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El FMI deja una tarea en dos palabras

La única recomendación del FMI para encontrar una salida es sencilla y se resume en dos palabras: restablecer confianza

José Vélez Morgan

6 de noviembre 2018

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Al Fondo Monetario Internacional se le relaciona siempre con recetas, aunque el médico de la familia es Jim Yong Kim, presidente del Banco Mundial, quien llegó como inmigrante a Estados Unidos a los cinco años de edad. Sin embargo es Christine Lagarde, la abogada francesa quien envía a su equipo a Managua. La delegación de este organismo después de pasar por El Salvador y Costa Rica tiene clara la solución a los problemas macroeconómicos de Nicaragua y esto sin ofrecer un solo dólar.

En El Salvador coexisten dos poderes y lógicamente esto tiene consecuencias económicas Este país con una deuda pública del 70% de su PIB, un crecimiento moderado se recomiendan a como siempre ajustes en el gasto público. Estos recortes al Presupuesto van a llegar hasta el 2.3% para el 2019. Aun así el FMI considera necesario un aumento progresivo de los impuestos. Hasta este punto todo parece ser rutina. Sin embargo en la economía salvadoreña ocurre algo que por razones legales el Fondo Monetario no puede ayudar a superar.

La doble tributación, esta se compone de la carga tributaria establecida en la nueva Ley de Responsabilidad Fiscal y del sistema de Renta de las Maras. Un doble tributo a dos poderes reales en una sola economía. Este exótico modelo fiscal es garante de la redistribución de la riqueza, o de lo poco que queda de ella.El único respiro que podría proponer el FMI a los salvadoreños está fuera de sus capacidades macroeconómicas. La política monetaria no está en sus manos. Una devaluación paulatina del colón salvadoreño daría márgenes interesantes, pero esta moneda existe solo en un decreto bimonetario y en la Web del Banco Central. Su salida la logra cumpliendo lentamente las tareas del FMI para mantener el acceso al financiamiento externo.

Costa Rica tiene un superávit en democracia, ejercida principalmente por sus servidores públicos. Marchas, huelgas y hasta apelaciones paralizan cualquier intento de reformas tributarias o del sistema de pensiones. Tanto la Caja Costarrisense del Seguro Social como el Fondo de Jubilaciones del Poder Judicial son insostenibles y no únicamente desde el punto de vista financiero, sino desde la óptica de equidad social. Las jubilaciones de lujo de hasta 15 000 dólares mensuales son inmunes a las reformas, pasan en última instancia por la Corte Suprema de Justicia.


El Fondo Monetario se rinde y resigna con los gastos del estado y se conforma con recomendar el aumento de la carga tributaria. Más impuestos y lógicamente al valor agregado, directamente a los consumidores, los seres más indefensos. El FMI prevé que con este modelo fiscal el nivel de endeudamiento llegará hasta el 65% del PIB en el 2021. Costa Rica y el FMI se salvan de quedar en el pantano fiscal con las exitosas maniobras en la política monetaria. En el 2015 la Junta Directiva del Banco Central decidió migrar a un régimen de flotación administrativa. Es decir el Banco Central deja que la tasa de cambio se determine con la vieja dinámica de oferta y demanda y se reserva el derecho de participar en el mercado de divisas. El banco en este modelo de no tiene parámetros, si quiere dejar caer al colón hasta el fondo está en su derecho, si por el contrario lo quiere valorar interviene como comprador. El Banco Central cuanta con gran recurso, el acceso casi ilimitado a flujos del capital internacional.

Nicaragua tiene un Gobierno muy poderoso, ejerce absoluto control sobre sindicatos del sector público y cualquier organismo del Estado. Este hecho permite emitir leyes y reformas presupuestarias con la plena seguridad de encontrar aprobación. El Presupuesto General 2019 es uno de muchos ejemplos. Este se compone de gastos de unos 2500 millones de dólares y de ingresos por un monto de 2200 millones de dólares. Este proyecto es un verdadero supuesto y arroja un déficit que de ser cierto sería manejable.Lamentablemente el cálculo de los ingresos no se ajusta a la actual depresión económica.

El Gobierno supone una reducción de sus ingresos de únicamente el 5%, si la realidad los desploma hasta  al 30% se apagarían las luces de todos los ministerios. Opciones reales para financiar el déficit del presupuesto, se sabe perfectamente que no existen. Anuncios de organismos internacionales sobre sanciones financieras en contra de Nicaragua bastan para confirmarlo. El presidente de la República con todo su poder puede ordenar una reducción de hasta un 40% del presupuesto del Estado, la Asamblea Nacional, los sindicatos de trabajadores del Estado y hasta la Corte Suprema lo van a apoyar.

En el ámbito monetario es conocido que desde los primeros meses la fuga de capital superó el 20% de los ahorros depositados en el Sistema Financiero. Esta reacción de pánico de ahorrantes e inversionistas se ha prolongado por la crisis política y acentuada por deficiencia en materia de comunicación por parte del Banco Central. Recomendaciones claras para valorar la importancia en comunicación reparte el Fondo Monetario a todos los Bancos Centrales del Mundo. La afectación a las reservas del Banco Central son prácticamente desconocidas, el último reporte oficial data del 30 de septiembre y asciende a 2300 mil millones de dólares, daba vida para casi tres meses de los cuales uno ya pasó. Los organismos internacionales se adelantaron con prudencia a la aprobación de posibles sanciones. La crisis monetaria se resuelve con la misma dosis de poder en solo 48 horas. El presidente de la República puede ordenar se modifique la política cambiaria de deslizamiento proporcional y mudarse como Costa Rica a una flotación administrativa. Una medida de mercado libre que a la vez permite al Banco Central mantener un control relativo de la tasa de cambio con intervenciones en el mercado cambiario.

El gobierno de Nicaragua está frente a un dilema donde cualquier solución es un problema. En materia fiscal un recorte drástico de hasta en un 40% al Presupuesto de la República además de consecuencias contractivas a la economía implicaría para el poderoso gobierno un costo político difícil de calcular. En lo monetario la mudanza al libre mercado llevaría al país al colapso total en menos de 48 horas puesto que el Banco Central no cuenta con el flujo externo para financiar sus intervenciones. El córdoba caería hasta llegar a ser una molestia tenerlo. La única recomendación del Fondo Monetario para encontrar una salida a este dilema macroeconómico es sencilla y se resume en dos palabras; restablecer confianza. Es esencial, reza en el informe de su última visita restablecer la confianza del sector privado, o sea de ahorrantes, consumidores e inversionistas y afirma que solo así se puede promover la recuperación económica y compensar los efectos de la pobreza.

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José Vélez Morgan

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