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Crisis de la industria del camarón: Cierran empresas y granjas

Se prevé una caída acumulada de 63.6% entre 2022 y 2024, según los datos oficiales. Muchos quedan en desempleo y buscan otros oficios

camarones Nicaragua

Foto: Cortesía | Confidencial

Iván Olivares

14 de junio 2024

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La caída sistemática en la producción de camarón de cultivo en Nicaragua, que comenzó en 2023 y continúa en 2024, ha motivado el cierre de granjas camaroneras en el Pacífico del país, y obligado a quienes trabajaban ahí como empleados o como empleadores, a buscar otras labores que desempeñar para alimentar a sus familias.

En 2022, en Nicaragua se produjeron casi 69.5 millones de libras de camarón, pero en 2023 hubo una caída de 27.4 millones de libras (39.4%), para cerrar ese año en 42.1 millones, según datos del Banco Central de Nicaragua (BCN). Tal comportamiento ya era evidente desde noviembre de 2023, cuando las estadísticas cortadas al mes de agosto reportaban una caída de 39.5%, que apenas sí varió al añadirse los datos del tercer cuatrimestre.


La previsión para 2024, presentada en el Plan Nacional de Producción, Consumo y Comercio, es que la producción caerá otro 39.9% para cerrar en 25.3 millones de libras. De cumplirse la previsión, implicaría una disminución acumulada de 63.6% en apenas dos años. El Plan Nacional de 2023 también preveía disminución en la producción de camarón del país.

¿Por qué cae la producción de camarón de cultivo en Nicaragua?

La explicación de ese fenómeno incluye razones climatológicas, impositivas, políticas, y de comercio global, que llevaron a muchos, como Benjamín, un productor chinandegano que accedió a hablar con CONFIDENCIAL bajo promesa de anonimato, a reducir en 75% sus áreas de cultivo, mientras complementa sus ingresos dedicándose a labores de transporte.

“Tengo la granja semiabandonada, con problemas en la bomba y el motor. Como todo sube de precio, ya no me ajusta para hacer el ciclo de cultivo completo”, dijo. Agregó que decidió comprar ocho quintales de alimento para sembrar dos hectáreas, encontrando que el quintal que antes compraba en 35 dólares, ahora le cuesta 60 dólares. Es decir, un 71.4% más caro.

Valora que quizás no importaría si las empresas acopiadoras hubieran actualizado los precios en una proporción similar, pero no es el caso. Benjamín relata que los precios no han variado mayor cosa: la talla 91 la siguen pagando en 60 córdobas la libra. Esa unidad de medida significa que hay 91 colitas, sin cabeza, por cada libra. La talla 81 se paga en 65 córdobas. La 51, como en 70 o 75 córdobas, y la 51 andaba como en 100 córdobas. A esto se suma el hecho que, cuando entrega el producto, la planta procesadora les cobra el impuesto sobre la renta, un impuesto municipal, y el costo por maquila.

Alimento para camarón más caro

El 27 de febrero de 2023, la representación en Nicaragua de la multinacional estadounidense de alimentos, Cargill, informaba a su clientela que el gubernamental Instituto de Protección y Sanidad Agropecuaria (IPSA), les había notificado la cancelación de los registros sanitarios de sus marcas de alimentos para camarón.

De paso, también les suspendía la autorización necesaria para “elaborar alimentos para camarón medicados y no medicados, en la planta ubicada en Nicaragua, hasta que se ejecute separación total de línea”. Aunque en ese momento dijeron que estaban “buscando las mejores alternativas a corto plazo para solventar este tema con las autoridades correspondientes”, lo cierto es que más de 16 meses después, todo sigue igual.

Igual para Cargill, pero peor para los productores de camarón de granja, que ahora tienen que importar desde Honduras el alimento para sus animales, lo que también explica que deben pagar más por un quintal de lo mismo.

“El precio [del alimento para camarones] se le subió mucho a las granjas que tienen que comprarlo en Honduras, así que este ciclo también será muy malo para el país, porque las camaroneras más grandes no sembraron este año”, dijo otro productor chinandegano, que accedió a hablar bajo anonimato, y ahora trabaja como empleado en un restaurante.

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CONFIDENCIAL también habló con un comerciante que, desde Honduras, provee de materiales para acuacultura, a las camaroneras que aún siguen en pie. “Yo puedo decirle que sí hay escasez de alimentos en el país”, aseveró, y aunque hay empresas que los importan desde Perú, Guatemala y Ecuador, “el alimento llega muy caro a Nicaragua: entre 58 a 60 dólares el quintal, (cuando hace apenas dos años costaba 38), y muy raquítico, con muy poco alimento”, detalló.

El resultado es que está vendiendo cerca del 15% de lo que antes vendía porque, “como todos sabemos, los precios actuales no dan para comprar la logística completa para la producción, porque no hay precios para después competir en los mercados”, comentó. Agregó que esto es parte de una crisis mundial de precios del camarón, que también ha afectado las ventas en Honduras y Guatemala porque “esto no es local, sino global”.

Explicó que el comportamiento del cultivo del camarón en Honduras es similar al de Nicaragua, con la diferencia que una mayor proporción de la producción que tiene ese país se vende en los mercados locales, lo que ofrece una salida adicional al producto “pero aún así, las ventas andan como en un 50%”.

La debacle del camarón de cultivo en Nicaragua

Hubo una época en la que cultivar camarón en Nicaragua era una opción tan buena, que el sector crecía cada año, hasta redondear unas 20 000 hectáreas, según datos ofrecidos por Benjamín, quien delimita esa época de 2010 a 2014, cuando “se creció un poco. No en gran escala, pero sí un poco, y de ahí para acá, muchas granjas han venido cerrando”.

Las cosas cambiaron a partir de 2015 cuando, “en vez de haber desarrollo y crecimiento, lo que hubo fue problemas de mortalidad, en parte, por el cambio climático, que causó lo que nosotros llamamos heladas”. Añade que las enfermedades causadas por virus —que afectan a seres tan frágiles como los camarones— con la consecuencia de que “a veces se moría más del 50% de las larvas. Mucha gente fue cerrando, y otros vendieron a los más grandes”.

Relata también el desastre en que se encuentran ahora, pues “después de 2018 hubo una gran caída, con el cierre de la mayoría de las granjas grandes”. “Algunas —agrega— han quedado trabajando con pocas pilas; ya no hay laboratorios de larvas donde uno pueda comprar en Nicaragua, y hay que importar de Honduras, tanto el alimento como las larvas”.

La previsión incluida en el Plan Nacional de Producción, Consumo y Comercio, que adelanta una caída de 39.9% para 2024, cerrando en 25.3 millones de libras, parece ir viento en popa, camino a su triste cumplimiento, tal como lo confirman las estadísticas oficiales del BCN.

La comparación de los datos del primer trimestre de 2024, con respecto a igual período de 2023, muestran una caída que solo se profundiza mes a mes. Si los 3.6 millones de libras cultivados en enero representaban una caída de 36.5% con respecto a los casi 5.6 millones cosechados un año antes, los datos de febrero y marzo solo se hundieron cada vez más.

En febrero se cosecharon 1.7 millones libras, lo que fue 44.8% de los 3.1 millones de libras de febrero 2023 mientras que, en marzo, el desplome fue de 54.3%, con lo que el trimestre cerró con un déficit de 4.9 millones de libras, lo que es 42.96% menos que los 11.4 millones de libras del primer trimestre del año anterior, que ya era inferior al primer trimestre de 2022.Aunque confía en que el negocio del transporte le permitirá seguir solventando las necesidades de su familia, Benjamín no renuncia a seguir intentándolo, aunque sea a pequeña escala. “Lo que tenemos no es mucho: son solo dos hectáreas de las ocho que tenía —reiteró—, pero tengo que probar”.

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Iván Olivares

Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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