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Cómo pasar a la historia…

Hay quienes creen que su poder les viene por mandato divino, y por eso se creen autorizados a violentar las leyes jurídicas y la normas políticas

Onofre Guevara López

9 de agosto 2016

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Para pasar a la historia, basta morirse. Pero hay quienes creen pasar a la historia llenos de gloria con sus actos criminales contra pueblos y hombres, aunque, en verdad, esos solo están en la historia durante el tiempo que la humanidad se ocupa de maldecirlos. Otros creen pasar a la historia glorificados por haber ostentado un cargo público, pero son sus nombres los que pasan a los archivos oficiales. Y no falta quien crea que pasará a la historia forzando su estadía en el poder, pero no logra advertir que su poder, además de temporal, es anti histórico.

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Pasar a la historia pues, es algo natural, pero hay quienes creen que su poder les viene por mandato divino, y por eso se creen autorizados a violentar las leyes jurídicas, las normas políticas y sociales (y hasta las morales). Quien sabe que no hay tal mandato divino, que es una invención suya, se volvió presa del temor al pensar en el rigurosos juicio de la historia, y se hace acompañar de quien comparte sus felonías… ¡y así compartir entre ambos la condena!

(Si esto tiene algún parecido con nuestra realidad de hoy, no es ninguna coincidencia)

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¡Que no los defiendan, compadres!

Insistente en practicar una política desnacionalizada –mirando siempre en actitud de ruegos hacia el exterior— la oposición victimizada por los atropellos de Ortega, ha logrado cosechar frutos no apetecibles, como el apoyo de un par de docenas de ex presidentes latinoamericanos, la mayoría de ellos políticos mediocres, y todos en la planilla de colaboradores de la política estadounidense y sus transnacionales. Los encabeza el español José María Aznar, cómplice de George W. Bush en el crimen contra Iraq, bajo la mentira de que su gobernante poseía “armas de destrucción masiva”.

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Al franquista Aznar, le acompañan el jefe del paramilitarismo colombiano, Álvaro Uribe Vélez; Felipe Calderón, responsable de haber hundido a México en la guerra del narcotráfico; Vicente Fox, quien sirvió mejor como empleado de la Coca Cola que como presidente de México; la panameña Mireya Moscoso, cuya única obra conocida es haber dejado escapar al terrorista Luis Posada Carriles; Alfredo Cristiani, socio político del asesino de Monseñor Romero; y dos chilenos: uno que no rozó ni con el pétalo de una rosa a los militares asesinos de la banda de Pinochet, Eduardo Frei; y el otro, Sebastián Piñera, quien aplastó con los carabineros pinochetistas al estudiantado cuando le reclamó educación gratuita .

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La justa causa de los opositores nicaragüenses no podía tener peores defensores. Y de remate, esas ramas podridas de la derecha internacional, los está hermanando con la derecha venezolana, aspirante frustrada a poner fin al proceso revolucionario venezolano. Aclaro: esos opositores no son despreciables por ser de derechas, sino por su historial como políticos dominantes durante gobiernos corruptos y represivos de la llamada Cuarta República neoliberal en Venezuela; también abogaron –y aún abogan— por entregar el petróleo a las empresas norteamericanas.

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No se puede ignorar que hay lógicas afinidades de clase e ideología entre ambas oposiciones, pero es difícil asociar, por ejemplo, a los políticos Eduardo Montealegre, Ana Margarita Vijil, Luis Callejas, Violeta Granera, Víctor Hugo Tinoco, Enrique Sáenz, Alberto Lacayo, etcétera, con Leopoldo López, quien desde antes del montaje de las criminales “Guarimbas” por lo cual está preso, ya había delinquido creando su partido político con dinero que su mamá sustrajo de la estatal Pdvsa; o compararlos con Henry Ramos Alup, ex ministro represivo y anti obrero en gobiernos pro gringos; tampoco con muchos diputados de la derecha que vienen de empleos –o son empleados— de las empresas comerciales y financieras privadas.

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Ninguno de los políticos opositores de nuestro país, ni siquiera quien fue funcionario de gobierno como el de Arnoldo Alemán, ha ofrecido ni tiene nada parecido al petróleo que ofrecerle a ninguna transnacional gringa, como sucede con todos los opositores venezolanos, quienes en su mayoría están ligados a la conspiración y la violencia inspirada desde Washington, para lo que reciben financiamiento en grande. Mucho menos que se sepa que un opositor nicaragüense esté pidiendo la intervención militar contra su país, como la solicitan los opositores venezolanos.

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Hay pues, demasiadas diferencias entre una oposición y la otra. Pero aunque no se pueda decir que “Dios los cría y el diablo los junta”, los nuestros se empeñan en parecerse a los de la derecha venezolana. Ese apoyo de los ex presidentes a su favor, es tan insincera como el apoyo a la oposición venezolana: lo dan por encargo, pero ellos andan felices por ello; lo que significa que han adoptado la matriz de opinión contra Venezuela, creada por el ejército mediático internacional.

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Eso les impide analizar incluso, las diferencias más obvias entre Nicaragua y Venezuela, como esta: aquí, el gran capital por medio del Cosep, está asociado con Ortega por afinidad con su política económica neoliberal; allá, el gran capital, representado en Fedecámaras, está asociado con la oposición política contra el gobierno para borrar cambios sociales y restablecer el neoliberalismo. Los capitalistas nicas y extranjeros son los únicos que pueden reunirse con Ortega; los capitalistas venezolanos, reúnen su estrategia y táctica con los saboteadores de la economía venezolana.

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Por mucha afinidad personal o política que pudiera existir entre la oposición de aquí con la de allá, la falsa segunda etapa de la revolución del gobierno neoliberal de Ortega le da justificación a la lucha política opositora, y eso no tiene semejanza con la oposición al verdadero proceso de cambios de las estructuras del sistema económico y social tradicional venezolano. Si en Venezuela el gobierno en vez de cambiar la estructura del sistema capitalista estuviera consolidándolo como sucede en Nicaragua, seguramente que Fedecámaras estuviera haciendo allá el papel que el Cosep está haciendo aquí.

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Nuestros políticos opositores –no por ser liberales y demócratas— están imposibilitados de estudiar esas diferencias; pero se conforman con ver los asuntos políticos, según simpatizan o no con los personajes que los dirigen. Ese no es un medio racional para llegar a conocer los problemas políticos de uno u otro país, y luego poder adoptar una actitud consecuente.

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No se contribuye en nada a ninguna causa justa, enfilándose con los enemigos de otros pueblos. Ningún pueblo en rebeldía frente a una potencia extranjera y sus agentes políticos internos, independiente de las simpatías y las antipatías a sus dirigentes, merece ser atacado, porque ese ataque se vuelve solidaridad con sus enemigos, no importan los pretextos que se esgriman.  Menos cuando esos pretextos se parecen mucho a los pretextos con los cuales nuestro país ha sido agredido militarmente en el pasado.

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Me es imposible creer que los opositores nicas pudieran agregar algo a su justa causa por compartir puntos de vistas con los enemigos del pueblo venezolano. Pero es seguro que a nuestro pueblo, que necesita aunar esfuerzos frente la imposición de una dictadura dinástica, no le ayudará en nada el hecho de que a los líderes opositores les den solidaridad los enemigos de un pueblo hermano. Es lo que pienso, sin ninguna ilusión de ver cambiar de actitud a quienes parecen acostumbrados al complejo de ahijados del padrinazgo norteamericano.

Curiosidades:

  1. Hebe de Bonafili, 87 años, preside a las Madres de Mayo; perdió tres hijos a manos de la dictadura militar argentina, y lucha por el rescate de sus nietos, secuestrados por los militares después de haber asesinado a sus padres. Contra esa mujer, la justicia del fascista Mauricio Macri dictó auto de prisión, y no pudo ser capturada por la solidaridad popular con ella. La orden de captura ya fue revocada, pero dejó demostrado que en Argentina, los cambios son para atrás: hacia la restauración conservadora pro fascista.
  2. Consecuente con ese objetivo, en los días iniciales de la toma del poder, Macri declaró: “Conmigo se acaban los curros de los derechos humanos”. Una prueba de eso la dio mandando a echar presa a Hebe de Bonafeli, acto muy parecido a una venganza a nombre de los miliares asesinos.

Cronología imperial (*)

1965.- 1) El 24 de abril se inició el levantamiento cívico militar en la República Dominicana, contra el “presidente” Donald Reid Cabral, un títere gringo, impuesto luego del derrocamiento del presidente Juan Bosh, en 1963. Durante 48 horas el pueblo de Santo Domingo y otras ciudades luchó contra los tanques de guerra.

2) Esa lucha del pueblo dominicano, la dirigió el coronel Francisco Caamaño Deñó; la lucha popular, pretendía restablecer las instituciones democráticas y republicanas, violentadas desde 1963.

3) Ante la inminencia del triunfo popular dominicano, los Estados Unidos intervinieron con fuerzas de aire, mar y tierra, empleando entre 35 mil y 40 mil hombres. (Entre esos “hombres”, había guardias somocistas). A continuación, también invadieron al mundo con los acostumbrados justificativos de que los “comunistas” habían copado la resistencia popular para establecer una “nueva Cuba” en el Caribe.

(Continuará)

(*) Resumida de Guía del Tercer Mundo-86.

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Onofre Guevara López

Onofre Guevara López

Fue líder sindical y periodista de oficio. Exmiembro del Partido Socialista Nicaragüense, y exdiputado ante la Asamblea Nacional. Escribió en los diarios Barricada y El Nuevo Diario. Autor de la columna de crítica satírica “Don Procopio y Doña Procopia”.

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