
11 de febrero 2020
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El "Breviario de los políticos" es un conjunto de lecciones que muestran al cardenal Mazarino más familiarizado con lo mundano que con lo sagrado
En Nicaragua tuvimos un cardenal que fue formalmente declarado “Prócer Nacional”. La feligresía católica fue favorecida con otro cardenal, monseñor Leopoldo Brenes. Me apuro a aclarar que el presente escrito nada tiene que ver con la memoria del finado, ni con los afanes de nuestro coexistente.
El cardenal Richelieu es, sin duda, el más célebre de los cardenales católicos, aunque no propiamente por su trayectoria religiosa sino, más bien, por su trayectoria política.
Richelieu fue primer ministro de Francia por 18 años, hasta su muerte en 1642. Sin embargo, su sucesor en el cargo, también cardenal católico, Giulio Mazarino, es mucho menos nombrado, a pesar de que su gestión política es casi tan relevante como la de su ilustre predecesor.
El cardenal Mazarino, italiano de nacimiento, francés por adopción, gobernó Francia por más de una década. Distintos historiadores revelan que la principal fuente de su poder se originaba en sus frecuentes y misteriosas visitas a la alcoba de Ana de Austria, la reina que encabezaba la monarquía francesa a nombre de su hijo, Luis XIV, que años más tarde sería conocido como el “Rey Sol”. El de la famosa frase: El Estado soy yo.
Al morir, Mazarino poseía la mayor fortuna privada de la historia prerrevolucionaria de Francia. Algunos historiadores calculan que era equivalente en efectivo a los depósitos del Banco de Ámsterdam. Semejante fortuna evidenciaba que el ejercicio del poder prodigó al religioso cuantiosos provechos materiales.
Pero el cardenal Mazarino también heredó a la posteridad un elocuente librito cuyo título es “Breviario de los políticos”. El libro contiene las principales enseñanzas que el cardenal acumuló a lo largo de su accidentada carrera política.
En el Breviario, Mazarino aborda una amplia gama de consejos para políticos que van desde cómo servir una cena, cómo escapar a una emboscada o cómo lidiar con “los placeres de la carne”. Aquí va pues una muestra de las perlas contenidas en el Breviario del cardenal:
El breviario es así: un conjunto de lecciones que muestran al religioso italiano-francés mucho más familiarizado con lo mundano que con lo sagrado.
Tales enseñanzas pueden servir para bien o para mal, según el hígado de cada quien, pero sin duda, a los ciudadanos comunes conviene conocerlas para estar alertas frente a las estratagemas de matreros de ayer y de hoy. Más aún en el presente de confusión y mescolanza entre viejos politicastros, nuevos politiqueros y aprendices de políticos.
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Economista y abogado nicaragüense. Aficionado a la historia. Bloguero y conductor de la plataforma de comunicación #VamosAlPunto
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