14 de julio 2016
AA
Luego de efectuar una reunión ministerial en Managua la semana pasada, y otra de carácter técnico en San José este martes y miércoles, las autoridades de ambos países definieron una serie de acciones para superar el cierre de la frontera común a los productos que Lala quería exportar a Costa Rica, y los que Dos Pinos quería enviar a Nicaragua.
El problema surgió hace casi tres meses, cuando Lala solicitó a Costa Rica que enviara a los inspectores del Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa), a certificar su planta en San Benito para poder comenzar a exportar hacia ese país.
“Se trata de una planta nueva y muy moderna, que pasó la inspección sin problemas”, no así los centros de acopio de donde se abastece esa planta, por lo que los inspectores emitieron una serie de ‘no conformidades’ que Nicaragua debía superar, explicó Oscar López, director ejecutivo de la Cámara Nicaragüense del Sector Lácteo (Canislac), al ser entrevistado en el segmento ‘Cuentas Claras’ del programa de televisión ‘Esta Noche’ que se transmite por Canal 12.
Casualmente, en esos mismos días debía inspeccionarse las instalaciones de la tica Dos Pinos. De la visita de los inspectores nicaragüenses surgieron varias ‘no conformidades’ que llevó a un cierre de las fronteras que afectó a los productos equivalentes de ambas marcas.
Dos Pinos es una de las empresas emblemáticas de Costa Rica, mientras Lala representa una apuesta millonaria del capital mexicano, que pretende abastecer Centroamérica desde Nicaragua, lo que sirvió de acicate para que ambos gobiernos no dejaran pasar más tiempo, y se apresuraran a buscar una solución.
López dijo que Nicaragua está comenzando a implementar buenas prácticas de ordeño, buenas prácticas de higiene en el proceso, y a elevar su estatus sanitario, reduciendo aún más la incidencia de algunas enfermedades del ganado como la brucelosis, la tuberculosis y la encefalopatía espongiforme bovina (EEB).
‘Músculo’ lácteo
Costa Rica por su parte, aún debe resolver satisfactoriamente las ‘no conformidades’ señaladas por los técnicos nicaragüenses del Instituto de Protección y Sanidad Agropecuaria (IPSA), antes de reabrir las fronteras a los productos de ambas empresas lácteas.
Nicaragua tiene una pujante industria láctea, en la que cuatro empresas compiten con sus marcas por el mercado local y por colocar sus productos en la región: Centrolac, La Perfecta, El Eskimo (propiedad de Lala) y la propia Lala.
López asegura que “Centroamérica es el principal mercado para nuestros productos lácteos”. Las estadísticas muestran que las exportaciones de leche y derivados a Costa Rica, crecieron 8.5% entre 2014 y 2015, después de haber crecido 7% a 10% entre 2010 y 2015, por lo que el sector tenía la expectativa de crecer 12% en el presente año.
A su juicio, el vigor de las exportaciones a Honduras explica que ese país haya cerrado las fronteras a los lácteos nicaragüenses, incluyendo los de las plantas cuyas certificaciones están vigentes. Las exportaciones lácteas hacia Honduras crecieron 80% entre 2014 y 2015.
“La situación con Honduras es preocupante. Urgente, igual que ocurre con El Salvador y Guatemala, que están imponiendo restricciones innecesarias, barreras no arancelarias a nuestros productos”, dijo López.
A pesar que el tema estuvo presente en la reunión de presidentes en Roatán, Honduras, los problemas para acceder a esos mercados se mantienen inalterables, explicó el ejecutivo, detallando que los productores nicaragüenses están dejando de percibir un mínimo de 40 millones de córdobas.
La esperanza es que el esfuerzo conjunto del Consejo Nacional de Cooperativas, (Conacoop), la Federación de Asociaciones Ganaderas de Nicaragua (Faganic), las cooperativas de la cuenca lechera y la propia Canislac en la aplicación del programa Procal 2, permita superar las ‘no conformidades’ de nuestros vecinos, y les deje sin excusas para volver a cerrar las fronteras.
