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La “monja tuitera”: “Báez es un profeta incómodo para los poderes”

Hermana Xiskya Valladares: detrás del exilio de monseñor Silvio “hay una negociación diplomática”

Carlos F. Chamorro

26 de abril 2019

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El martes pasado, en medio de una gran consternación nacional, el obispo auxiliar de Managua, Silvio José Báez partió hacia su exilio forzado en el Vaticano a solicitud del papa Francisco.

La hermana Xiskya Valladares, religiosa, periodista y filóloga, originaria de León, conocida en la opinión pública como la “monja tuitera” por su actividad en las redes sociales, califica de “incomprensible” esta decisión, y la atribuye a una “negociación diplomática entre el Vaticano y el Gobierno”.


La hermana Xiskya, de la congregación Pureza de María, reside en España, donde es columnista y colaboradora de distintos medios de comunicación y es  fundadora de iMisión, una organización católica que integra personas voluntarias para la propagación del evangelio en las redes sociales. Este es un fragmento de la entrevista que brindó al programa televisivo Esta Noche.

El obispo Báez reiteró antes de partir, que se fue de Nicaragua con el corazón destrozado. ¿Cuál es tu evaluación sobre la manera en que está saliendo de Nicaragua?

Yo creo que le duele mucho tener que dejar el país de manera obligada, entiendo claramente que él no quería irse. Él lo dijo en la rueda de prensa y lo ha seguido insistiendo. Creo incluso que a lo mejor tiene cierto temor de dejar al pueblo bastante más solo de lo que estaba. A mí me da la impresión de que puede ser ahora peor que cuando él estaba con los nicaragüenses ahí en Nicaragua.

Está claro que esta es una decisión que se la atribuye al papa Francisco, ayer incluso, el nuncio se excusó diciendo que él no conocía las razones. ¿Cuál es el cálculo político, diplomático del Vaticano en esta decisión?

A mí sinceramente me parece imposible que un nuncio no conozca las razones cuando se hace un movimiento de un obispo fuera del país. Lo más lógico es que el papa consulte al nuncio y se lo comunique al nuncio, y también, incluso, al cardenal Brenes, a quien le está quitando un obispo auxiliar. No concibo en mi mente que en una estructura jerárquica no haya esa comunicación, cuando el nuncio es el representante del papa.

Yo creo que las razones están siendo cada vez más claras. A mí me da la impresión de que no se trata de proteger la vida de monseñor, porque las amenazas (de muerte recibidas por Báez) fueron en julio, no se han repetido. Es cierto que ha habido una petición para que él salga, que ha habido una recogida de firmas, pero yo creo que no se trata de una protección solamente, a lo mejor indirectamente sí.

Para mí más bien ahí hay un tipo de negociación diplomática entre el Vaticano, entre el Gobierno y, incluso podríamos decir que quizás también con Estados Unidos. No sé qué es lo que han negociado, no lo entiendo. Está clarísimo que monseñor es un profeta, y como profeta es molesto, es incómodo a los poderes, a todos los poderes, poderes en general. Entonces, quitar de en medio a la persona incómoda, es facilitarle al Gobierno, en este caso, pues, que se sienta mejor y que pueda ceder, quizás, en algo.

Me parece muy injusto que sea de este modo, me parece incomprensible que la Iglesia se preste a este tipo de negociaciones, pero todo parece indicar que va más bien por ahí la cosa.

¿Cómo valorás el impacto que podría tener su salida de esta manera en la Conferencia Episcopal? Llamó la atención que ningún obispo fue a despedir a monseñor Báez. En los últimos días se ha conocido un pronunciamiento muy claro, muy solidario, de parte del obispo Mata, también del obispo Álvarez, pero no hay una posición de conjunto de la Conferencia Episcopal.

Oficial. Así es. Vuelvo a repetir que, toda la buena imagen que la Conferencia Episcopal había ganado hace un año, cuando se posicionó claramente a favor del pueblo, en este momento creo que está decayendo, era de prever que eso iba a pasar con esta salida, lo que pasa es que era una oportunidad también que la Conferencia Episcopal podía aprovechar, yo creo que han perdido una ocasión importante de mostrar su posicionamiento a favor del pueblo y en apoyo a monseñor Silvio. El hecho de que nadie haya asistido a despedirlo, ayer lo comentaba en otro programa monseñor Mantica, diciendo que era porque no querían destacar como que fuera una despedida.

Sinceramente a mí eso no me convence en absoluto. Yo creo que, aunque sea un viaje corto es normal que se pueda, que se tenga que ir a despedir, más sabiendo que es un viaje, al que no sabemos cuándo volverá, un viaje sin tiempo, no sabemos si ese tiempo va a ser breve, va a ser largo, o cómo. Entonces es incomprensible que nadie de la Conferencia Episcopal acudiera a acompañarlo y a manifestarle su apoyo y su empatía en un momento tan doloroso como es un exilio obligado.

Yo lamento muchísimo que no se haya sabido aprovechar esta ocasión para poder posicionarse claramente de cara a la gente, y a la opinión pública, al pueblo en general. Todo el mundo ha criticado esto, todo el mundo lo ha echado de menos. Y, es cierto que monseñor Mata y monseñor Álvarez sí que se han despedido a título personal a través de sus tuits, bueno, bueno, de sus cartas y de sus tuits, pero echo de menos que hubiese sacerdotes, que hubiese, incluso, el cardenal Brenes, siendo que era su obispo auxiliar, es que me parece un poco incomprensible.

Durante la Semana Santa, vimos un despliegue enorme de feligreses en distintas parroquias, no solamente durante las prédicas y la despedida de monseñor Báez, también en Managua, en Matagalpa, en Masaya, en una especie de fusión de religiosidad y reivindicación, de justicia y libertad por los presos políticos, por las víctimas de la represión. ¿Cómo evalúas este hermanamiento que hay entre un pueblo, que se proclama creyente, y al mismo tiempo está buscando en la Iglesia un camino de apoyo frente a la crisis política que se está viviendo en el país?

Yo creo que para el pueblo hay un enorme vacío en el momento en que monseñor Silvio, y han querido manifestarle todo el cariño y toda la admiración que le tienen, creo que eso ha sido palpable, es evidentísimo, o sea ha sido notorio a lo grande. Yo he seguido un poco los videos de sus eucaristías, he seguido un poco todas las noticias, y me impresiona como el pueblo es sabio a la hora de reconocer quien le quiere, quien está con él, y quien es su pastor, y quien es el que alza la voz en su nombre. A mí eso me ha impresionado muchísimo, y creo que dice mucho de la talla moral, y de la talla espiritual de monseñor Silvio, y de la sabiduría popular, porque el pueblo es sabio, eso ha sido algo que, de algún modo, a monseñor Silvio le debe haber llenado de gozo, llenado el corazón, dentro de esos momentos tan tristes que ha supuesto este exilio.

A mí me parece que monseñor Silvio tendrá que seguir acompañando de lejos, tendrá que seguir…, bueno, él ha prometido que lo hará a través de Twitter, a través de las redes sociales, compartiendo sus homilías, dando palabras de esperanza, pero que el pueblo ha querido ser claro, ha querido ser muy efusivo en su demostración de cariño, de admiración, y de reconocimiento del valor y del cariño que él ha mostrado también hacia Nicaragua.

Xiskya, usted es periodista, filóloga, comunicadora y ejerce también un magisterio, compartido con monseñor Báez, de que es una de las pocas religiosas, y él, de los pocos obispos que, por lo menos en Nicaragua y en esta región, tienen un rol importante de utilizar las redes sociales para predicar, para llevar la voz de la Iglesia, para comunicarse con la población. ¿Representan ustedes un caso aislado? ¿Qué resultados ha tenido en su propia vida como religiosa, esta labor en la comunicación, en la opinión pública?

Yo creo que para mí es una obligación moral tener que denunciar, es una cuestión de conciencia. Mucha gente me ha dicho que me calle, por mi bien, por el bien de mi familia, porque todo esto va a repercutir negativamente, pero yo no puedo obedecer a la gente, sino que tengo que obedecer mi conciencia. Y eso mismo, comentándolo con monseñor Silvio, también le pasaba un poco a él. De todas maneras, yo agradezco muchísimo al pueblo, porque esto de estar en contacto directo, cotidiano, con la gente, con lo que sufre, con lo que le preocupa, con lo que viven, a mí me hace bien también. Yo no puedo decir que viva una fe en el cielo, yo vivo una fe aterrizada en la tierra, y eso, yo creo que es algo importante para poder encarnar. Jesús encarnó, y el hecho de la encarnación supone que nosotros también tenemos que encarnarnos, hacernos uno con esos que sufren, con esos que están siendo pisoteados en todos sus derechos, porque sigue habiendo asesinatos, sigue habiendo represión, sigue habiendo encarcelamientos, entonces uno no puede callar cuando las personas más vulnerables están sufriendo tal cantidad de violación de sus derechos humanos, es una cuestión de conciencia, y a mí eso me hace…, me obliga.

Pero, quiero aprovechar para agradecer a la gente, porque también han mostrado gratitud, cariño, han mostrado una enorme empatía también. O sea, es muy bonito ver que, lo que uno intenta dar es menos de lo que uno al final recibe de la propia gente. Y yo creo que todo esto va en consonancia con lo que dice el papa Francisco que deberíamos ser, y por eso me sorprende aún más que, justamente, a un obispo que está encarnando esa predicación del papa Francisco, él se lo lleve fuera de Nicaragua. Pero, bueno, eso ya está hecho, y creo que al final va a ser que Dios tenga que escribir recto con renglones torcidos, de alguna manera.

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Carlos F. Chamorro

Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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