7 de diciembre 2018
La muerte de Jorge Enrique Pizano, testigo clave en la investigación de una denuncia de corrupción en Colombia, y el envenenamiento con cianuro de su hijo Alejandro, dos días más tarde, dejaron un hueco de mil millones de dólares en la fortuna de Luis Carlos Sarmiento, fundador del conglomerado bancario más grande de Colombia, el Grupo Aval, y propietario de BAC Credomatic Centroamérica.
Según el servicio especializado en noticias económicas y financieras Bloomberg, la fortuna de Sarmiento se ha reducido en la medida en que avanzaban las investigaciones sobre Odebrecht, el gigante brasileño de la construcción, y algunos de sus antiguos socios, incluyendo el Grupo Aval Acciones y Valores SA, propiedad de Sarmiento.
Las acciones del Grupo Aval se desplomaron 27% este año, con lo que su valor bursátil se desplomó para quedar en un poco más de 10 300 millones de dólares en la segunda quincena de noviembre. Con esto acumula una pérdida de más de 2000 millones de dólares en el Índice de Multimillonarios de Bloomberg.
Ese desplome se considera el peor desempeño entre los 20 bancos más grandes en América Latina. En contraste, las acciones en Bancolombia, el principal competidor de Aval, subieron 2% en el mismo período.
Pizano, auditor de una de las compañías de Sarmiento, advirtió sobre la existencia de pagos sospechosos por parte de Odebrecht en 2013. En las semanas anteriores a su muerte, Pizano se mostró preocupado por su seguridad, por lo que buscó refugio en Estados Unidos, donde habría entregado pruebas de pagos irregulares a periodistas y al FBI.
Dos muertes imprevistas
De forma imprevista, el auditor murió el ocho de noviembre, a causa de un ataque al corazón, según la oficina de Medicina Legal de Colombia. Su hijo Alejandro, quien viajó desde España para asistir al funeral, murió dos días después envenenado con cianuro, en circunstancias que siguen siendo misteriosas.
Después de la muerte de padre e hijo, la venta de las acciones de Aval se intensificó.
Uno de los contratos que resultaron sospechosos para Pizano, implicaba un pago de 2.7 millones de dólares, enviado a través de Nueva York a un banco en Panamá, en un contexto en el que Corficolombiana, una subsidiaria de Aval, se asoció con Odebrecht para construir un tramo de la Ruta del Sol, de casi mil kilómetros de largo, que conecta el centro de Colombia con la costa del Caribe.
La sociedad se liquidó después que Odebrecht admitiera haber pagado un soborno para ganar el contrato, en un comportamiento que la brasileña repitió a lo largo de más de una decena de países del continente.
Pese a que en el tercer trimestre de este año, el ingreso neto de Aval creció 79% con respecto al mismo periodo del año anterior, ese sólido desempeño se ha visto eclipsado por los riesgos creados por las investigaciones, en especial cuando el FBI se involucró.
Ahora se conocen audios que Pizano grabó en secreto, de sus conversaciones con Néstor Humberto Martínez, un antiguo abogado del Grupo Aval, que hoy funge como fiscal general de Colombia. En las grabaciones, Pizano expresa su preocupación por los pagos irregulares. Martínez se defendió diciendo que él transmitió las preocupaciones de Pizano al propio Luis Carlos Sarmiento.
De 10 000 pesos a 14 200 millones de dólares
*La compra del BAC en 2010
Luis Carlos Sarmiento es el dueño de la mayor fortuna colombiana. El origen de su capital se remonta a los años cincuenta, cuando recibió una remuneración extraordinaria de 10 000 pesos por hacerse cargo de la liquidación legal de la empresa Santiago Berrío y Cía., dinero que usó para comenzar su propia empresa de construcción.
Desde ahí, sus recursos crecieron al punto que pudo aumentar el tamaño de sus empresas, y adquirir otras dedicadas a rubros distintos, lo que le permitió construir un conglomerado en el que destacan AV Villas; Banco de Bogotá, Banco de Occidente y Banco Popular.
Posteriormente invirtió en empresas de comunicación, empresas navieras, de gas, de bebidas embotelladas, de pinturas, centros comerciales, constructoras, fondos de pensiones, minas, agroindustria, hotelería, lo que le permitió amasar una fortuna que Bloomberg calculaba en 2,400 millones en marzo de 2009, y logró su pico en marzo de 2014, con 14,200 millones de dólares.
En 2010 el Grupo Aval, de su propiedad, compró en 1,900 millones de dólares el Banco de América Central (BAC), a la sazón propiedad de General Electric Financial Consumer, siendo Carlos Pellas el principal socio minoritario.
Fuentes vinculadas a la transacción revelaron que el millonario nicaragüense pretendía quedarse con el 10% de las acciones, ofreciendo a Sarmiento a cambio su acceso directo al despacho presidencial de Daniel Ortega, pero el magnate colombiano abrió una línea directa de contacto con Ortega, y al final compró la totalidad de las acciones, evidenciando que Pellas era prescindible en su operación.