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Población LGBTIQ+ nicaragüense exiliada en Costa Rica se organiza para enfrentar la persecución y discriminación

Resisten y se acuerpan a través de organizaciones sombrillas en Costa Rica, y piden garantía de derechos para la población diversa

LGBTIQ+

Katherine Estrada Téllez

28 de junio 2023

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William Ramírez aún recuerda la última Marcha del Orgullo que vivió en Nicaragua. Fue hace cinco años, que la población LGBTIQ+ (lesbianas, gays, bisexuales, trans, intersexuales, queer y más) se convocó en Camino de Oriente. “Ese día logramos hacer el recorrido con mucho entusiasmo, pero también teníamos miedo por la represión que ya se vivía en el país”, describe Ramírez. 

Tres meses después se exilió en Costa Rica. "Nos hemos tenido que desplazar forzosamente a este país por la persecución del régimen orteguista hacia la población, aunque debo decir que la población LGBTIQ+ ha sufrido violencia desde antes, en temas de derechos humanos nos han excluido y nos hemos vistos desprotegidos aquí (Costa Rica) y allá (Nicaragua)”, enfatiza Ramírez.


La violencia física y psicológica que sufren en las calles e incluso sus hogares en Nicaragua, fue documentada en el estudio “Estado de la situación de los derechos humanos de la población LGBTIQ+ en Nicaragua”, presentado a finales de 2019 por la Red de Desarrollo Sostenible (RDS).

Tras la represión contras las protestas ciudadanas, el establecimiento del estado policial de facto y el cierre de los espacios cívicos y de organización, que incluye la cancelación de más de 3000 oenegés en Nicaragua, los derechos humanos se violan constantemente en Nicaragua, y la comunidad LGTBIQ+ es una de las más afectadas y vulnerables, en un país que también tiene una tendencia machista.

Ramírez indica que el incremento de la violencia y la falta de organizaciones que garanticen sus derechos esta provocando que la población LGBTIQ+ se desplace forzosamente. "Es por esto que nosotros desde el exilio debemos estar preparados para recibirles y que no se sientan solos”, manifiesta.

William Ramírez, desde que se exilió en Costa Rica, asiste a las marchas del Orgullo LGBTIQ+ para alzar su voz por los que no pueden marchar en Nicaragua. Foto: Cortesía.

“Ser exiliado y población diversa es un acto de resistencia”

En Costa Rica, a pesar de que existan ciertos avances en derechos para la población LGBTIQ+, “ser una persona exiliada y parte de la población diversa es un acto de resistencia”, valora Ramírez, ya que existen ciertos derechos básicos a los que no han podido acceder, en especial las personas trans. 

Las limitaciones comienzan con el limbo migratorio, más de 211 00 nicaragüenses han solicitado refugio y el porcentaje de aprobación no supera ni el 10% . “Hay muchas personas que no cuentan con una respuesta a su solicitud de refugio, otros no han podido renovar su permiso laboral, y sin trabajo las condiciones de integración digna se reducen”, comenta La Damaso Vargas, una chica trans, activista y feminista originaria de Managua que se exilió en Costa Rica en 2018.

Para las personas trans, las oportunidades laborales también son escasas. “Me ha pasado que he visto rótulos donde están buscando dependienta y cuando llegas a dejar el currículum te dicen: ‘no, no necesitamos’, y tienen el rótulo puesto en la ventana, entonces esas son formas de violencia estructural de la que no podemos escaparnos”, relata.

Como un dominó, se vienen presentando más trabas en la integración para las personas disidentes, otro de las situaciones que viven es el acceso a una vivienda digna. “Es complicado encontrar un lugar para vivir. Las mujeres trans somos las que más hemos vivido discriminación a la hora de buscar y al vernos sin oportunidades laborales o de vivienda solo quedan dos cosas: el sexo por sobrevivencia y la situación de calle”, explica. 

También menciona que el acceso a la salud, es otro tema que no solo afecta a las personas trans. “Acceder a la salud es caro, se vuelve un privilegio en Costa Rica, dejó de ser un derecho”, evidencia.

Organizaciones de respaldo

Mixtli, quien prefiere que la llamen así, agrega a la lista el tema de la salud mental. “Vivimos entre la incertidumbre del futuro y el duelo del exilio. Las personas sexualmente diversas, aunque nos cuesta aceptarlo, experimentamos mucha ansiedad y depresión”, comenta.

Mixtli es originaria de Masaya y en septiembre cumplirá cinco años solicitando refugio en Costa Rica. Comenta que integrarse al país ha sido difícil, pero que ha sobrellevado el exilio gracias a colectivos y organizaciones sombrillas que han servido de apoyo y guía. 

“Hace tres años atrás supe de Mesart, y comencé a formar parte de sus procesos y círculos de escucha, los que me ayudaron a conectar con mas personas sexualmenente diversas y tejer una red de apoyo”, se refiere a la Mesa de Articulación LGBTIQ+ en el exilio, la que se conformó en 2019 con el objetivo de acoger y acompañar a la población diversa nicaragüenses en sus procesos de integración en Costa Rica.

De fondo, La Damaso Vargas y Mixtli, en uno de los círculos de escucha que realiza Mesart con población diversa en Costa Rica. Foto: Katherine Estrada Téllez.

Ramírez, quien es parte de la coordinación de Mesart, comenta que diez personas activistas de la comunidad LGBTIQ+ forman parte del colectivo y han brindado asistencia en temas de ayuda humanitaria, asesoría migratorios y han hecho referencias a espacios seguros donde brindan asistencia de salud y apoyo psicosocial. 

Mesart ha realizado alianzas con Cenderos, ACNUR, IRCA Casa Abierta, Fundación Mujer, Servicio Jesuita para Migrantes y otras organizaciones que ayudan a las personas solicitantes de refugio o refugiadas para referir a su población. 

“Cualquier persona migrante o exiliada que llega a Costa Rica necesita orientación. Hemos visto la necesidad del acompañamiento y hemos comprobado que el exilio es más ligero desde la colectividad”, cuenta Ramírez.

A partir de julio tendrán un espacio físico en barrio Los Ángeles, en San José, para que las personas diversas exiliadas y migrantes que necesiten asesoramiento puedan abocarse.

IRCA Casa Abierta

A través de Mesart, Mixtli llegó a IRCA Casa Abierta, una organización que asiste a personas LGBTIQ migrantes y exiliadas que viven en Costa Rica. “Necesitaba capacitarme en temas de empleabilidad y emprendimiento, porque junto con mi pareja estoy creando mi propio negocio de comida y necesitaba herramientas”, indica.

Dennis Castillo, director de la organización, indica que el 80% de la población que asiste son nicaragüenses y que IRCA ofrece diferentes programas de formación y servicios esenciales de asistencia legal, veeduría social y ayudas humanitarias, enfocadas en salud, educación y trabajo.

“Que yo me diera cuenta de que mi proceso de refugio estaba engavetado es porque fui con una de las personas de IRCA a migración para dar seguimiento. Metimos recientemente una apelación para que la Unidad de Refugio revise nuevamente mi caso y estoy a la espera de respuesta”, explica Mixtli.

Vargas está en proceso del reconocimiento de la identidad de género en el DIMEX (Documento de Identidad Migratorio para Extranjeros) para la población trans. Este avance se decretó en diciembre de 2018 y permite que las personas trans extranjeras puedan tener un cambio de nombre y sexo dentro de su documento de identidad.

“De entrada no quería, porque en Nicaragua no es posible para las mujeres trans un cambio de nombre y sentía que para mí iba a ser un privilegio, pero con IRCA releí esta oportunidad y no me negué a mi derecho de tener la identidad que elijo”, reflexiona Vargas.

Mixtli y Vargas reconocen que el acompañamiento de organizaciones sombrillas como IRCA brindan soporte y respaldo al acudir a instituciones como la Dirección General de Migración y Extranjería, DGME, o la Caja Costarricense de Seguridad Social, CCSS. "Las instituciones te atienden con mayor respeto por el miedo a la denuncia", confiesa Vargas.

Desde el exilio, denuncia y trabajan por la “nueva Nicaragua”

Ramírez comenta que la situación de persecución que vive la población LGBTIQ+ en Nicaragua les preocupa y han creado desde Mesart un programa de contención dentro del territorio a través del acompañamiento psicológicos.

También están trabajando en una agenda política, ante cualquier posibilidad de reencauzamiento de la democracia en Nicaragua, que integre y garantice igualdad y paridad de derechos, sin discriminación alguna. “Así como todos los sectores políticos se están organizando, nosotros como población LGBTIQ+ debemos estar preparados”, menciona Ramírez. 

“No buscamos trato especial, sino que se reconozca que desde esa violencia social, construcción machista y patriarcal hay una restricción de algunos derechos para nosotras las personas diversas”, menciona Vargas, quien al igual que Mixtli forman parte de la creación de esta agenda política.

Mientras tanto, para conmemorar el día del Orgullo una delegación de personas diversas de nicaragüenses exiliados en Costa Rica tendrán un conversatorio en la Asamblea Legislativa con el Partido Frente Amplio para hablar de las historias de lucha y resistencia que las personas LGBTIQ+ experimentan dentro y fuera de Nicaragua.

Yasuri Potoy, coordinadora de Mesart, Victor Manuel Pérez, director de la revista informativa Intertextual Nic, Cristiana Huerta coordinadora del colectivo feminista Las Malcriadas y Almudena Mora, estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad de Costa Rica seran los ponente del conversatorio que se realizará a las 6:00 p. m. en la Sala de Prensa de la Asamblea Legislativa.

Potoy indica que como población disidente tienen expectativas altas de este encuentro. “Es primera vez que un partido de izquierda, nos permite denunciar las violaciones de derechos humanos que otro partido que se hace llamar de izquierda está realizando en Nicaragua. Estamos indignados por la forma que el dictador Ortega ha utilizado la figura de la población LGBTIQ+ a través de las campañas de gobierno”, haciendo referencia a la presentación de la Cartilla del derecho a elegir y el deber de respetar, que presentó el Ministerio de Salud en marzo de este año. “Claramente es una burla hacia la realidad de los derechos de la población de la diversidad sexual y de género que en Nicaragua siguen siendo violentados”, menciona. 

Por su parte, Pérez, comenta que este espacio también lo ocuparan para plantear las preocupaciones que la población LGBTIQ+ exiliada nicaragüense vive en Costa Rica y las limitaciones que enfrentan para integrarse de forma digna. 

“La intención también es crear un tejido de redes para Nicaragua y Costa Rica y que nos vean más allá del discurso presidencial, que ha generado más discursos de odio y xenofobia, que desde nuestras voces conozcan las realidades que vivimos las personas disidentes en este país”, concluye Huerta. 

El conversatorio será transmitido por la página de facebook de Intertextual.

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Katherine Estrada Téllez

Katherine Estrada Téllez

Periodista nicaragüense exiliada en Costa Rica. Se ha especializado en la cobertura de temas de migración, género y salud sexual y reproductiva. También ha trabajado en Marketing y Ventas y ha sido Ejecutiva de Cuentas.

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