31 de diciembre 2023
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Monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de la Diócesis de Managua, actualmente en el exilio, ha entregado un conmovedor mensaje pastoral a la comunidad católica nicaragüense en respuesta al injusto encarcelamiento de numerosos clérigos, incluyendo a dos obispos. En una denuncia directa al régimen sandinista liderado por Ortega y Murillo, monseñor Báez condenó la grave persecución de la Iglesia, describiéndola como un reflejo del temor de la dictadura al poder liberador del Evangelio y al papel de la Iglesia en fomentar una población críticamente pensante y libre.
La Policía, bajo el mando del régimen de Daniel Ortega, ha desatado, entre el 29 y el 30 de diciembre de 2023, una brutal cacería contra líderes de la Iglesia católica en Nicaragua. Cinco sacerdotes más han sido secuestrados: Silvio Fonseca, Miguel Mántica, Mykel Monterrey, Gerardo Rodríguez y Raúl Zamora. Los cinco religiosos pertenecen a la Arquidiócesis de Managua, encabezada por el cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes, quien ha permanecido en silencio ante los últimos arrestos de sacerdotes. Estos arrestos recientes elevan a quince el número de religiosos católicos, incluyendo al obispo Rolando Álvarez, condenado a 26 años de prisión, y al reciente arresto del obispo Isidoro Mora.
En su mensaje, monseñor Báez pintó una imagen sombría de la brutalidad del régimen, resaltando la valentía de los sacerdotes detenidos como firmes defensores de la verdad, injustamente encarcelados no por crímenes, sino por su inquebrantable postura moral. Enfatizando la devoción del pueblo nicaragüense a su fe, proyectó una visión de la Iglesia que, a pesar de las cadenas de la persecución, continúa firme en su misión de difundir el mensaje del Evangelio de esperanza y resistencia.
Con un tono de seguridad arraigado en promesas bíblicas, monseñor Báez aseguró a los fieles la liberación inevitable de sus líderes espirituales, haciendo eco de las palabras de Jesús para resaltar la presencia perdurable de la Iglesia y su papel en la defensa de la justicia y el apoyo a los marginados. Instó a los fieles a no sucumbir al miedo ni al silencio, sino a seguir encarnando la valentía y convicción que su fe demanda.
El mensaje del obispo Báez se extendió más allá de las fronteras nacionales, llamando a la Iglesia global y a la comunidad internacional a ejercer una mayor presión sobre la dictadura sandinista para la liberación de todos los presos políticos y la restauración de la democracia. El llamado de monseñor Báez por la solidaridad global y la defensa subraya la profunda crisis de derechos humanos y libertad religiosa en Nicaragua.
Mientras el mensaje circula entre observadores internacionales y los fieles en todo el mundo, el llamado de monseñor Báez a un clamor colectivo contra la opresión y el apoyo a la Iglesia nicaragüense resuena como un testimonio del poder de la fe ante la tiranía. Sus palabras sirven como un faro de esperanza para aquellos que sufren bajo el régimen actual y como una brújula moral para la comunidad global al enfrentar la injusticia dondequiera que surja.
Además del mensaje de monseñor Báez, catorce organizaciones de la oposición democrática nicaragüense lo denunciaron en un comunicado conjunto.
“Es hora de denunciar colectiva e individualmente los ataques a la libertad religiosa y elevar la fe de cada nicaragüense. Sabemos que la libertad religiosa es un derecho humano básico y fundamental para construir sociedades justas, inclusivas y pacíficas. Su protección y promoción son fundamentales”, dice el comunicado.
En otro comunicado, parte del grupo de 222 expolíticos presos y expatriados nicaragüenses denunciaron los abusos enfrentados por la Iglesia católica.
“Con estos hermanos, ahora son más de 30 obispos, sacerdotes, diáconos y seminaristas que han sido llevados a las mazmorras del régimen, entre ellos monseñor Rolando Álvarez, quien ha sido privado de su libertad por más de un año y más de diez meses en condiciones inhumanas de encarcelamiento que todos vivimos en nuestra carne”, dice el comunicado de los 222.
Finalmente, la Fundación para la Libertad de Nicaragua envió una carta al Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la Libertad de Religión y a la Comisión de Libertad Religiosa Internacional de los Estados Unidos, en la que afirma que “la situación de la comunidad católica nicaragüense bajo el férreo control del régimen sandinista se ha convertido en un llamado de clarín para la acción, no solo dentro de los muros manchados de persecución, sino a lo largo y ancho del escenario internacional”.
