1 de enero 2016
AA
En la comunidad de El Aguacate ya no encienden los fogones. Sin comida, no hay razón para quemar leña, lamenta Jaime Maradiaga, líder de cientos de campesinos afectados por la sequía en el municipio de Santa María, Nueva Segovia.
“Es duro, le remuerde la conciencia, le toca el corazón a cualquier persona que llega a esos hogares, ver esas personas, a esos niños (…) con fogones vacíos, sin alimentos”, asevera Maradiaga.
Son estos mismos campesinos, 400 aproximadamente, los que según él, empezaron a armarse con piedras, palos y machetes para exigir que se les repartan, este viernes a más tardar, los alimentos que están en retenidos por la Policía Nacional.
“Allí hay mujeres hay, niños, hay hombres, hay ancianos, allí hay de todo. Yo me siento preocupado, sinceramente preocupado, bien puede pasar más tarde una tragedia (…) El problema es que la gente está llegando a un momento en que se están saliendo de sus cabales, ya no aguantan tanta represión que tenemos aquí, tener el alimento ahí, solo poderlo ver, no poderlo tocar y siendo de nosotros, felices y contentos quieren darle uso mañana y que todo sea por la vía pacífica, pero dicen que si no es mañana y es hasta el sábado, que mañana sea por las buenas o por las malas“, explica Maradiaga, en cuya casa permanecen las provisiones.
Son al menos 250 quintales de arroz, frijoles, maíz, sal y 350 litros de aceite que no han sido entregados. Las autoridades, según este líder comunitario, han dicho que la demora se debe a que tienen que revisar el estado de los alimentos antes de darlos a los habitantes de las comunidades. Sin embargo, Maradiaga asegura que estos están en “perfectas condiciones”, pues este miércoles, en medio de la espera, se usó parte de la donación para cocinarles a los que “bajaron” de sus comunidades.
“Esto es duro, es doloroso para nosotros, una tortura más para nosotros como nicaragüenses, como municipio de Santa María, ese regalo de Navidad que nos está mandando el Presidente de Gobierno“, dijo Maradiaga.
Julio César López -sacerdote de la Parroquia Santa Mónica, en el municipio de Santa María, y mediador entre las autoridades policiales y el campesinado- explicó a Confidencial que “quedamos con la Policía que posiblemente el sábado por la tarde se puede entregar la comida”.
López asevera que el retraso se debe “en primer lugar porque hay un documento y que no puede repartir cualquiera comida, y que tiene que ser con el visto bueno del Minsa”. Esto sumado a la cobertura que la Policía Nacional debe garantizar a actividades del municipio, explicó.
Según él, hasta ahora la situación no ha subido de tono en la zona. “Al momento un poco incómodo, como es normal, pero después la gente se fue tranquila, algunos rezongarán seguramente porque son cosas que no quieren que pasen, el ambiente en general la gente muy educada y sin que hubieran cosas así como extraordinarias, la gente está esperando”, subrayó López quien mencionó que en las comunidades a las que se dirigía la donación “hay mucha necesidad porque casi no llueve y hay poco trabajo”.
Son 167 familias las que serán beneficiadas con los alimentos, afirmó López quien además indicó que este viernes se trasladaría al sitio en el que permanece la comida.
