12 de septiembre 2016
La oposición nicaragüense ha sido desmantelada bajo el gobierno de Daniel Ortega. El sociólogo e investigador Manuel Ortega Hegg asegura que en el país “se ha descabezado todo el movimiento de quienes podían representar posturas de oposición al gobierno”. En este escenario, el sector empresarial se erige como el único interlocutor político, que a juicio del experto está sirviendo para sustituir otros canales pluralistas, con un discurso que no le parece una receta “ideal” para Nicaragua.
Este jueves, el presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), José Adán Aguerri —reelecto por novena vez—, presentó un decálogo democrático que aboga por fortalecer derechos constitucionales, como la realización de elecciones libres y transparentes y el respeto a la movilización y la protesta, aunque omitió mencionar que el gobierno ha conculcado estos derechos durante los últimos nueve años.
Según Ortega Hegg, un discurso como este puede ser “ideal” en otro país, pero no lo es en Nicaragua, donde afirma que “hay inexistencia total de interlocutores”.
El golpe final al pluralismo político se firmó en julio pasado con la destitución de dieciséis diputados propietarios y doce suplentes ante la Asamblea Nacional, electos en 2011 bajo la casilla del Partido Liberal Independiente (PLI), que lideraba Eduardo Montealegre. Siete semanas antes, ya le habían arrebatado la representación legal de ese partido.
El sociólogo e investigador, entrevistado en el programa de televisión Esta Noche, sentencia que “el hecho de que se descabecen los movimientos opositores, no parece muy positivo ni abona a la profundización de la democracia en los países”.
Cosep juega rol político, “quiera o no”
En su discurso, Aguerri justificó que el esquema de “consenso” con el gobierno de Ortega ha permitido alcanzar diversas metas económicas, y obvió que en el caso de peticiones políticas se han limitado a declaraciones sin eco oficial. El argumento de Aguerri es que la labor del Cosep no es política.
Sin embargo, Ortega Hegg estima que “estar tomando decisiones que afectan a todo el país, le da sin duda ninguna un matiz político”.
“Quiera que no, está jugando un rol político y de una u otra manera está sirviendo también para sustituir otros canales que deberían de abrirse para tomar decisiones, que tomen en cuenta a todo el país”, advierte el experto, quien sugiere no subestimar el rol de la oposición.
“En democracia, la oposición juega una serie de roles sumamente importantes. Por un lado representa sectores que a veces el gobierno no toma en cuenta; en segundo lugar, enriquece las decisiones, porque introduce matices y elementos que quizá no han sido tomados en cuenta, y además pone de alguna manera límites a los excesos de poder, y todos esos son elementos positivos en cualquier democracia”, valora el experto.
Democracia en caída “brusca”
En América Latina, la democracia está a la baja y Nicaragua es uno de los países que más está perdiendo. Desde el 2007 a la fecha, el apoyo a la democracia en el país ha caído veinte puntos porcentuales, según el último informe sobre el estado de la democracia en la región, conocido como Latinobarómetro. Siete de esos veinte puntos se perdieron entre mediados de 2015 a mediados de 2016, es decir, que este estudio aún no incluye el impacto del denunciado deterioro de los últimos tres meses.
Ortega Hegg considera que la caída de siete puntos es bastante brusca y analiza el significado e implicaciones del informe para Nicaragua.
En su opinión, desde el punto de vista doctrinario, un régimen como el actual ha destruido y desmantelado totalmente el sistema de representación democrática, y advierte que “no podríamos hablar de democracia si uno de sus elementos primordiales, que es la representación política, está ausente”.
“Ahí habría que hablar de un régimen dictatorial y autoritario. Sin embargo, los politólogos en general se decantan en hablar de un régimen híbrido”, compara.
Ortega no pone en juego el poder
Latinobarómetro destaca que en el último año hubo cuatro elecciones presidenciales en la región: Guatemala, Argentina, Perú y República Dominicana, y en todos, menos en Dominicana, hubo alternancia en el poder.
La Corporación Latinobarómetro está radicada en Chile y ha hecho este tipo de informes durante más de treinta años en 18 países de la región. Según el estudio, los resultados sobre esta alternancia en el poder “indican que los latinoamericanos usan el voto para lo que sirve, que es elegir”.
Ortega Hegg coincide en que el caso del referendo para la reelección, que el presidente Evo Morales, perdió en Bolivia, en febrero pasado, muestra la conciencia colectiva de que en una elección, se pone en juego el poder, y “nadie lo tiene matriculado”.
Sin embargo, a menos de sesenta días de las elecciones nacionales del seis de noviembre, en Nicaragua nadie pone en duda la victoria del presidente Daniel Ortega junto a su esposa Rosario Murillo, en un proceso sin competencia, en el que disponen del control absoluto del sistema electoral y se ha prohibido la observación electoral independiente.
La explicación de Ortega Hegg es que en el gobierno actual “efectivamente están convencidos de que (en las elecciones) sí se pone en juego el poder” y que la exclusión de la competencia obedece justamente a que “no se quiere ponerlo en juego”.
El sociólogo e investigador cree que en Nicaragua ha crecido la reserva de valores democráticos y destaca que en el informe de Latinobarómetro, el país encabeza la demanda de mayores libertades y respeto a los derechos.
Mientras en la mayoría de los países de la región se demanda más seguridad en las calles y barrios, en Nicaragua la demanda de orden es del cuarenta por ciento, frente a un 53 por ciento que demanda libertad. ¿Se mantendrá la tendencia para el informe de 2017?
[destacado titulo="Crecen demandas y protesta social"]
*Nicaragua registró más de tres mil movimientos de protesta entre 2011 y 2015, afirma Ortega Hegg.
Los movimientos de los indignados contra la corrupción en Guatemala y Honduras el año pasado, llevaron a algunos analistas a hablar de una “primavera” centroamericana en la movilización social. Brasil, Chile y Perú también registraron movilizaciones multitudinarias que no pasaron inadvertidas por el último informe de Latinobarómetro, sobre el estado de la democracia regional.
El estudio indica que entre 2015 y 2016 se registró una “hiperparticipación” de los ciudadanos que salieron a las calles a protestar y exigir sus derechos. A simple vista, ese empoderamiento no se percibe en Nicaragua, donde el gobierno coarta el derecho a la movilización y protesta y les responde con obstáculos, contramarchas y grupos de choque.
Sin embargo, el sociólogo e investigador Manuel Ortega Hegg afirma que según el Informe de la Región entre el período de 2011 a 2015, Nicaragua lideró los movimientos de protesta en Centroamérica, con más de tres mil movimientos distintos.
Como ejemplo, cita el reclamo de ancianos por una pensión reducida, las protestas contra proyectos mineros y el movimiento campesino contra la concesión del proyecto del canal interoceánico, que ha organizado más de sesenta marchas, tres de ellas en Managua y la última de forma simultánea en más de veinte comunidades.
No obstante, reconoce que “la mayor parte de estas protestas no tienen un interlocutor que esté dialogando y buscando soluciones”.
“Con el movimiento anticanal —señala— no ha habido ni un solo encuentro con algún funcionario de gobierno, buscando algún tipo de solución o entendimiento” y advierte que la interlocución “tiene que ver con un elemento fundamental de la democracia”, porque es la que permite canalizar la búsqueda de respuestas.[/destacado]
[destacado titulo="La cifra"]
7 Puntos porcentuales cayó el apoyo a la democracia durante el último año en Nicaragua. Lo mismo que cayó en Venezuela. Del 2007 a 2016, el apoyo en el país ha caído del 61 al 41% por ciento.[/destacado]