zamora.

Para determinar la relación de causalidad entre ambas variables, en la economía nicaragüense (prevalentemente agropecuaria, con escaso valor agregado, y con una productividad en retroceso), Zamora debió recurrir al test de causalidad de Granger, para concluir si en tales circunstancias hay causalidad o no entre el consumo de energía y el crecimiento económico o, simplemente, habría derroche, lo que agravaría la insostenibilidad del modelo económico actual.

¿Los generadores renovables contribuyen a la ACTUAL reducción tarifaria?

No, no contribuyen. Zamora confunde la relación de causa y efecto, con la incidencia de factores múltiples en las tarifas.

Lo que ha disminuido, exclusivamente, de 2014 a la fecha, es el precio de la energía generada con plantas térmicas, debido a la baja del precio del petróleo.

¿Cómo inciden las plantas renovables en las tarifas? Dado que su precio no depende de la variación de un elemento energético exógeno, como el precio internacional del petróleo, ellas introducen cierta estabilidad dinámica en las tarifas. Significa, que si el precio de la energía con fuentes térmicas tiende a subir, las plantas renovables – a partir de su propio precio- hacen menos significativa dicha subida en las tarifas. Pero, viceversa, si el precio de la energía con fuentes térmicas tiende a bajar (como en la actualidad), las plantas renovables hacen menos significativa dicha reducción en las tarifas.

Adicionalmente, como algunas tecnologías renovables no se despachan por mérito económico, esas plantas renovables aumentan su efecto adverso sobre las tarifas cuando el escenario es hacia la baja del precio de las térmicas, ya que desplazan energía que resultaría más barata. Como ocurre en la actualidad.

Escribe Zamora:

“La comparación debe ser: el precio de la energía renovable vs el precio térmico cuando la inversión renovable fue ejecutada. Contra esos precios se hicieron los análisis. Es oportunista descalificar hoy las energías renovables únicamente por el hecho de que el precio del combustible bajó.”.

No es así. La comparación no es entre renovables y térmicas, mucho menos de forma sesgada, sino, entre el precio que contractualmente cuestan las energías renovables a nuestra tarifa versus el precio de venta de cada tipo de energía con tecnología similar, en países semejantes al nuestro. ¿Cree Zamora que, dado el precio extremo del petróleo, en aquel momento, el precio contractual con las renovables podía ser laxo? En nuestro caso, casi el doble del costo nivelado a escala mundial. De modo, que este factor estabilizador de las renovables, le resulta a nuestra tarifa injustificadamente caro.

¡Ese es el punto a evaluar, para concluir qué es lo que resulta oportunista!

Método predictivo “educado” de Zamora

Escribe Zamora:

“Si en el 2015 el precio promedio del búnker fue de $40 dólares el barril y se obtuvo una reducción del 10 % de acuerdo a lo que dice la Ley. Y si el precio promedio, en 2016, será de $40 dólares el barril, exactamente igual al precio promedio del 2015, mi argumento del 18% de reducción acumulada a fin de año es una predicción educada.”.

No es educada, sino, incorrecta. En realidad, mientras se mantenga constante el precio del barril de bunker (excluyendo otros factores) no hay reducciones tarifarias a acumular. Si el precio del petróleo sube, respecto al valor de referencia asumido por INE, la tarifa sube, si el precio del petróleo baja, la tarifa baja. Pero, si el bunker mantiene un precio constante (40 $/BB), la reducción tarifaria, también, será constante, no acumulativa. Lo que significa que en lo que resta del año la tarifa deberá de subir para restablecer la reducción acumulada en 10 %.

Zamora piensa, “educadamente”, que ha encontrado otra vez la piedra filosofal. De manera, que aunque el petróleo se mantenga constante, en 2015 y en 2016, la tarifa bajaría indefinidamente, en porcentajes iguales, que se acumularían año con año. Para Zamora, si el precio del petróleo es constante, la tarifa llegaría… a pagarle a los usuarios, y cada año más.

¡Técnicamente –por absurdo-  un embaucador se desenmascara solo! La lucha más grave de Zamora es consigo mismo, y perderá, en esa lucha ilógica interior, la máscara y la cabellera.

Ingeniero eléctrico

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Fernando Bárcenas

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