Los nicaragüenses en Estados Unidos se apresuraron a enviar remesas durante el primer cuatrimestre de 2025 ante las amenazas de deportación y el inminente impuesto del 3.5% que está pendiente de aprobación en el Senado, el cual es “discriminatorio” y una “segunda carga tributaria”, explica el politólogo nicaragüense Manuel Orozco.
El comportamiento positivo de las remesas en los primeros meses del año es algo “excepcional”, advierte Orozco, investigador en temas de migración, remesas, y desarrollo, en el Diálogo Interamericano.
Los migrantes en EE. UU. sintieron “temor de ser deportados” y “enviaron todos sus ahorros” a su país de origen. En los meses siguientes, cuando se hayan acabado los ahorros y con el arancel que está pendiente de aprobación, “observaremos un comportamiento diferente”, continuó Orozco.
El nuevo impuesto del 3.5% a las remesas que los inmigrantes envían a sus países de origen es parte del plan fiscal y presupuestario impulsado por el presidente Donald Trump, aprobado por el Congreso de EE. UU. el 22 de mayo de 2025. Actualmente se encuentra en el Senado pendiente de aprobación.
Este arancel del 3.5% se aplicaría a los envíos hechos por toda persona extrajera independientemente de su condición migratoria, ya sea inmigrante indocumentado, con residencia permanente, visas de trabajo o amparados con cualquier beneficio migratorio. Solamente los ciudadanos estadounidenses estarían exentos del gravamen.
Impuesto para extranjeros
Orozco ha denominado este impuesto del 3.5% como “foreign born tax, (el impuesto al extranjero)”, debido a que en su aplicación “hay un elemento discriminatorio”.
“Hubo un debate en el plenario (del Congreso) en donde se hablaba básicamente de hacerlo como un intercambio entre aquellos migrantes ilegales y la protección de la frontera. Sin embargo, la ley abarca a todos, seas legal o ilegal, tienes que pagar el impuesto”, comentó Orozco.
Agregó que “no existe justificación legal” para la imposición de este arancel a las remesas, pero comenta que algunas personas —que no son del Congreso o de la Administración Trump— han mencionado la “justificación real”, se trata de “un instrumento para desmotivar la migración”.
El doble pago de impuestos
Para Orozco, la imposición de este impuesto del 3.5% a las remesas es un tipo de “doble imponibilidad” o doble pago de impuestos, debido a que las remesas son “transferencias de ingresos remunerados”. Es decir, el dinero que se obtiene del trabajo de los migrantes en EE. UU., el cual ya paga impuestos en ese país.
Además, continúa el experto, “más de dos tercios de los inmigrantes indocumentados (en EE. UU.) pagan impuestos”. El porcentaje de quienes no pagan impuestos es mínimo y este nuevo arancel será aplicado sin importar la condición migratoria de las personas.
Según estimaciones de Orozco, unos 50 millones de inmigrantes, que ya pagan impuestos en Estados Unidos, se verían afectados por la nueva tasa.
“Si la lógica era cobrar porque es un impuesto no cobrado, tendría sentido. Sin embargo, la lógica con que se está haciendo es por ser extranjero”, subrayó Orozco.
Agregó que hay “mucha inconsistencia” entre la razón de ser de la ley y la intención real que se oculta, pero que es “desincentivar la migración, haciendo saber a quien quiera emigrar que enviar dinero va a ser caro”.
El doble pago de impuestos también ha sido señalado por el secretario de Hacienda de México, Edgar Amador Zamora, quien cuestionó la legalidad del impuesto propuesto por EE.UU., al considerar que grava ingresos que ya fueron tributados.
“Volver a gravar con un impuesto la renta disponible podría tipificarse como doble tributación y probablemente incumpliría el tratado para evitar la doble tributación que existe entre México y Estados Unidos”, afirmó Amador en una rueda de prensa.
El funcionario mexicano señaló que más del 94% de las remesas se realiza por medios electrónicos trazables y si se impone este impuesto, el costo podría recaer sobre el consumo en EE. UU., ya que “probablemente lo que puede ocurrir es que vayan a mandar dólares adicionales, lo cual disminuiría el ingreso disponible para los consumidores en Estados Unidos”.
Remesas subieron 22% en el primer cuatrimestre de 2025
Datos del Banco Central de Nicaragua (BCN) indican que, entre enero y abril de 2025, llegaron a Nicaragua 1943 millones de dólares en concepto de remesas familiares, un 22,2% más que en el mismo período del año pasado, cuando el país recibió 1590 millones de dólares en remesas.
Del total de remesas recibidas en el primer cuatrimestre de 2025, el 84%, equivalente a 1632,2 millones de dólares, provino de Estados Unidos. Le siguen Costa Rica con el 7,3%, que corresponde a 141,1 millones, y España con el 5,4%, estimado en 104,8 millones de dólares.
Nicaragua captó un nuevo récord de 5243,1 millones de dólares en concepto de remesas familiares en 2024 que representaron un 26,62% de su producto interno bruto (PIB), de los cuales 4340 millones de dólares (82,8%) provinieron desde los Estados Unidos, según cifras del BCN.
Impuesto a remesas de EE. UU. disminuirá el flujo
De acuerdo con Orozco, el impuesto que está pendiente de aprobación en el Senado estadounidense podría reducir hasta en un 10% el flujo de remesas provenientes de Estados Unidos a Nicaragua en 2026, disminuyendo el consumo privado, y provocando una reducción del 1% en el Producto Interno Bruto del país.
Explicó que las personas generadoras de remesas pagan un costo de envío estimado en el 3% sobre la cantidad enviada, en dependencia de la empresa utilizada. Al sumarle el impuesto del 3.5%, el costo del envío se elevaría hasta el 6.5% aproximadamente.
Si se aprueba este impuesto “muchos migrantes tendrían que optar por enviar menos dinero para pagar menos impuestos y también para ahorrar un poco”, comentó Orozco.
Para un país como Nicaragua, donde la dependencia de la remesa sobre el consumo privado es altísima, el efecto de este impuesto sería “altísimo”, comentó el especialista. “Más del 30% del consumo privado del país es de remesas y la economía nicaragüense es en el 80% consumo privado”, agregó.
Con información de EFE.