21 de abril 2022
La decisión de la Administración de Joe Biden de excluir a Nicaragua de la reasignación de la cuota azucarera es un mensaje político, más que una acción técnica tomada por un burócrata en Washington, opinan tres expertos en las relaciones entre Estados Unidos y Centroamérica, consultados por CONFIDENCIAL.
El 15 de abril, la oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos, (USTR, por sus siglas en el original en inglés), publicó la lista de países a los que había otorgado una parte de la cuota adicional de 201 551 toneladas métricas de azúcar. Toda Centroamérica (hasta Belice y Panamá), están ahí, pero no Nicaragua.
“Este es un mensaje simple y directo: habrá consecuencias en las relaciones entre ambos países, por la farsa electoral del 7 de noviembre, por los presos políticos, cuyo número sigue creciendo, y son torturados en las celdas de El Chipote”, aseguró el jefe de gabinete del director del Woodrow Wilson Center, Eddy Acevedo.
“El sector privado debe ponerse a pensar que, así como le quitaron esta reasignación a los azucareros, también se la pueden quitar a otros productores” añadió. Un empresario privado dijo a CONFIDENCIAL, desde la seguridad del anonimato, que ellos entendieron el mensaje, por lo que hay preocupación por lo que podría pasar, si afectan las cuotas de carne, maní, textiles, puros, etc.
“¿Que pasa si deciden imponernos un boicot de facto, y dejan de comprarnos ron o café?”, dijo por su parte un líder gremial, quien señaló que esto limitaría más el desarrollo de la iniciativa privada, que ya tiene muchas preocupaciones por los altos precios de la electricidad, los combustibles, los agroquímicos…
“Este es un mensaje para la dictadura, pero también para el sector privado, que por mucho tiempo colaboró con el régimen, dándole la espalda al pueblo… y todavía tienen muchas decisiones que tomar en ese sentido”, advirtió Acevedo.
En Nicaragua hay cuatro ingenios azucareros. Todos privados. Dos de propiedad nacional; uno de capital colombiano, y otro guatemalteco. También hay 800 productores privados, que entregan su caña a esos ingenios. “El Gobierno no siembra, cultiva ni procesa caña. Tampoco exporta azúcar. Todo eso lo hacen los privados, así que el Gobierno ni se dará por enterado, y aun si llegaran a perder ingresos por una hipotética disminución de las exportaciones, les basta con imponer más reparos a las grandes empresas, o aumentar el IVA del 15%, al 17%”, dijo el líder gremial.
“Entiendo que quieren ver a los empresarios haciendo más, tomando la iniciativa, pero ¿qué más puede hacer el sector privado… como más puede involucrarse?”, añadió.
Aunque no se puede saber cual es el monto de la afectación al sector azucarero -porque el tamaño de la cuota es variable- sí es posible calcular que si el país hubiera recibido la cuota de 5000 toneladas que se le asignó el pasado año fiscal, a los precios actuales, las exportaciones habrían crecido en 3.6 millones de dólares, de los que 1.6 millones, corresponden al sobreprecio con que Estados Unidos ‘premia’ a los países que proveen este dulce contingente.
Tres preocupaciones estadounidenses
Si bien la crisis política nicaragüense incentiva a la Administración Biden a tomar acciones en contra de la cúpula del régimen de Ortega, hay otros elementos que les afectan mucho más, y resultan en extremo determinantes a la hora de tomar decisiones: el aumento en el número de migrantes nicaragüenses llegando a sus fronteras, así como la existencia de la estación terrena de satélites que la Federación Rusa opera en Managua.
“Esa es la ‘base rusa’ más cercana a Estados Unidos, así que a Washington le motiva la existencia de esa base, las acciones de una tiranía que violenta los Derechos Humanos, pero también, la llegada de miles de nicaragüenses a sus propias fronteras”, detalló Acevedo.
El experto consideró “muy frustrante” lo que pasa en Nicaragua, detallando que, por mucho tiempo, los analistas dentro del Departamento de Estado se basaron en el escaso número de nicas llegando a sus fronteras, como parámetro para decidir cómo tratar al régimen, pero eso cambió a partir del primer trimestre de 2021, cuando el número de migrantes dejó de contarse por cienes, para pasar a formarse por miles.
“Las noticias sobre los abusos contra los Derechos Humanos impactan en Washington, pero ver tantos cubanos, venezolanos y nicaragüenses llegando a las fronteras, les indica que deben hacer más en contra del régimen. Es por eso que con mis colegas en el Departamento de Estado y en el Congreso, estamos impulsando un aumento en las sanciones en contra del régimen”, advirtió.
“Canadá parece tener más sanciones en contra del Gobierno de Ortega, que el propio Estados Unidos”, aseveró asegurando que la Administración Biden “tiene que ser más fuerte, y enviar señales más claras, porque de lo contrario, ¿cuál es el mensaje a otros presidentes en Centroamérica, si Ortega puede violar los Derechos Humanos sin pagar ningún tipo de consecuencias?”, cuestionó.