19 de noviembre 2018
Las órdenes que Rosario Murillo, actuando como jefa nacional del FSLN, envió a sus secretarios políticos en las instituciones públicas en Managua durante los primeros días de la rebelión de abril, revelan la estrategia con la que el Gobierno intentó hacer frente al malestar social que estalló el 18 de abril. Estas acciones incluyen una reunión de emergencia en el auditorio del Parque Japonés, un plan para tomarse 61 “puntos emblemáticos” de Managua, cadenas de oración para abogar por la paz, la movilización de los empleados para tomarse las calles y una intensa campaña de propaganda en los canales oficialistas. Ante el fracaso de esa estrategia política, luego vino la brutal represión policial y paramilitar que cobró la vida de más de 325 personas.
CONFIDENCIAL tiene en su poder ocho correos electrónicos y circulares que Rosario Murillo orientó entre el 19 y el 25 de abril, dirigidas a los secretarios políticos del FSLN en las instituciones públicas y los distritos de Managua, endosadas por el Comité Departamental Managua del Frente Sandinista. La lista incluye a más de 200 correos individuales del Consejo de Liderazgo Sandinista (CLS) Agatón, organizado en todas las instituciones públicas, así como listas cerrada de secretarios políticos territoriales, miembros del gabinete y servicio diplomático.
Aparte de las orientaciones de la “compañera”, en los correos hay “circulares” que urgen a los secretarios políticos de mayor rango “coordinar acciones” con los secretarios políticos distritales para implementar la estrategia ideada por la vicepresidenta.
Los correos electrónicos del 19 y el 23 de abril están en escritos en tono urgente, en letra Courrier New, puntaje 17.5, y con las órdenes resaltadas en color rojo. Los emails permiten conocer de primera mano cómo Murillo manejó la crisis desde el primer día, cuando todavía no había llamado a los manifestantes pacíficos “vampiros que reclaman sangre”.
El 19 de abril, el Comité Departamental Managua convocó a una reunión urgente a las 12:30 del mediodía en el Parque Japonés, de Managua. La protesta en las calles empezaba a tomar una dimensión nacional en bastiones sandinistas como León y Estelí.
“Nos estamos convocando a Reunión de Emergencia del CLS Institucional, a realizarse el día de HOY jueves 19 de abril, a las 12:30 del medio día, en el Auditorio Parque Japón, a la que deben asistir 5 compañer@s por institución (sic)”, invitó el CLS. A la reunión debían asistir dos secretarios políticos, dos coordinadores de la Juventud Sandinista y un secretario general de los sindicatos.
61 puntos emblemáticos
El 20 de abril, a las 4:05 de la tarde, Murillo urgió, a través del Comité Departamental Managua, de “forma inmediata” a tomarse “los puntos Emblemáticos de nuestra Ciudad (sic).
“Con orientaciones de nuestra Jefatura Nacional, debemos garantizar la presencia inmediata de toda nuestra militancia institucional en 61 puntos emblemáticos de nuestra ciudad, así como toda la logística requerida, en coordinación con nuestros Secretari@s Polític@s Distritales, estaremos en posesión de estos puntos por tiempo indefinido (sic)”, mandata el correo electrónico.
Los 61 sitios descritos están divididos por distritos, y muchos de ellos son los que el gobierno logró tomar solo tres meses después con el despliegue de las bandas paramiltares armadas.. Murillo le asigna un “punto emblemático” a cada ministerio del gobierno. Por ejemplo, la rotonda Centroamérica le tocó al Instituto Nicaragüense De Fomento Municipal (Inifom) el 20 de abril.
Tras la reunión en el parque Japonés y la directriz de tomarse Managua, Murillo envió otro correo el 21 de abril a las 8:13 de la noche ordenando a los CLS institucionales “coordinar acciones a lo inmediato con los Secretari@s Polític@s Distritales”. La violencia estaba en ciernes y la represión había causado a esa fecha seis muertos, incluyendo un policía, y decenas de heridos, en su mayoría estudiantes.
Ningún “golpe de Estado”
En su correo Murillo no alude a la existencia de ningún “golpe de estado”, aunque alega que “promotores del odio y del imperio pretenden destruir la paz en la vida en nuestro país”. Ese mensaje corresponde a la primera circular que la vicepresidenta envió el 22 de abril a los secretarios políticos su gabinete, y a “los compañeros” Daniel Edmundo Ortega M., Juan Carlos Ortega M., Maurice Ortega M., dueños de los canales de televisión 4, 8 y 13. Murillo incluso proponía las etiquetas para usar en las redes sociales.
En los destinatarios de la circular agrega a funcionarios del Gabinete de gobierno, secretarios políticos en las instituciones, ministros, el cuerpo diplomático del régimen, los hijos de la pareja presidencial, y los medios oficialistas.
“Nos hemos comunicado con cada un@ de Ustedes, para especificar cómo nos seguimos movilizan-do en todos los puntos establecidos, defendiendo la Vida. Nuestro Trabajo és Defender la Vida. Nuestro Trabajo és Defender la Paz. Ellos han generado delincuencia y violencia en todo el País (sic)”, escribió Murillo. “Denunciemos cada intento, cada amenaza, cada asalto a Instituciones, Centros de Trabajo, Centros de Salud, Centros de Estudio. Denunciémoslos instantáneamente a través de nuestros Medios. Esta és la Defensa de la Vida. Con la denuncia mediática y por Redes, y la actuación valiente en cada lugar, defendemos la Vida”, agregó.
La orden de la rezadera
El lunes 23 de abril Murillo envió una segunda circular, esta vez extendida a los embajadores de Nicaragua alrededor del mundo. Según la vicepresidenta, ese día era día de San Jorge por lo que “amanecimos combatiendo los males propios de nuestra Condición Humana, y afianzándonos en la Lucha contra el Dragón, con el Escudo y las Armas de San Jorge; con la Espada de San Miguel Arcángel, y con la Coraza de San Patricio, en el llamado incesante de las Iglesias a la Paz, el Diálogo, el Trabajo, y la Reconciliación (sic)”.
En medio de esa retórica político-religiosa, Murillo llamó en “cada Municipio, Comarca, Comunidad, Departamento de nuestro País, nos convocaremos a Jornadas y Vigilias de Oración por el Diálogo y la Paz, como Herman@s nicaragüenses, como Familias nicaragüenses, que es-tamos segur@s de lo que Nicaragua quiere y necesita : Trabajo, Paz, Tranquilidad, Seguridad(sic).
La estrategia de Murillo viró a las cadenas de oración en las instituciones públicas. El 24 de abril ordenó que se debían “garantizar Cadenas de Oración, de 4:00 a 5:00 pm, en las afueras de cada Institución, invocando a Dios por la Paz, el Diálogo, la No Violencia y la Vida en Nicaragua”.
Murillo apeló por la unidad del sandinismo
Aunque no trascendió en los medios de comunicación, Murillo llamó a estas jornadas “Misión de paz y bien”. El mismo 24 de abril, y en el mismo correo que ordenaba las cadenas de oración, la vicepresidenta adjuntó una circular en la que pedía “la unidad del sandinismo”.
Por esos días, los bastiones sandinistas se le habían rebelado al régimen Ortega-Murillo. La rebelión cívica era incontenible. Monimbó, el mítico barrio indígena e insurreccional que loaba al binomio presidencial cada año durante El Repliegue, se había levantado a enfrentarse con la policía. La madrugada del domingo 22 de abril el exguerrillero y profesor de matemáticas, Álvaro Gómez, se levantó con una noticia devastadora: Los oficiales habían asesinado de un balazo en el pecho a su hijo en las protestas en Monimbó.
“En todos los CLS de Municipios, y Departa-mentos del País nos convocamos a fortalecer la Unidad del Sandinismo, incorporando a tod@saquell@sCompañer@s que soliciten trabajar por la No Violencia, el Diálogo y la Paz(sic)”, exhortaba Murillo.
El 25 de abril, la vicepresidenta envió otra circular agradeciendo a los obispos por haber aceptado el rol mediador en el diálogo nacional. En la misma comunicación pedía a los CLS Municipales, Departamentales, Institucionales, Movimientos Sociales, Juventud, Embajadas, Consulados, Ministerios, e Instituciones del Estado montar desde las cuatro de la tarde cadenas y vigilias de oración. “Con Daniel, con el Frente, con el Pueblo Presidente”, agregaba la vocera oficial de la dictadura.
La estrategia fracasó y luego vino la brutal represión con los fusiles policiales y paramilitares.