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Régimen castrista desplega su fuerza represiva para impedir a cualquier costo una reedición del estallido social del 11 de julio en la isla.
La denominada “marcha cívica por el cambio”, convocada por la plataforma ciudadana Archipiélago, para el 15 de noviembre, obligó al régimen castrista desplegar su fuerza represiva para impedir a cualquier costo una reedición del estallido social del 11 de julio en la isla caribeña. Cuba “se volvió una cárcel gigante” quienes rompieron el cerco represivo, fueron arrestados”, describe el periodista cubano en La Habana, Abraham Jiménez Enoa.
Fuerzas de choque y paraestatales cercaron la vivienda del periodista durante 72 horas, así también las casas de líderes cívicos y ciudadanos, para evitar que asistieran, a lo que se esperaba fuera, una histórica movilización nacional convocada en las redes sociales. El régimen castrista “ya estaba preparado”, a diferencia de las protestas espontáneas de julio que se convirtieron en un parteaguas en la vida de los cubanos. “Esa nueva Cuba nació a partir de Internet. El Internet le ha cambiado la fisionomía del país. Los ciudadanos se empoderan en la virtualidad, y de la virtualidad salen a las calles”, estima Jiménez Enoa. El también columnista de The Washington Post y Gatopardo, describe la tercia entre la “nueva Cuba” y su demanda de cambio versus la dictadura de más de 60 años que tiene al país bajo estadio de sitio policial, y más de mil presos políticos.
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