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Dicen que sí a la unidad, pero no dicen para cuándo

La falta de unidad opositora es una deficiencia de orden ideológico de los liderazgos políticos, pero también una deficiencia cívica de la ciudadanía

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Onofre Guevara López

27 de junio 2023

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Es algo incuestionable: en Nicaragua no hay opositor que no lamente la falta de unidad frente las embestidas dictatoriales en contra de todos los derechos y todas las libertades fundamentales sin excepción alguna, lo cual es una tremenda contradicción. ¿Por qué?

Porque ningún opositor puede disfrutar los derechos ni las libertades y tampoco está exento de que en cualquier momento le puedan aplicar las medidas extremas de represión, pero su preocupación no se corresponde con las actitudes de sus líderes respecto a la unidad opositora. Saben que no es patriótico esperar que aumente la cantidad de los nicaragüenses perjudicados por la dictadura, para reconocer la urgencia de esta unidad, y empezar a saldar la deuda moralmente contraída con las víctimas. 

Saben que la mayoría de los seis millones de nicaragüenses que aún no ha sufrido esas medidas extremas, no puede practicar sus libertades y sus derechos sin sufrir represión, y que todos los nicaragüenses tienen la condición de prisioneros en esta cárcel triangular que geográficamente simboliza al territorio nicaragüense. Sin embargo, esta situación parece no interesar mucho a quienes se han erigido en líderes del descontento, y no en líderes de combativos organismos políticos.  

II


La singularidad de haber una mayoría opositora entre los seis millones de nicas, es una de las razones que motivan la solidaridad internacional con la lucha por los derechos humanos y las libertades democráticas; y esta solidaridad sería más efectiva si se correspondiera con la unidad en la acción de los opositores.

La otra singularidad, es que la característica del triángulo geográfico del territorio nacional –incluyendo sus dos lagos— además de identificar en el mapamundi a Nicaragua, enorgullece a todos los nicaragüenses, pero, de hecho, hay resistencia a que esta singularidad salga del ámbito turístico para transformarla en un sentimiento nacional de reivindicación patriótica.

Estas singularidades moldean de muchas maneras la vida de los nicaragüenses, y la desunión es la que más afecta, porque ha significado la prolongación de la dictadura por 16 años que amenaza con prolongarla más, lo cual significa prolongar el martirio que causa vivir sin libertad; y la otra manera de afectar es que, siendo tan bello nuestro país, a tantos miles de nicaragüenses se les niega el derecho de vivir en él, mientras que a la mayoría se la hace sentirse en su país por su cárcel.

III

Son razones más que esenciales para que nadie deje de sentirse molesto de que haya nicaragüenses a quienes se les niega abusivamente el derecho de vivir y sentirse libre en su tierra; pero también son razones para preocuparse seriamente en cómo cambiar la ruta que a todos lleva a un destino de vida más incierto todavía.  

Esta incertidumbre solo podrá comenzar a desvanecerse cuando la postergada unidad en la acción comience a ser una realidad. Es una responsabilidad de los líderes políticos, quienes –sabiéndolo, pero ignorándolo también— han demostrado insolvencia patriótica para tomar en serio la forja de la unidad en la acción; pero también es una obligación de los ciudadanos exigirla.

La falta de la unidad opositora es una deficiencia de orden ideológico de los liderazgos políticos, pero también una deficiencia cívica del resto de la ciudadanía. Y ambos –liderazgo y ciudadanía— no han respondido a sus deberes que son complementarios: el primero orientar y organizar; y la segunda, organizarse para exigir eficiencia quienes la orientan.

IV

Pese a que todo el mundo reconoce lo negativo que ha sido postergar la unidad en la acción, los liderazgos de las diferentes tendencias políticas –unos más que otros— no parecen querer reconocerse responsables de los escasos resultados hasta hoy, porque en la práctica el tema lo siguen tratando de modo muy perezoso. Pero es un tema que no pierde ni puede perder actualidad, mientras la dictadura esté desgobernando al país.

Así lo recordó el catedrático doctor Ernesto Medina, en una conversación concedida a Confidencial (19/06/23) cuyas opiniones veremos brevemente. En la misma edición de este diario digital, insertaron opiniones del señor Juan Pablo Cortazzoli, experto de la OEA, y observador en las próximas elecciones en Ecuador.

Resumimos lo del doctor Medina:

a) Que la oposición requiere de facilitadores expertos en diálogos políticos, porque nosotros –los opositores nicaragüenses— hemos sido incapaces de dialogar para conseguir la unidad en la acción.

b) No existen impedimentos para que la oposición nicaragüense busque personas expertas o países con experiencia en facilitar procesos de diálogos.

c) Se necesita voluntad política para eliminar prejuicios y la desconfianza con la finalidad unitaria que nos hace falta en Nicaragua.

Sobre la incapacidad hay por lo menos tres aspectos: 1) la legal para ejercer un derecho; 2) para practicar una actividad por enfermedad o por falta de inteligencia para hacer algo; 3) no tener voluntad para hacer una actividad.

En cuanto a solicitar personas expertas del exterior, es posible que nada lo impida; pero, sin restarle nada a la buena intención de la propuesta, no imaginamos por qué tales expertos tengan la capacidad y el interés de resolver el problema de la unidad… ni por qué entre los nicaragüenses –que son los afectados— no pueda tener esta capacidad ni demostrar el interés de resolverlo, siendo, además, quienes tienen la obligación de hacer la unidad.

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V

¿En dónde están esos expertos? ¿En la OEA? De sus gestiones ya se conocen los resultados, y también se conocen cuáles son sus compromisos con la geopolítica estadounidense.

¿Estarán en las Naciones Unidas? Es posible que allí estén, por la universalidad de su composición y por su imaginario carácter imparcial; sin embargo, la ONU ya quiso probar su eficacia en la defensa de los derechos humanos con el Grupo (casualmente) de Expertos, ante el cual los dictadores demostraron una mentalidad de caudillos de un país que políticamente lo tienen viviendo en la Edad de Piedra. Tampoco este Comité de Expertos está destinado conciliar a opositores, porque las razones que motivaron su nombramiento... las conocen mejor nuestros líderes nacionales, porque fueron ellos quienes se las hicieron conocer a la ONU, con lo cual la motivaron a nombrar este Comité. 

Otra cosa: ¿la ONU tendrá expertos libres de vínculos y de influencias geopolíticas e ideológicas de los Estados de donde proceden? Esto nos dice, que la pelota de la unidad sigue en la cancha nacional, es las manos del equipo opositor.

VI

El señor Cortazzoli, parece que corta solo por el lado de la tela que la OEA quiera y pueda cortar. No lo conocemos a él, pero, como conocemos la geopolítica con que opera la OEA, es dudoso que Cortazzoli logre conciliar a los opositores. Él también está de acuerdo con la solicitud de expertos, pero por la simpleza con que se expresó al respecto, causa dudas sobre su experiencia:

a) Que… “Esto (del diálogo) es un proceso que puede requerir mucho tiempo. Hay que ir paso a paso.”

 ¡Y lo se lo dice a quienes llevan 16 años hablando y dando miles de pasos lentos buscando la unidad opositora!

b) “No pongan todos los objetivos juntos al principio, porque eso no facilita el encuentro entre sectores que están dispares.”

Una “simple” simpleza, que puede acompañarse con sus sinónimos: tontería, necedad, insignificancia, nimiedad… ¡y a lo mejor hay otro sinónimo por ahí para complementar la experiencia del señor Cortazzoli!

El tema de la unidad opositora se aborda de modo contradictorio: por un lado, enfocando correctamente la fuente de los obstáculos para la unidad en la falta de voluntad patriótica de los políticos; por el otro lado, infantilizando a los mismos políticos, al recomendarles pedir ayuda a expertos del exterior para que hagan lo que ellos pueden, pero no han querido hacer.

Es cierto que en el exterior hay buenos técnicos en todo, pero más cierto es que el sentido de nación solo pueden tenerlo quienes nacen en ella, y sin poner excusas, porque la excusas solo las ponen quienes no quieren a su pueblo.

Al margen de estas cuartillas

*¿Los políticos-niños necesitan de niñeras extranjeras que les enseñen a platicar y a limar asperezas?… 

*No son bromas los problemas que la dictadura les crea a los nicaragüenses; la necesidad de hacer la unidad, es cosa seria…

*Ni hay motivos para reírse; porque es malo que a estas alturas muchos de los líderes opositores no hayan tomado en serio…

*Tampoco es motivo para llorar, sino motivo para que las bases reclamen a sus líderes un cambio de actitud, o que renuncien…

*Y de esta manera, los políticos recordarán el sabio dicho popular de que… “Mucho ayudan quienes no estorban”…

*Con la mala voluntad con la cual algunos líderes han tratado la unidad, no habrá en el mundo experto capaz de conciliarlos…

*Los políticos son muy románticos hablando de unidad, pero ningún consejero matrimonial podría reconciliar lo que nunca ha estado conciliado…

*Ni lo está ni lo estará; pero lo que se le reclama es conciliar acciones contra la dictadura, no que se casen hasta que la muerte los separe…*Es absurdo: están viendo que el exilio y la muerte están separando a los opositores… ¡pero no se unen para evitarlo!

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Onofre Guevara López

Onofre Guevara López

Fue líder sindical y periodista de oficio. Exmiembro del Partido Socialista Nicaragüense, y exdiputado ante la Asamblea Nacional. Escribió en los diarios Barricada y El Nuevo Diario. Autor de la columna de crítica satírica “Don Procopio y Doña Procopia”.

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