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El horror de las tropas rusas

Existen pruebas documentadas de sus crímenes de guerra en Ucrania

Pruebas documentadas de los crímenes de guerra en Ucrania por parte de las fuerzas de Rusia en esta guerra de invasión a Ucrania

Guillermo Cortés Domínguez

3 de octubre 2022

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Las tropas rusas en Ucrania, lejos de actuar como un Ejército profesional, en tan solo siete meses han confeccionado un catálogo de horror contra la población civil, que ha puesto en evidencia un comportamiento frecuente de oficiales y soldados que no respetan las leyes de la guerra y que parecen huestes salvajes.

En una de sus más recientes obras de terror, un grupo de soldados le salió al paso a una caravana de civiles en seis carros y un camión, que huían en las cercanías de Kurylvka, provincia de Járkov, y abrió fuego, causando al menos veinticuatro muertos, entre ellos trece niños y una mujer embarazada, así como treinta heridos.


Los civiles abandonaban una localidad peligrosa cerca de Svatove, ciudad ocupada por Rusia, y se movilizaban al noroeste, hacia la población de Kupiansk, recién recuperada por Ucrania, cuando un comando de sabotaje e inteligencia del Ejército ruso integrado por oficiales y soldados desquiciados, iniciaron el ataque con disparos de pistolas, y luego incendiaron dos de los carros, en los que quemaron vivos a niños y a sus padres.

El viernes 29 de septiembre la escena macabra fue descubierta por fiscales del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) y el sábado 1 de octubre reporteros de medios de comunicación tomaron fotos de la barbarie, pero el hecho ocurrió casi una semana antes, el 25 de septiembre, según la Fiscalía General ucraniana.

Solo unos días después, la mañana del viernes 2 de octubre, una doble columna de carros y “minivans” con civiles que huían de los combates en la provincia de Zaporiyia, fue localizada por los rusos, quienes le lanzaron una lluvia de misiles, matando a 30 personas, incluyendo dos niños e hiriendo a ochentiocho.

El comportamiento de los mandos rusos y sus subordinados es irracional. ¿Cómo se les ocurre atacar caravanas de civiles que huyen de la guerra? ¿Les molesta que abandonen áreas ocupadas por ellos y se dirijan hacia zonas bajo el control de Ucrania? ¿Cómo pueden sentir tanto desprecio por la vida?

La seguidilla de derrotas de las tropas rusas a manos de los ucranianos, seguramente las tiene frustradas, y rabiosas, con la razón nublada, convertidas en hordas que tienen en sus manos un fuego artillero devastador que utilizan de manera festiva e  indiscriminada. Ninguna de estas masacres es accidental, sino que obedecen a una conducta abominable del invasor.

Los ocupantes se han encargado de demostrar de manera fehaciente que es falsa la idea de que las atrocidades en Bucha fueron accidentales, perpetradas por tropas rusas campesinas sin educación, y que los militares de carrera del Ejército de Moscú eran diferentes, pues hay una interminable lista de asesinatos con el sello inconfundible de los soldados de Vladímir Putin.

Los rusos han atacado de manera sistemática e indiscriminada lugares de concentración de civiles que no tienen nada que ver con objetivos militares, como una estación de tren en Kramatorsk, en abril, donde mataron a sesenta personas e hirieron a más de cien; una lluvia de misiles contra un centro comercial en la ciudad de Kremenchuk, en junio, dejó al menos dieciséis personas muertas; y un ataque en un centro comercial en la ciudad de Vinnytsia, en julio, causó una veintena de fallecidos.

En Bucha, donde se comprobó por primera vez la atrocidad rusa, después de treintitrés días de ocupación fueron encontrados en fosas comunes y tirados en las calles, patios, pozos y sótanos de casas, los cadáveres de un mil cien civiles. Cerca de seiscientos veinte murieron por heridas de bala, algunos estaban carbonizados y otros con las manos atadas.

Una parte de los restos encontrados en Bucha eran civiles que formaban una caravana de vehículos bombardeada en marzo por tropas rusas, así que desde entonces el Ejército de Moscú inició lo que ya es una norma: atacar sin piedad a los civiles que huyen de las zonas en conflicto en vehículos privados.

El horror ruso se repetiría en Izium, donde al ser desalojados los ocupantes en la segunda semana de septiembre, fueron descubiertas cuatrocientas cuarenta tumbas, la mayoría de civiles, entre ellos familias con niños, y algunos con signos de suplicio.

En esta región fueron encontradas diez cámaras de tortura que habían utilizado los rusos: seis eran operadas en la ciudad de Izium por agentes del Servicio Federal de Seguridad de la Federación de Rusia (FSB), el principal servicio de seguridad nacional ruso, a cargo del presidente Putin.

Las otras dos cámaras de tormentos estaban en la ciudad de Balaklia: una en el pueblo de Hrakovo, distrito de Chugúyiv, y otra en la ciudad de Vovchansk. En estos lugares, así como en Izium, varios civiles fueron sometidos a suplicios, hasta la muerte.

En Vovchansk, les arrancaron las uñas con alicates a siete estudiantes de la Facultad de Medicina de Kúpiansk, originarios de Sri Lanka, capturados por los rusos al intentar llegar a Járkov.  En Balaklia, ocho mujeres estaban retenidas en celdas de aislamiento. Los invasores intentaron obtener de los civiles información sobre el despliegue de tropas ucranianas y posibles grupos de sabotaje y reconocimiento en los territorios ocupados.

Unas mil personas han sido torturadas y asesinadas en territorios ocupados por las huestes de Putin. En casi siete meses de invasión, casi seis mil civiles han sido asesinados, incluyendo cuatrocientos niños, y heridos ocho mil seiscientos, además de 65 violaciones sexuales a mujeres.

En contra del Ejército ruso hay pruebas documentadas concluyentes de sus atrocidades, por lo que tendrá que responder por crímenes de guerra.


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Guillermo Cortés Domínguez

Guillermo Cortés Domínguez

Periodista nicaragüense. Escribió prensa clandestina y fue redactor y editor del diario Barricada. Coautor de "Corresponsales de Guerra". Fundador y director de la revista Medios y Mensajes y la editorial Editarte. Ganó el Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí, de la agencia de noticias Prensa Latina S.A. Además, es autor de "Huérfanas de Guerra" y "El oráculo de la emperatriz", entre otros libros.

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