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¿Ortega recibió un país en quiebra?

El modelo económico de Ortega, a pesar de las condiciones extremadamente favorables, produce migrantes, trabajadores de economía informal y subempleo

Igual que las persecuciones sangrientas de los primeros cristianos

Enrique Sáenz

10 de diciembre 2018

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El desparpajo de Daniel Ortega para proclamar las más burdas mentiras es verdaderamente asombroso. En su discurso más reciente afirmó olímpicamente que en el 2007 recibió un país en quiebra.

Examinemos los datos que proporcionan las mismas instituciones del gobierno para comprobar hasta dónde llegan las falsedades.


De entrada, cuando uno revisa la información disponible, rápidamente llega a la conclusión de que ningún gobierno recibió el país en mejores condiciones que Ortega.

Comencemos con la deuda externa. Después de grandes esfuerzos de los gobiernos que le precedieron, la deuda pública externa se logró reducir a S$ 3.385 millones. Al primer semestre de este año la deuda externa total se acerca a los 12 mil millones de dólares, cifra que incluye la voluminosa deuda con Venezuela. Ortega recibió un país de bajo endeudamiento y ya nos tiene nuevamente con la soga al cuello. El principal problema es que ese endeudamiento se despilfarró pues no se tradujo en inversiones estratégicas que transformaran las bases de la economía nacional.

Vamos con el INSS. La administración Ortega lo recibió con superávit de 1700 millones de córdobas. Once años después, al cerrar el 2017, el superávit se había convertido en un déficit de 2400 millones de córdobas. En cuanto a las reservas, millones de dólares se destinaron a inversiones que en el lenguaje del FMI “no parecen estar conectadas con la naturaleza de las operaciones del INSS”. En dos platos, tienen al INSS en quiebra.

Por otra parte, recibió un país con estabilidad macroeconómica, incluyendo baja inflación, cuentas fiscales ordenadas y moneda estable, muy lejos de la hiperinflación y el desbarajuste económico que heredó Ortega a doña Violeta.

En cuanto al crecimiento económico, la propaganda oficialista ha hecho creer que nunca la economía había crecido tanto como durante el régimen de Ortega, pero las cifras indican que no es así. Seguramente muchos se sorprenderán al saber que la economía creció, durante los gobiernos de Alemán y Bolaños, en una proporción superior al 4% anual, muy cercana a las tasas de crecimiento alcanzadas en el régimen de Ortega.

Las exportaciones, igualmente, registraban un comportamiento creciente. Durante buena parte de los años de Ortega en el poder, los principales productos de exportación se beneficiario de altos precios internacionales, lo que posibilitó mayor ingreso de divisas. Y en materia de importaciones, a diferencia del gobierno del ingeniero Bolaños, no sufrió el shock del aumento de los precios del petróleo pues dispuso del amortiguador que representó el acuerdo petrolero con Venezuela.

Relacionado con el tema anterior, hay que destacar el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, CAFTA. Durante todos estos años el grueso de nuestras exportaciones ha ingresado libre de gravámenes a Estados Unidos, nuestro principal socio comercial. Ortega criticó el CAFTA, mientras estuvo en la oposición, pero durante su gobierno fue miel sobre hojuelas con los norteamericanos.

Asociado al CAFTA, se dinamizó el crecimiento de las inversiones extranjeras, principalmente las inversiones en zonas francas, lo que ha generado miles de empleos; no gracias a programas de Ortega, sino a los beneficios derivados del CAFTA.

Por otra parte, Ortega recibió un marco muy favorable en materia de cooperación internacional. Un promedio de 500 millones de dólares ingresaba de distintas fuentes, principalmente los países europeos, con los nórdicos a la cabeza; Estados Unidos, con la cuenta reto del milenio; Canadá; la Unión Europea y las agencias del Sistema de Naciones Unidas, entre otros. La población beneficiaria y los sectores eran diversos:  infraestructura, desarrollo productivo, salud, educación, alivio de la pobreza, administración de justicia, desarrollo municipal, etc. Además, se habían afianzado relaciones armoniosas con los organismos financieros multilaterales. Ortega expulsó al Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD. A causa de los fraudes electorales, Estados Unidos canceló la participación de Nicaragua en la Cuenta Reto del Milenio y la Unión Europea canceló los programas de apoyo presupuestario. Caracterizados donantes europeos fueron agredidos irresponsable y soezmente por autoridades del régimen, incluyendo al mismo Ortega.  En resumen, el régimen cerró las llaves de los flujos de cooperación de donantes caracterizados, liquidando así una fuente de alivio para la población más vulnerable.

Hablando de cooperación, el gobierno de Ortega recibió una amplia cartera de proyectos, formulados y en vías de financiación, pueden destacarse las carreteras «Acoyapa-San Carlos», «Guayacán-Jinotega», «Chinandega-Guasaule», Nejapa-Izapa. También recibió instalado el Fondo de Mantenimiento Vial.

En adición a estas extraordinarias condiciones, se sumó el formidable flujo de recursos provenientes de la cooperación venezolana. El componente financiero superó los 500 millones de dólares anuales, hasta acercarse a los cinco mil millones de dólares, más los beneficios derivados de relaciones comerciales preferenciales. Venezuela se convirtió en el segundo socio comercial del país.

Pasemos a las remesas. Ante la falta de oportunidades de empleo y de mejora en su condición de vida, los nicaragüenses, hombres y mujeres, continuaron alimentando el flujo de migrantes hacia el exterior, a tal punto que las remesas familiares pasaron de 700 millones de dólares al asumir Ortega, a 1400 millones al cerrar 2017. Esto ha significado ingreso de divisas, fomento del consumo y un colchón social, ante los efectos de un modelo económico concentrador y depredador de recursos naturales.

El modelo económico impuesto por el régimen, a pesar de estas condiciones extremadamente favorables, producía, además de migrantes, trabajadores de la economía informal y subempleo. Las cifras de trabajadores informales y de subempleados aumentó durante el gobierno de Ortega, de acuerdo a datos oficiales.

Y los empresarios no escaparon al modelo marcado por oligopolios y un capitalismo de compadres: los más altos precios del combustible de Centroamérica, las más altas tasas de interés y las tarifas de electricidad más elevadas de la región. Y el país con el más alto índice de corrupción de Centroamérica, y el tercer lugar en América Latina, según el último informe de Transparencia Internacional.

Con estos datos… ¿Ustedes que opinan? ¿Ortega recibió un país en quiebra o la mesa servida?

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Enrique Sáenz

Enrique Sáenz

Economista y abogado nicaragüense. Aficionado a la historia. Bloguero y conductor de la plataforma de comunicación #VamosAlPunto

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