8 de marzo 2017
La embajadora de Estados Unidos en Managua, Laura F. Dogu, reconoció el valor de la presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Vilma Núñez, durante la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, en una ceremonia celebrada este martes. Sin embargo, la distinción otorgada a la veterana defensora de derechos humanos desagradó al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
A través de una carta --suscrita por diferentes ministras que asistieron al acto realizado en la sede de la legación estadounidense-- la administración sandinista calificó el reconocimiento a Núñez, como un acto “de hostilidad contra nuestro pueblo y gobierno”. Dogu resaltó el “papel importante como mujer en la sociedad nicaragüense” de la defensora de derechos humanos.
“Durante su vida, la doctora Núñez ha sufrido encarcelamiento, tortura, y represalias; sin embargo ella se mantiene tenaz y sin vacilar en la causa de defender a los demás”, dijo en su discurso la diplomática. “Desde sus inicios como activista estudiantil, hasta su trabajo actual como fundadora y presidente de la organización de derechos humanos más grande de Nicaragua, ella continúa trabajando persistentemente por los derechos fundamentales de todos los nicaragüenses”, continuó Dogu.
Gracias a mujeres, hombres x labor destacando papel importante d la mujer en sociedad #BeBoldForChange #Diadelamujer pic.twitter.com/dI0n6kQiVy
— Chargé d'Affaires Kevin O'Reilly (@USAmbNicaragua) March 8, 2017
Por ahora, la embajada de Estados Unidos no ha hecho referencia a la carta de protesta de la administración sandinista.
El gobierno de Ortega no concibe cómo la embajadora consideró “una mujer destacada en Nicaragua” a una persona “cuyas diatribas, insultos y prácticas han ofendido, reiteradamente, al pueblo y gobierno de Nicaragua”.
La carta reclama a Dogu la “injerencia política y social” de cualquier diplomático en el país. La vicepresidenta Rosario Murillo “remitió a solicitud” de las ministras la carta a la legación norteamericana este mediodía.
Son nueve funcionarias las que estamparon su rúbrica en el documento, adornado por el ‘Árbol de la Vida’, presente en la papelería oficial del gobierno Ortega-Murillo. De ellas, seis ostentan el rango de ministras, dos viceministras y una directora, las que “se pronuncian con Claridad y Dignidad (SIC) nicaragüense”, según la prensa oficial.
Se trata de Marcia Ramírez, del Ministerio de la Familia; Mirian Raudez, del Ministerio de Educación; Sonia Castro, del Ministerio de Salud; Auxiliadora Chiong, del Ministerio de Economía Familiar; Alba Luz Torrez, del Ministerio del Trabajo, y Yadira Meza, del Ministerio de la Mujer.
Las viceministras son Arlette Marenco, de Relaciones Exteriores, y Justa Pérez Acuña del Ministerio de Economía Familiar. La única directora es Loyda Barreda, del INATEC.
Las funcionarias asistieron al evento, e incluso algunas saludaron de forma personal a la doctora Núñez. “Yo no tengo enemistad personal con nadie, menos con las mujeres”, relató la presidenta del CENIDH.
Cuando la embajadora Dogu llamó al estrado a Núñez, las funcionarias hicieron gestos de molestia. Al parecer, no sabían que la presidenta del Cenidh era la homenajeada de la noche. Asistentes al coctel relataron a Confidencial que la incomodidad subió a tal tono, que las ministras abandonaron la actividad sin ni siquiera despedirse de la diplomática. “Salieron en desbandada, como que habían visto al diablo”, comparó una de las invitadas.
Ataque personal y contra el CENIDH
La doctora Núñez dijo no estar sorprendida con la reacción del gobierno sandinista. No es la primera vez que otros diplomáticos recibieron represalias por reconocer su labor en la defensa de los derechos humanos en Nicaragua.
En 2011, Francia le otorgó a Núñez el reconocimiento “Legión de Honor”, uno de los más importantes que entrega el país galo desde 1804. Esa vez –recordó Núñez– Cancillería llamó en tono de reclamo al entonces embajador francés, Thierry Frayssé.
En los días posteriores, el gobierno de Ortega vetó la entrada al país de una funcionara de la cancillería francesa, que iba a ofrecer una charla al Ministerio de Relaciones Exteriores, según Núñez.
Ese mismo año, la presidenta del Cenidh ganó el premio Stieg Larsson “por su larga lucha por los derechos de las mujeres y contra las injustas leyes antiaborto de Nicaragua”. Este galardón fue creado en memoria del escritor sueco, en cuya obra expresaba su defensa a los derechos de las mujeres.
“Soy la única mujer a la que le han entregado el premio. Esa vez se lanzaron contra la embajadora sueca… hasta diabla le llamaron”, recordó Núñez.
La presidenta del Cenidh afirmó que estas reacciones son “típicas de gobiernos intolerantes”, pero fue más allá: Núñez dijo que se trata de un ataque personal por parte de la pareja presidencial, y contra la organización que representa.
“Daniel Ortega y Rosario Murillo jamás me perdonarán que haya llevado el caso de Zoilamérica a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)”, dijo Núñez. “Denunciamos y defendimos el caso desde el punto de vista de derechos humanos, y entregamos un caso ganado, que el Estado no cumplió porque doblegaron a Zoilamérica”, añadió.
Núñez – que durante los ochenta fue una militante sandinista “crítica” – señaló que también es un ataque contra el Cenidh, por la acuciosidad con que el organismo da seguimiento a las violaciones de derechos humanos cometidas por el Estado de Nicaragua.
La presidenta del Cenidh denunció el acoso y difamaciones sistemáticas que el gobierno ejerce a través del pasquín NicaLeaks contra su persona y la organización. “No les doy importancia a diario, pero esto es más grave, porque es el Estado. Es una amenaza y responsabilizo al gobierno de cualquier cosa”, dijo.
Según Núñez, el peligro que como defensora de derechos humanos corren ella y el Cenidh, resulta evidenciable en las medidas cautelares que desde 2011 dictó la CIDH, y pese a que las renueva cada año, el gobierno de Ortega no las acata.
“No me sorprende de ninguna manera esta reacción visceral, no me sorprende de dónde viene”, aseguró.
En los primeros tres meses de este año, el gobierno de Ortega ha arremetido contra figuras intelectuales del país, que fueron parte del gobierno sandinista en la década de los años 80 del siglo pasado. Primero fue contra el poeta Ernesto Cardenal, a quien, a través de un edicto judicial, se le impuso una multa millonaria. Tras la solidaridad nacional con el sacerdote, el juez se retractó de la multa, pero el proceso sigue abierto.
La semana pasada, José María Guadamuz, secretario del Concejo de la alcaldía de San Juan del Sur, y la delegada municipal del Ministerio de Educación en ese municipio turístico, Dorquis Muñiz, fueron destituidos por asistir a la inauguración de una escuela no oficial para adultos, en la que estuvo presente el escritor Sergio Ramírez como invitado especial.
La decisión punitiva fue catalogada por el escritor y expresidente de Nicaragua como “terror oscurantista” y “persecución”.