26 de enero 2025

Con música y bailes arrancará la primera “Feria Pinolera” de 2025 en Costa Rica

PUBLICIDAD 1M
PUBLICIDAD 4D
PUBLICIDAD 5D
Todos los platillos típicos que se le antojen a un nica en San Francisco están en el restaurante ¡Oye Managua! abierto desde 2009
Fachada del restaurante nicaragüense ¡Oye Managua!// Foto: Cortesia
Los olores de la carne recién salida del asador, el “humito” de los sartenes donde se fríen las tajadas de plátano, el sazón del gallopinto recién preparado y la música en vivo que suena en el restaurante nicaragüense “¡Oye Managua!” atraen la atención de los nicas y ciudadanos de otras nacionalidades en la céntrica calle “Misión” en San Francisco, California.
El restaurante es propiedad de Gabriela Rivas, de 46 años y originaria de Managua. Ella llegó a Estados Unidos cuando tenía 22 años y comenzó a trabajar limpiando casas, descargando camiones y, por último, trabajó en algunos restaurantes, donde decidió que quería tener su propio negocio.
“Comencé a trabajar en un restaurante salvadoreño, acomodando clientes. Mi jefe me dijo que estudiara inglés, fui a la escuela y después que saqué el inglés aprendí a ser mesera. Trabajé en otros seis restaurantes y fui aprendiendo la base de los negocios y cómo funcionaban”, recuerda la nicaragüense.
“Muchas de mis compañeras que probaban mis platillos, me decían: ‘Tú cocinas rico, más adelante deberías de poner tu restaurante’. Así se fue dando la idea”, recuerda.
Nueve años después de haber llegado a los Estados Unidos, trabajó duro, ahorró disminuyó sus gastos y volcó todos sus recursos para cumplir un sueño que veía imposible en Estados Unidos.
La ubicación donde instalaría el restaurante ya lo tenía claro: en la calle “Misión”, por donde pasaba todos los días para ir a sus trabajos, y donde era difícil comer comida nicaragüense, a pesar de ser una zona donde la mayoría son latinos.
“La mayoría de la gente me preguntaba dónde podía comer comida nicaragüense, pero solo había un restaurante, en ese entonces. Por eso decidí abrir el mío”, relata la emprendedora.
Gabriela Rivas recuerda el primer día que abrió el restaurante en 2009. Ese día preparó de menú: salpicón, carne asada, lengua en salsa, carne desmenuzada, pero sólo llegaron unos 20 clientes, y todos eran de su familia.
“Es muy difícil abrir un restaurante en Estados Unidos, los permisos son demasiados caros. Pasé un año que no vendía ni para pagar la renta, gasté todos mis ahorros, empeñé mis prendas, presté a familiares y amistades para seguir manteniendo mi negocio”, subraya.
“La clave está en el esfuerzo y sacrificio. Algunos familiares me dijeron que cerrara, porque no me estaba dando dinero, pero seguí insistiendo, porque yo tenía el sueño de que el restaurante se iba a dar a conocer poco a poco, pero los negocios no se dan de un día para otro, son dos años o tres años para que la gente te vaya conociendo”, detalla.
En total invirtió unos 180 000 dólares. Fueron todos los ahorros que logró juntar desde que llegó a los Estados Unidos. “Me propuse ahorrar, era de las personas que ahorraba, tres años no compré un par de zapatos, no sabía nada de una tienda”, narra.
Su esfuerzo y años de trabajo tenían una misión: tener su propio negocio familiar, llevar un pedazo de Nicaragua a quienes están lejos de su país, y reconectar con sus raíces.
En la actualidad, el restaurante tiene un total de 14 trabajadores: 12 son nicaragüenses y los otros dos son salvadoreños. Los fines de semana llegan a atender a unos 400 clientes. En ocasiones los comensales deben hacer fila para probar la comida nicaragüense de “¡Oye Managua!”. Este restaurante es un referente de comida nica en la calle “Misión”.
“Carne asada con gallopinto, tajadas con queso, enchiladas, sopa de mondongo, carne desmenuzada, salpicón, churrasco, moronga, cualquier postre o platillo nicaragüense que se le ocurra a un nica” en los Estados Unidos lo puede encontrar, asegura Gabriela Rivas.
La sazón del restaurante viene del recetario familiar. “Mi familia ha sido comerciante, mis tías y mi abuela vendían. Toda mi familia ha sido negociante, venimos de familias de negocios. Tal vez no de comida pero sí de comercio. Nos gusta comerciar”, sostiene.
El menú del restaurante es variado. Ofrecen desayunos nicaragüenses, platos fuertes; carne asada, fritanga, sopas, indio viejo, nacatamal, y todos los postres típicos. Los precios de los desayunos rondan los nueve dólares y los platos fuertes unos 15 dólares.
“Nuestro plato más famoso se llama ‘María Elena’ es una combinación de todas las fritangas de Nicaragua. Tiene cerdo, carne y pollo asado, tajadas maduras y verdes, gallopinto, queso frito y ensalada. Es un plato bastante grande, para dos personas”, describe.
“¡Oye Managua! tiene un ambiente familiar, decoración y música nicaragüense. Hemos creado un rincón de nuestra tierra”, cuenta Rivas.
Además, el restaurante tiene un puesto de artesanías, trajes típicos, banderas de Nicaragua, pinolillo, llaveros, gorras, souvenirs, calzado hecho por artesanos, repostería. Cada semana el minimercado es surtido con productos que se traen desde Nicaragua.
“Para mí es un orgullo la comida nicaragüense –destaca Rivas–. Mi comida son mis raíces e intento mantener esas tradiciones y raíces en el restaurante. Es un orgullo para mí y para mis hijos nacidos en este país mantener esa tradición”.
PUBLICIDAD 3M
Confidencial es un diario digital nicaragüense, de formato multimedia, fundado por Carlos F. Chamorro en junio de 1996. Inició como un semanario impreso y hoy es un medio de referencia regional con información, análisis, entrevistas, perfiles, reportajes e investigaciones sobre Nicaragua, informando desde el exilio por la persecución política de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
PUBLICIDAD 3D