10 de marzo 2022
La expulsión de facto del nuncio apostólico, Waldemar Stanisław Sommertag, ejecutada por el régimen Ortega Murillo, sin declararlo non grato de forma oficial, se fraguó como consecuencia de al menos cuatro incidentes provocados por el Gobierno, entre el 10 de enero y el 5 de marzo de 2022, revelaron a CONFIDENCIAL varias fuentes vinculadas al exrepresentante de la Santa Sede en Nicaragua.
El 10 de enero, fecha de la autoproclamación de Ortega como presidente, el nuncio apostólico viajó a Roma, generando un fuerte reclamo de las más altas autoridades del país sobre las razones de su ausencia en el acto de toma de posesión de Ortega, que contó con escasa representación internacional por su crisis de legitimidad.
Durante su estancia en Roma, el nuncio tuvo un encuentro con el papa Francisco en el Vaticano, el 15 de enero. Un boletín oficial del Vaticano, sobre la agenda del santo padre, reportó que ese día entre las audiencias privadas del sumo pontífice, se programó una con monseñor Sommertag.
El nuncio regresó al país a finales de enero, después que se divulgó una carta en la cual un grupo de familiares de presos políticos, apeló públicamente al apoyo de “gobernantes, fuerzas vivas de la nación e Iglesia (católica)” para que “encabecen” un “proceso de unificación ciudadana”, destacando que la liberación de los reos de conciencia serviría “como una especie de liberación compartida por todos los nicaragüenses”.
A su llegada al aeropuerto, Sommertag no pudo dirigirse de inmediato a su residencia, porque autoridades del Gobierno lo trasladaron a la Cancillería, donde se reunió con la vicecanciller Arlette Marenco. La funcionaria le comunicó un mensaje del Gobierno conminándolo a que no hiciera ninguna declaración pública sobre la situación de los presos políticos y los juicios que se llevan a cabo en las cárceles del Chipote.
El tercer incidente se produjo después del 24 de febrero, tras la expulsión del embajador de Colombia, Alfredo Rangel Suárez, declarado non grato por el Gobierno, cuando el nuncio organizó un evento virtual para despedir al diplomático colombiano, lo que provocó un nuevo reclamo de las autoridades nicaragüenses.
El cuarto incidente y detonante de la salida intempestiva del país del representante del Vaticano ocurrió el sábado 5 de marzo, cuando religioso fue objeto de acoso por policías que lo siguieron a la salida de su residencia, según confirmaron vecinos de Carretera Sur. Tras la tensión generada por el asedio, el nuncio tuvo un intercambio telefónico con un alto funcionario del Gobierno, quien le transmitió que debía salir del país en un plazo perentorio.
Una fuente diplomática explicó a CONFIDENCIAL que “oficialmente, no lo declararon non grato, pero le transmitieron una orden de expulsión de facto”. La fuente agregó que el Gobierno le dio al religioso un poco más de una semana para dejar el país, pero tras consultas con el Vaticano, monseñor Sommertag abandonó su misión diplomática en Nicaragua el domingo 6 de marzo, sin despedirse de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) o del cuerpo diplomático acreditado en el país.
Un comunicado de la Nunciatura Apostólica confirmó que Sommertag “se ausentó del país” ese día y que el secretario de la Nunciatura, monseñor Mbaye Diouf, “quedó al frente de la misión diplomática en calidad de encargado de negocios”.
Monseñor Herrera confirma deterioro de relaciones
Este miércoles 9 de marzo, monseñor Carlos Herrera, presidente de la CEN, en declaraciones brindadas al noticiero de canal 10 de televisión, confirmó el deterioro de las relaciones entre el régimen orteguista y el representante del papa Francisco.
“La Nunciatura lo ha dado a conocer, pero él por la decisión del papa dejó al secretario en la función de diplomático por el momento, hasta que se nombre un nuevo nuncio”, afirmó Herrera.
El obispo reconoció las fuertes diferencias entre la vicepresidenta Rosario Murillo y el representante del Vaticano. “No se han dado buenas relaciones, entonces el papa ha decidido que renuncie a esa función. Había ciertas limitaciones. Entonces si no hay comunicación, de qué sirve estar en esa función de diplomático”, explicó.
“En la Iglesia ya sabíamos que monseñor Sommertag ya iba de salida y todo fue luego de esa audiencia” con el papa Francisco, afirmó otra fuente religiosa.
Un comunicado de la Conferencia Episcopal emitido este miércoles confirmó la salida del nuncio hacia Roma el 6 de marzo, y que la Nunciatura quedó a cargo del encargado de negocios monseñor Marcel Mbaye Diouf. En cuanto a su acreditación ante el Gobierno de Nicaragua, “este asunto es de exclusiva competencia bilateral de la Santa Sede y el Gobierno de Nicaragua”, destacaron los obispos.
Persiste silencio del Gobierno sobre expulsión del nuncio
CONFIDENCIAL se comunicó nuevamente con la Nunciatura Apostólica de Nicaragua para consultar con monseñor Marcel Mbaye Diouf, sobre las razones de la salida del nuncio, pero nos dijeron que el funcionario tenía la agenda copada y no podía atendernos.
Desde el Vaticano, tampoco se ha dado una reacción oficial sobre el incidente y tampoco si se dará el nombramiento de un nuevo nuncio apostólico para Nicaragua.
El Gobierno de Nicaragua ha guardado silencio durante tres días sobre la expulsión de facto del representante de la Santa Sede.
Reflejo de la intransigencia del régimen
Juan Pappier, abogado e investigador de la División para las Américas de Human Rights Watch (HRW), en una entrevista con el programa Esta Noche, señaló que el incidente con el nuncio reafirma la intransigencia del régimen orteguista con cualquier postura que no esté alineada a sus exigencias.
“Eso fue una señal de que aquí no se puede conversar con este Gobierno. Es una señal de que lo único que entiende el Gobierno de Daniel Ortega es la presión internacional, eso creo que está claro. Si ni siquiera permiten que el nuncio, que estaba abogando por los presos políticos, nada más que eso, pueda estar en el país, me parece que está claro el mensaje, y que la comunidad internacional lo tiene que tener claro. Aquí el único lenguaje que entiende Daniel Ortega es el lenguaje firme, claro, de la presión internacional y de la denuncia internacional”, señaló.
En círculos diplomáticos, el representante del Vaticano era considerado como el principal canal de comunicación que el Gobierno mantenía con la comunidad internacional, al margen de sus aliados políticos como Cuba, Rusia, Venezuela, y ahora la República Popular China.