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El inventor de la reducción tarifaria

Miente César Zamora sobre el rol de las distribuidoras, en buena parte, por ignorancia sobre el tema

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Fernando Bárcenas

5 de mayo 2016

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“Las reformas son difíciles porque se hacen platicando, convenciendo, acordando y cumpliendo. Seguiré inventando para que los cambios sean graduales, aunque sean del 1%”.

Con estas palabras confusas, César Zamora refuta mis señalamientos sobre su intervención abusiva e incompetente en el tema tarifario, y se atribuye el mérito de provocar la reducción de la tarifa eléctrica, aunque ésta sea insustancial. Se llama a sí mismo, a este propósito, EL INVENTOR. Y le parece que ha inventado un proceso reformista, gradual, en el tema tarifario.


Técnicamente no se debate con insultos. Es como que una gallina planee de bruces en el vacío.

Lea: Su Santidad Eléctrica, ¡sí se vale! 

El cálculo tarifario, en realidad, corresponde a un proceso técnicamente sencillo y transparente, que no requiere de negociación o reforma alguna, en un país civilizado. Cuyo resultado en cuanto a costos es producto, o de una estrategia energética acorde con una política de desarrollo nacional eficiente y competitivo, o de intereses especulativos.

¿A quién compete que las tarifas reflejen costos reales?

Dice Zamora:

“En ningún país del mundo los generadores revisan el tema tarifario. Pero si las distribuidoras llamadas a hacerlo no lo hacen, alguien lo tiene que hacer”.

Y ese alguien sería… EL INVENTOR. ¡Vaya sorpresa! Nadie más que Zamora.

Para empezar, miente Zamora sobre el rol de las distribuidoras, en buena parte, por ignorancia sobre el tema. En todas partes del mundo, es el Estado -no las distribuidoras, ni Zamora- quien debe velar que las tarifas reflejen costos reales, en especial, cuando éstos disminuyen. Las distribuidoras no están llamadas a abogar por reducciones tarifarias si las tarifas recogen sus costos y el VAD, ya que cualquier excedente o desvío a su favor alivia su flujo de caja.

También es falso, como cree Zamora, que un mayor consumo de energía beneficie a las distribuidoras. El cálculo del VAD no depende de que dicho consumo aumente. Lo que beneficia a las distribuidoras, de acuerdo a las reglas de la industria, es la reducción de sus pérdidas técnicas y comerciales, y una mejor cobranza.

Únicamente los proveedores de energía, es decir, los generadores, se benefician con un aumento del consumo de energía.

Por el contrario, se debe reducir la intensidad energética

Todos los países civilizados intentan, por el contrario de lo que desea Zamora, reducir el consumo energético nacional, por vía de la eficiencia tecnológica en el uso final de la energía.

Es falso, también, lo que afirma Zamora, que la economía crece si crece el consumo de energía. No existe una correlación en este sentido. Por el contrario, la estrategia de desarrollo de todo país serio consiste en expandir la economía sin una mayor demanda energética.

La revisión tarifaria es responsabilidad legal del Ente Regulador. Si el INE no hiciera bien su trabajo, el llamado a interpelarlo es la Asamblea Nacional (no Zamora, bajo ningún concepto).

Reducción tarifaria para contener el descontento popular

Zamora se atribuye el mérito que la reducción tarifaria, a la fecha, acumule un 15 %. Él habría convencido a Ortega. Dice que dio la cara, presentó los números y convenció a las autoridades. Antes que él - sostiene a pleno pulmón - nadie sabía que la tarifa debía disminuir por la reducción del precio del petróleo.

Para Zamora, los sectores sociales no existen, no influyen, no determinan nada. El gobierno –según su visión presumida- se vio obligado a reducir las tarifas dado su poder de persuasión, debido a su dialéctica apabullante.

Zamora no comprende que hasta un gobierno dictatorial y corrupto debe evitar, por medio de concesiones, que el descontento ciudadano se desborde. Había un descontento creciente, todos los sectores manifestaban abiertamente que el gobierno efectuaba un robo descarado, mientras nuestros vecinos experimentaban reducciones tarifarias sustanciales por la baja del precio del petróleo.

Ahora, resulta que INE necesitaba que Zamora le enseñara sus números para conocer el efecto que produce en la tarifa la baja del precio del petróleo. ¡Es mucho presumir!

Profecías de Zamora sobre la reducción tarifaria a fin de año

De pronto, Zamora, además de inventar, hace profecías:

“Un proyectado mío (recuerden que no se nada) –dice Zamora- es que la reducción tarifaria acumulará 18 % para final del 2016”.

Pero, antes, Zamora explica su método infalible: luego que hacemos una revisión tarifaria pueden ocurrir tres cosas: 1. Que la tarifa disminuya, 2. Que la tarifa quede igual. 3. Que la tarifa aumente. Genial. Comprobémoslo: Puede que Zamora disminuya de peso, que quede igual, o que aumente. ¡Es, efectivamente, un nuevo invento para hacer proyectados (como le llama Zamora)! Al fin, tenemos una guía científica frente a la incertidumbre de la realidad cambiante.

En el mundo serio, la pregunta es: ¿Hay alguna variable energética de control, que induzca a la revisión tarifaria cuando su valor supera un rango de tolerancia?

Una proyección cualquiera, sin método, puede hacerla un charlatán. Basta que diga una cifra antojadiza. Si no acierta, no tiene nada que perder.

Zamora debió analizar –si supiese- bajo qué supuesto el precio medio del petróleo, en lo que resta del año, descendería por debajo del precio de referencia utilizado por INE. En magnitud tal que, dado un porcentaje determinado de energía térmica respecto a la energía renovable, se produciría un ahorro del 3 % en la tarifa. Zamora, en cambio, presume de un poder paranormal, o de leer los astros como Nostradamus.

¿Qué ha causado el ahorro tarifario?

Dice Nostradamus:

El precio promedio de compra de las distribuidoras ha pasado de ¢19 centavos de dólar, en 2011, a ¢10.6 centavos de dólar por kwh, a enero de 2016.

¿Producto de qué?

Producto de las nuevas inversiones en la generación de energía y en la baja de los precios de combustibles.

En el primer caso, miente Zamora una vez más.

Debió demostrar que los nuevos generadores han desplazado, de 2014 a la fecha, energía más cara. Pero, es todo lo contrario. En la actual coyuntura, los generadores renovables han desplazado, sin mérito, energía térmica mucho más barata. Basta simular el abastecimiento de la energía sin estos nuevos contratos de generación renovable, para que se refleje de inmediato una baja sustancial en el precio de compra.

La energía de los ingenios, por contratación directa (sin licitaciones), pasó de 6.5 centavos el kWh, en 2011, a 11.7 centavos el kWh en 2016, un incremento injustificado del 80 %. Y la eólica fue contratada directamente (sin licitación) a un precio excesivo de 11.42 dólares el kWh. Son energías injustificadamente caras.

Ambas fuentes de energía renovable desplazan actualmente hasta 250 MW de plantas térmicas, cuya energía es más barata (a lo sumo, a 6.5 centavos de dólar el kWh). Este desplazamiento, dado el carácter no despachable de esta energía eólica y de biomasa, significa un sobrecosto mensual de 2.67 millones de dólares para la tarifa. O sea, que si se comprara actualmente la energía por mérito económico se compraría a 9.8 centavos el kWh, en lugar de 10.6 centavos el kWh. Lo que significaría un descuento tarifario de un 2 % adicional (aún con la distribución abusiva que ha hecho Ortega del ahorro)

Por lo menos, NO SE VALE MENTIR, ni inventar, en el tema tarifario. Sobre todo, cuando es tan fácil desenmascarar técnicamente al mentiroso.

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El autor es ingeniero eléctrico


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