25 de marzo 2019
El ciclo agrícola está “a la vuelta de la esquina”, y los bancos no están ofreciendo financiamiento, mientras el impacto de la reforma tributaria encarece los costos de todos los insumos.
El pleno de la cadena agropecuaria del país lanzó un grito de alarma, y alertó ante lo que se avizora: mayor pérdida de empleos, cierre de empresas, menores exportaciones, aumento de precios, hambre y pobreza.
Michael Healy, presidente de la Unión de Productores Agropecuarios de Nicaragua (Upanic), explicó qué está en juego: si el año pasado solo se sembraron 1.7 millones de manzanas, se corre el riesgo de que este año, el país se quede muy lejos de esas cifras.
“Estas medidas afectan al sector, pero también al consumo interno”, porque los ciudadanos “van perdiendo poder adquisitivo”, y lo pierden por completo cuando son lanzados al desempleo.
Basado en estadísticas nacionales, el productor señaló que “si antes de abril se necesitaban 2.5 personas trabajando en el hogar para poder adquirir la canasta básica, hoy serán entre 3 y 3.5 personas para lo mismo”.
En vez de eso, calcula que hay entre 280 000 a 300 000 empleos perdidos, muchos de ellos en el sector agropecuario, que representa alrededor del 36% del empleo nacional. El resultado es que, en vez de haber más gente trabajando, hay menos. En promedio, “solo hay 1.5 personas trabajando por hogar”, detalló.
La situación planteada es especialmente grave en un país con una economía como la nicaragüense, en donde la agricultura se considera una actividad fundamental en términos de generación de empleo, producción de alimentos, y de comodities para los mercados internacionales: el país exportó 1700 millones de dólares en productos agropecuarios en 2018.
Sin crédito para ciclo agrícola
Economistas de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) indican que los bancos no se “pueden dar el lujo de dar crédito”, porque deben tener suficiente liquidez para satisfacer potenciales demandas de retiro de depósitos.
Los depósitos en los bancos comerciales cayeron un 20% en 2018, respecto a 2017. A diciembre de 2018, los depósitos en el sistema financiero nacional ascendieron a 127 434 millones de córdobas.
“El ciclo agrícola es el ciclo económico de Nicaragua. Paralizarlo o desatenderlo, es entorpecer la posibilidad de reacción de la producción agrícola, que afecta a dos años calendario”, declaró Néstor Avendaño, presidente de Consultores para el Desarrollo Empresarial (Copades).
El economista explicó que a los problemas que ya sufre ese rubro, se añade el impacto que causa la decisión de la banca de reducir la concesión de préstamos, porque estos se financian con los depósitos, que comenzaron a menguar casi desde el inicio de la crisis.
De manera específica, señala que la reforma tributaria elevó las tasas a las importaciones de insumos, maquinaria y equipos necesarios para el agro. Al elevarse los costos de producción y restringirse el crédito, “puede paralizarse el ciclo”, con el riesgo adicional de las sanciones financieras estadounidenses y europeas, que podrían paralizar la inversión pública.
Todo eso puede repercutir en un desplome, una gran depresión económica, producto de una caída del 20% del PIB en este año, lo que implicaría tasas de desempleo abierto, que afectarían fácilmente al 60% a 70% de la PEA, mientras que los índices de pobreza pasarían del 30% al 60%, detalló Avendaño.
Irónicamente, entre las buenas noticias, está que “no habría inflación, porque no habría suficientes córdobas circulando en el mercado. El desplome de la producción exportable elevaría el déficit comercial, y la única fuente segura para financiar ese déficit, serían los 1600 millones de dólares en remesas familiares, siempre y cuando Estados Unidos no decida entorpecer el flujo
Castigo a la ganadería
Históricamente, el café y la ganadería son dos de los principales rubros de exportación del país, y grandes generadores de empleo, y de alimentos para el consumo local.
Los golpes de la implementación de la reforma tributaria y a la Seguridad Social, más el incremento de la factura de electricidad y el alza constante en el costo de los combustibles, tiene a las empresas contra las cuerdas, sin importar si son urbanas o rurales.
El sector ganadero lidera la alarma agropecuaria, porque “las disposiciones del Gobierno nos afectan grandemente en el campo. En poco tiempo el daño será mayor y más grave, y ya no se podrá hacer nada”, explicó el productor ganadero Rafael Martínez.
La ganadería es el mayor rubro de exportación, con presencia en todo el país, lo que significa que las afectaciones se sentirán en todo el territorio, con especial fuerza entre los pequeños ganaderos, que son un generador importante de empleos.
Martínez detalló que solo el 10% de los ganaderos pueden catalogarse como ‘grandes’, mientras un 30% son ‘medianos’, y un 60% son ‘pequeños’, desmontando la tesis oficial de que la reforma tributaria solo afecta a los grandes empresarios.
“Tenemos amenazas tremendas, porque el pequeño productor tendrá que vender su vaca para resolver su necesidad primaria de alimentarse o asegurar su salud, y la vaca vendida no se repone, así que esto representa una amenaza muy seria para la ganadería”, aseguró.
La previsión indica que, de cumplirse este escenario, existe riesgo de un aumento de la pobreza y de la delincuencia, “mientras la Policía Nacional está concentrada en agredir marchas”, comparó.
Y el café peor
El rubro cafetalero, que ya vivía un calvario desde antes del inicio de la crisis socioeconómica que agobia al país, ve alargar su sufrimiento debido al ansia recaudatoria del régimen.
“El sector tiene una situación difícil en término de precios internacionales: ahorita se está vendiendo el quintal en 95 dólares, cuando el año pasado se vendió en 140, en un contexto en el que producirlo cuesta 150 dólares, o sea que pierde 55 dólares por quintal”, explicó José Ángel Buitrago, presidente de la Asociación de Exportadores de Café de Nicaragua (Excan).
A los precios actuales, el gremio prevé una pérdida de 90 millones de dólares, incluso si llegan a obtener el mismo volumen de producción que el año pasado. La posibilidad de que bajen los rendimientos y solo se obtengan 2.8 millones de quintales, en vez de los 3.1 millones de quintales el año pasado, representará una pérdida de 120 millones a 127 millones de dólares.
Al problema del bajo rendimiento del rubro, se suma el del desempleo (Buitrago calcula que ya se han perdido unos 60 000); la falta de financiamiento, el alto precio de los insumos, y la caída de los precios internacionales, augurando un ‘efecto dominó’ sobre toda la economía.
“Sin arreglo, se pone en peligro el ciclo agrícola 2019 - 2020. Sin acuerdo, vamos a la catástrofe, y el país no aguanta otra situación como esta”, sentenció.
Migración, y la llegada de “El Niño”
El sector productivo emplea un millón de personas y generó 2645 millones de dólares en 2018, cuando solo disminuyó 1.1%. Esa fortaleza será puesta a prueba cuando las empresas tengan que operar sin el crédito del 1.5%, que restringe su competitividad, medida que consideran “confiscatoria, porque para sobrevivir tendremos que usar nuestro patrimonio”, opinó Guillermo Jacoby, presidente de la Asociación de Productores y Exportadores de Nicaragua (APEN).
El sector está preocupado porque las sanciones estadounidenses y el deterioro de la economía, sirvieron de incentivo para detener las inversiones 2019. “La posibilidad de que se revise el Cafta, y las declaraciones de los parlamentarios europeos, acerca de la posible expulsión del Acuerdo de Asociación con Europa, desincentiva cualquier inversión a corto plazo”, dijo.
Jacoby señala que la falta de crédito, y de mano de obra experta, (por la alta migración), más la llegada de ‘El Niño’, y la toma de tierras productivas a productores experimentados, se sentirá en la recolección de algunas cosechas, y afectará los rubros exportables. Además, alertó sobre la posibilidad de pérdida de contratos, por el deterioro de la imagen del país.
Su proyección para 2019 es que el país exportará 5% a 10% menos que en 2018, o sea entre 200 millones a 300 millones de dólares menos. “El impacto será enorme”, vaticinó.
Entre los productos más afectados, el presidente de APEN mencionó al azúcar, cuyo precio internacional disminuyó en 7%; camarón -3%; café —que ya estaba deprimido— cayó -9%. “Ocho de nuestros primeros diez productos de exportación, tienen precios menores”, detalló.
Otros rubros, como la okra y el maní, también están en riesgo de catástrofe, si se mantiene la decisión recaudatoria de aplicar a rajatabla la reforma tributaria y a la Seguridad Social, y no se logra un acuerdo político serio.
(Con la colaboración de Juan Carlos Bow)