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Confidencial, veinte años después

El periodismo de calidad que siembra la verdad, ya forma parte del cambio que prevalecerá en el país

Carlos F. Chamorro

24 de octubre 2016

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Confidencial nació en julio de 1996, en la víspera de una elección presidencial, en esos años de la transición democrática que Sofía Montenegro bautizó como “la primavera de la libertad de expresión en Nicaragua”, aludiendo al inusual clima de tolerancia estatal hacia el periodismo crítico que se estableció bajo el gobierno de mi madre, Violeta Barrios de Chamorro. Eran tiempos de cambio, signados por profundas reformas políticas democráticas, cuando los ciudadanos incluso ejercían el derecho de inscribir movimientos y candidaturas de suscripción popular para participar en las elecciones.

En el contexto de esa apertura política y económica, florecieron nuevos medios de comunicación en la prensa escrita, la radio y la televisión, bajo el mínimo común denominador de promover la profesionalización de la prensa. Una meta necesaria, pero insuficiente. Y así surgió la idea de fundar Confidencial, un año después de la creación del programa televisivo Esta Semana, para llenar los vacíos de análisis e investigación existentes en la prensa nacional. Mi principal apoyo e inspiración, Noel “el flaco” Irías, un joven dueño de una inteligencia especial, análítico e intuitivo, pionero de esfuerzos de periodismo investigativo y siempre blindado con un humor mordaz, falleció antes de ver publicada la primera edición. Entonces tomó la estafeta de editor el periodista Roberto Fonseca, mientras un grupo de amigos y colegas profesionales —Arturo Cruz, Mario de Franco, y Arnoldo Martínez Salvo— fueron los primeros socios fundadores de esta empresa, que más bién se parece a lo que ahora llaman un emprendimiento.


Confidencial surgió con la vocación de hacer periodismo de profundidad, para fiscalizar los poderes y promover el debate público, con la convicción de que las elecciones son apenas un requisito mínimo para el funcionamiento de una democracia. Para echar raíces y consolidarse, la democracia requiere que los poderes rindan cuentas bajo un régimen de transparencia y empoderamiento de los ciudadanos, y esta es una de las funciones insoslayables de la prensa independiente, aunque significa ir siempre contra la corriente.

Nacimos también con la ambición de que esta modesta publicación en formato newsletter o carta de noticias, se convertiría a mediano plazo en una revista en toda regla, siguiendo la tradición de las mejores de la época en la región, como Crónica, de Guatemala; Semana, de Colombia; o Proceso, de México.

En el camino recorrido hemos cumplido con el propósito fundacional, primero al sobrevivir veinte años que no es poco en la vida de un semanario; pero, además, al convertirlo en un medio de referencia que antepone el compromiso con sus lectores para investigar y contar la verdad, defendiendo la libertad de opinión y el pensamiento crítico, a pesar de los obstáculos y las represalias que hemos enfrentado tanto de los poderes públicos, como de los poderes privados.

El segundo objetivo —transformar Confidencial en una “gran revista” de papel— no fue posible pues todos estudios de mercado desaconsejaron una inversión de ese calibre, no por que existiera una carencia de lectores y potenciales compradores, sino por falta de anunciantes. Afortunadamente, el nuevo mundo de internet y las oportunidades para el periodismo en una plataforma digital, nos permitieron hacer un giro insospechado y desde 2010 Confidencial se convirtió en un periódico digital (confidencial.digital), al que se ha sumado este año la revista Niú (niu.com.ni), con la posibilidad de llegar e interactuar diariamente con decenas de miles de lectores.

El siguiente paso, ya como una consecuencia natural, fue integrar la producción de los programas de televisión bajo mi dirección, Esta Semana y Esta Noche, en una sola redacción con Confidencial, tanto por razones de sinergia y eficiencia en la organización de nuestros recursos profesionales y técnicos, como para promover  la misma visión y pasión por la excelencia periodística en todas las plataformas a nuestro alcance: impresa, televisiva, y digital.

La joven y todavía demasiado pequeña redacción multimedia que hoy lideran Carlos Salinas, editor de Confidencial, y Juan Carlos Ampié, productor de nuestros productos audiovisuales, se asemeja ahora a un pequeño taller para aprender, haciendo periodismo, en el que la innovación va de la mano de los fundamentos del oficio, para reportear, investigar, y difundir información confiable, y a la vez hacer buen periodismo narrativo para contar grandes historias.

Veinte años después, publicamos hoy esta edición 1,000 en condiciones radicalmente distintas a las de nuestro nacimiento, bajo un régimen autoritario que mantiene un acoso permanente contra la prensa independiente y el derecho constitucional de la libertad de expresión. No solo ha impuesto un sistema de transparencia cero en el acceso a la información pública, caldo de cultivo de una corrupción pública desenfrenada, sino que además pretende establecer como norma un clima de temor y autocensura entre los ciudadanos.

Nos preocupa y a veces nos sentimos desbordados, por la expectativa desmesurada de la gente que ante el colapso de todas las instituciones, al fallar la justicia, el Parlamento, la Contraloría, y hasta la Policía, recurren a Confidencial y a la escasa prensa independiente del país, para denunciar la injusticia y los abusos de poder, buscando soluciones que no podemos ofrecerles. Pero nos alientan las voces que no se amilanan ante la intimidación, los que defienden a toda costa la libertad de conciencia, y aquellos que aún corriendo mayores riesgos, desde el sector público nos brindan información sobre la corrupción que pretende mantener oculta el monólogo oficial. Por ello, a pesar del momento de gran incertidumbre que atraviesa Nicaragua vemos el futuro con optimismo porque, gracias al respaldo de los ciudadanos, el periodismo de calidad al que seguimos aferrados en Confidencial, el periodismo que siembra la verdad ya forma parte del cambio que, más temprano que tarde, prevalecerá.


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Carlos F. Chamorro

Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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