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Adiós a Tumarín: no hay plan rescate

Demandan luz verde para otros proyectos de energía renovable y nueva rebaja de tarifa.

Enterprise level Tumarín. Archive / Confidencial

Iván Olivares

14 de marzo 2016

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Si las dos empresas brasileñas dueñas de la central hidroeléctrica Tumarín no invierten para salvar el proyecto, nadie lo hará. Ni Albanisa. O Albanisa menos que nadie, dado que la empresa de capital mixto venezolano nicaragüenseno está en capacidad de rellenar el inmenso ‘hueco financiero’ que carga Tumarín, además de mantener la obligación de inyectar US$1,100 millones para ejecutar la obra.

“La obra cuesta US$1,100 millones, y necesita US$300 de Eletrobras y Queiroz Galvão para arrancar. Dada la situación en Brasil está difícil que pongan esa suma. En especial, que Eletrobras ponga US$150 millones para invertirlos aquí”, dijo César Zamora, presidente de la Cámara de Energía de Nicaragua (CEN), al ser entrevistado junto a Gabriel Pasos, directivo de la Cámara de Industrias de Nicaragua (Cadin), para el segmento económico ‘Cuentas Claras’, del programa de TV ‘Esta Noche’, que se transmite por Canal 12.


Las autoridades del sector parecen estar claras de la posibilidad de que luego de 6 años, Tumarín no salga nunca del papel, como lo muestra el hecho que presentaran tres escenarios a los empresarios aglutinados en la CEN: uno con Tumarín arrancando en 2019; otro sin Tumarín, y un tercero con la hidroeléctrica generando después del 2020.

Mientras tanto, la Cámara tiene su propia lista de proyectos, listos para generar 250 megavatios para reponer los 253 Mw de Tumarín, a un costo de US$300 millones, versus los US$1,100 millones del proyecto de capital brasileño. “Se trata de proyectos más baratos, que ya tienen el financiamiento asegurado, y se corresponden con la necesidad del país”, enumeró Zamora.

Una fuente ligada al proyecto dijo a Confidencial que mientras no se resuelva la crisis política brasileña, causada por el destape del caso de corrupción conocido como ‘Lava Jato’, no se decidirá nada acerca del futuro de Tumarín. En declaraciones a El Nuevo Diario, Marcelo Conde, ex presidente de Centrales Hidroeléctricas de Nicaragua (CHN), concesionaria del proyecto, confirmó la ‘tesis brasileña’, y sugirió que el proyecto debe prorrogarse por dos años adicionales.

“El tema político de Brasil, y la grave crisis económica que estamos pasando por el momento, no facilita una solución rápida a un proyecto de esta magnitud”. Confidencial buscó a Roberto Abreu, gerente general de CHN, pero en su oficina en Managua explicaron que él no estaba disponible para atender a periodistas.

Paradoja de la abundancia

Gabriel Pasos, directivo de Cadin, celebra que haya mayor oferta, pero repite el clamor del sector: que tenga precios competitivos. Desde luego, ayudaría mucho que los nuevos proyectos se adjudicaran por licitación. Zamora refiere que ellos presentaron el mismo planteamiento a las autoridades gubernamentales, quienes les prometieron que establecerán una banda de precios por kilovatio hora para los siguientes proyectos, que serán licitados.

Los industriales resienten tener que pagar hasta US$0.22 por kilovatio hora, mientras sus pares guatemaltecos, por ejemplo, pagan US$0.12 por la misma cantidad de energía. Esos doce centavos son el precio promedio al que los generadores nicaragüenses venden su Kwh a la empresa distribuidora, con lo que debería llegar a los consumidores a US$16 centavos.

Pero no es así, y la razón es que “la tarifa no es transparente, porque existen muchos subsidios cruzados. Así no podemos competir”, admite Zamora, mientras Pasos señala que “la tarifa de electricidad bajó más en el resto de países de Centroamérica, que en Nicaragua, pero igual tenemos que competir”.

Hace diez años, cuatro de cada cinco megavatios que se generaban en el país, eran producto de la quema de hidrocarburos, con la consiguiente emisión de gases de efecto invernadero. Nuevos proyectos hidroeléctricos, solares y eólicos, además de la ampliación de centrales geotérmicas, y de quema de bagazo de caña, llevaron esa proporción a 50 – 50, y propiciaron una abundancia de electricidad que aún debe bajar de precio.

“Nicaragua necesita aprender a administrar la abundancia: la empresa distribuidora está sobre contratada. En este momento hay tres nuevos proyectos que tienen acuerdos de compra de energía, pero después que entren, ya no hay espacio para más”, dijo César Zamora, presidente de la Cámara de Energía, en un panel sobre perspectivas energéticas coauspiciado por esa Cámara, más el Consejo de Las Américas y el Consejo Superior de la Empresa Privada, (Cosep).

Disnorte/Dissur, la mimada
Tumarín es un escollo importante, pero no es el único. Lograr que la empresa distribuidora de electricidad –Disnorte/Dissur- se mueva más rápido, alce el vuelo, y aprenda a volar sola, es otra tarea impostergable. “A la distribuidora se le han dado condiciones. Es la mimada del sector, pero necesita entregar resultados”, dijo Zamora.

Por ‘resultados’, se refiere al terreno de las pérdidas técnicas, o sea, la energía que se genera y se transmite, pero nunca llega a cobrarse, sea porque se convirtió en calor, o porque le llegó a usuarios que no tenían ninguna intención (o posibilidad) de pagarla.

“A Disnorte/Dissur se le permitió aumentar el factor de pérdidas”, lo que le dio un respiro para operar. La baja en los precios de los hidrocarburos, y la existencia de US$30 a US$50 millones aportados por dos bancos multilaterales para financiar los trabajos necesarios para disminuir esas pérdidas, mete presión a la empresa, en especial, cuando se constata que en Guatemala solo se pierde el 11% de la energía, mientras El Salvador reporta un 12%. Nicaragua pierde más del 21 por ciento.

Solucionar ese problema pondría a la empresa en una mejor situación financiera, lo que es determinante para poder disminuir la tarifa que pagan los consumidores. Siempre en el terreno de las comparaciones, Zamora refiere que, mientras Guatemala exhibe un precio promedio de compra de US$12 centavos por kilovatio hora, Nicaragua se ruboriza al tener que pagar US$22 centavos por la misma cantidad de energía.

El país produce energía a US$13 centavos promedio, de modo que los nueve restantes se suman en el proceso de distribución y cobro, pero una operación eficiente lo dejaría en cuatro centavos, lo que ayudaría a las empresas nicaragüenses a ser más rentables y competitivas, en especial, las industrias y el agro, que son las que compiten en los mercados internacionales.

“Disnorte/Dissur debe ser un agente de competencia. Debe ser rentable. Abrirse al mercado. Tiene que salir a competir”, sentenció.

La tarifa y el pliego tarifario
Mientras se resuelven (o no), los problemas de Tumarín y la distribuidora, el país tiene también que revisar su complicado pliego tarifario, diseñado para proteger a determinados sectores, que son los que reciben los subsidios del resto de actores económicos.

“Los consumidores deberían pagar una tarifa real, manteniendo la protección (subsidios) a quien de verdad lo necesite. Hay que transparentar el uso del dinero de los subsidios”, considera Gabriel Pasos.

Un problema adicional es el complicado y viejo pliego tarifario que se aplica en Nicaragua, el que refleja “la capacidad de lobby que han tenido las empresas y sectores nicaragüenses a lo largo de 50 años”, explica Zamora. Ambos líderes empresariales reconocen que debe seguir existiendo un subsidio para las personas de menores ingresos y que, en general, el resto de consumidores debería pagar el valor real de la energía.

“En otros países, el subsidio sale del presupuesto de la República, y los consumidores pagan el precio real de la electricidad, de modo que no hay confusiones. En Nicaragua debería ser igual, y subir y bajar, conforme a la realidad del mercado”, añadió Pasos.

Zamora considera que no es conveniente abrir una discusión sobre el pliego tarifario en un año electoral, ¨es un tema político¨, dice, y propone que el sector privado aproveche este año para preparar una propuesta sobre el tema. Otros sectores de la sociedad civil, demandan un debate nacional abierto y transparente sobre el tema de la energía, que transcienda las pláticas a puertas cerradas entre el sector privado y el gobierno.

Por lo pronto, habrá que esperar para ver si la petición de transparencia cala entre los administradores del sistema. El único punto ineludible en la agenda, por ahora, es una rebaja en la tarifa de energía. En abril, cuando termine el primer trimestre del año, las autoridades deberán dictar una nueva rebaja en el costo de la factura de electricidad, sumando los US$29.5 millones ahorrados entre enero y febrero, con lo que se ahorre en marzo.

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Iván Olivares

Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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