4 de enero 2017

Pepe Mujica y el difícil perdón

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Como agenda del sector empresarial, esta propuesta ofende la inteligencia y sirve para tomar conciencia del grado de bancarrota cultural del COSEP
Bayardo Arce, asesor económico del gobierno, junto al presidente del COSEP, José Adán Aguerri. Carlos Herrera/Confidencial.
Nanque hoc tempore obsequium amicos, veritas odium parit (*)
Terencio
COSEP dio a conocer el pasado miércoles 15 de diciembre una propuesta de agenda 2020. Esta agenda, más bien, es un manifiesto burocrático que responde a la visión de los voceros del COSEP, quienes, como se percibe en dicha agenda, carecen de experiencia empresarial. A estos funcionarios, caudillistas a su modo, se les asigna hoy la representatividad empresarial para que actúen en correspondencia con el gobierno caprichoso, dictatorial, que toma decisiones sin dirección profesional. En pocas palabras: Qualis Ortega, talis COSEP. Uno para el otro.
Esa reciprocidad, entre ambas burocracias, parece a primera vista un acierto, una táctica útil de alianza irreflexiva con el poder atolondrado. Sin embargo, es una opción miope, que ha propiciado que el orteguismo con su lenguaje demagógico y cursi se revele culturalmente, con naturalidad, en la agenda 2020 del COSEP, con la misma incoherencia e improvisación. Así, el sector empresarial pierde una visión de futuro para contribuir al cambio y a la reconstrucción del país a la caída de Ortega.
La agenda 2020 es una muestra del grave atraso cultural del país
La agenda 2020 expresa la visión de una burocracia vana. En lugar de esbozar una estrategia, a partir de un análisis metódico de las circunstancias concretas (en pro y en contra), y de las metas u objetivos para mejorar la competitividad de los sectores que servirían de motores al desarrollo económico, la burocracia del COSEP declara sin sonrojo que su agenda es el producto artesanal, sin perspectiva crítica, de la visión de múltiples empresarios, grandes y minúsculos, tomados al azar en una encuesta.
Nadie, en su sano juicio, traza un plan –que debiera ser estratégico para incrementar la productividad del país- valiéndose de una amplia encuesta general. Un pensamiento estratégico sabe que buena parte de esas empresas, pequeñas, medianas y grandes, deben ser destruidas, y algunas reconstruidas –si acaso- de manera distinta, en busca de la competitividad. Hay indicadores de gestión para determinar cuáles empresas están mal concebidas, o que operan fuera de la realidad competitiva, con una pésima relación de sus factores productivos, con un mal apalancamiento financiero, con pésimos márgenes y flujos de caja, y a la zaga de la evolución de sus nichos de mercado. En el terreno empresarial, quien no es productivo e innovativo por mérito propio no tiene derecho a opinar.
La reingeniería es un cambio innovativo de los procesos para mejorar costos, calidad, rapidez, etc. De una encuesta a los empresarios no surge un programa de transformaciones cualitativas, tecnológicas, sino, un conjunto de reivindicaciones, socialmente costosas, para que sobrevivan inmerecidamente muchas empresas desastrosas que, seguramente, deben perecer.
Como agenda del sector empresarial, este documento trivial es una ofensa a la inteligencia, pero, sirve para tomar conciencia del grado de bancarrota cultural en que ha caído la burocracia del COSEP con dicha encuesta, al ignorar que un análisis estratégico integral lleva a formular políticas de cambios estructurales en el sistema económico y en la sociedad.
¿Estabilidad política durante la consolidación dictatorial?
La estabilidad política no es, como sostiene el COSEP en su agenda, producto de una fuerza represiva que oprime brutalmente a los ciudadanos, cerrándoles todos los espacios de expresión con puño de hierro:
La guerra y los conflictos bélicos, que han destruido nuestra nación, no son de carácter ideológico, sino, de rechazo a la opresión asfixiante. La polarización extrema no tiene ninguna complejidad de perspectivas. La estabilidad política depende de la naturaleza del desarrollo de la sociedad, de sus relaciones económicas progresivas. Es decir, la paz social resulta del ritmo de maduración de sus relaciones de producción en períodos de auge económico sostenible.
Un régimen absolutista, corrupto, más bien engendra poderosos fuerzas sociales que irrumpen violentamente a la política por pequeñas reivindicaciones elementales, pero, que encierran un contenido libertario esencial en el ser humano. No hay que ser gurú para predecir, entonces, una próxima conflagración social.
La lucha ideológica no provoca consecuencias morales, sociales y económicas dañinas. Es, más bien, una expresión intrínseca a la democracia representativa. Sin ideología, no habría en el mundo expresión estratégica de intereses contrapuestos, sobre el orden jurídico de la sociedad. Ningún cambio trascendental es posible sin que un sector social comprenda, ideológicamente, las condiciones objetivas que hacen necesario el cambio.
Principios abstractos de la burocracia del COSEP
La burocracia del COSEP condena la lucha ideológica, pero, sostiene que sus principios abstractos sobre el orden jurídico de la sociedad, por alguna razón misteriosa, generarían desarrollo económico.
En política, no sólo es posible involucionar, sino, que llevamos 10 años involucionando con un Estado absolutista, que se consolida más abiertamente y con más violencia de parte de paramilitares, de policías, y de soldados. La burocracia del COSEP tiene sus razones prácticas para ignorar este desastre nacional.
Una Nicaragua próspera y democrática no se construye con los principios del COSEP que, en la práctica, le llevan a cogobernar con la dictadura fascista más corrupta de nuestra historia (el país ocupa el puesto 130 en el índice de percepción de corrupción de 2015).
Líneas de acción que no son líneas de acción
La burocracia del COSEP agrupa lo que llama líneas de acción, en función de su relación con el marco regulatorio:
Más que de líneas de acción se trataría de temas, algunos de ellos mal redactados e incoherentes. Unas verdaderas líneas de acción persiguen determinados objetivos estratégicos. Por ello, las líneas de acción son medios para alcanzar dichos objetivos. Constituyen, de hecho, planteamientos tácticos para transformar la realidad. Por lo tanto, unas reales líneas de acción, por simple coherencia, se clasifican por los objetivos a alcanzar, y por los medios concretos íntimamente vinculados a tales fines, no por temas o por el entorno normativo.
Primero se definen los objetivos, luego, las líneas de acción
Por ejemplo: el objetivo de reducir los costos energéticos, para conseguir que las tarifas eléctricas sean más competitivas, requiere tres o cuatro líneas de acción especializadas, en dependencia del análisis del porqué de esos altos costos, y de la correlación de fuerzas con respecto a quienes se benefician si tales costos siguen altos. La burocracia del COSEP piensa que al enunciar el objetivo, enuncia, a la vez, las líneas de acción. Y que ello basta para que las estrellas se realineen y cumplan sus deseos sin resistencia alguna.
Las supuestas líneas de acción del COSEP son simples enunciados o deseos. Y los cambios brotarían solos, basta que el COSEP los ponga en agenda. Lo que el COSEP llama líneas de acción ni se sustentan en análisis causal, ni parecen encontrar contraposición. De manera, que dichas líneas de acción se convierten en simples propuestas burocráticas, sin una táctica de lucha para obtener resultados.
¿La gestión estratégica es un simple cumplimiento de la regulación existente?
Las líneas de acción, que la burocracia empresarial agrupa como gestión estratégica, al parecer del COSEP sólo requieren el cumplimiento del marco normativo existente. En la vida real, la gestión estratégica requiere un análisis de escenarios probables, en los cuales, para alcanzar los objetivos trazados ante cada movimiento o cambio planteado por el entorno se impulse la coordinación apropiada de los factores que determinan el éxito, conforme a un plan concreto.
En consecuencia, objetivos vinculados a la gestión estratégica conciernen a la planeación organizativa del futuro de la empresa, a la conquista de capacidades de dirección y de ejecución de planes, no al simple cumplimiento de la regulación existente.
La nación es vista por los voceros del COSEP como una juguetería
Un gremio empresarial no puede proponerse como objetivo, bajo una correcta dirección, el crecimiento de todos sus agremiados. Ni siquiera, las mismas facilidades para todos ellos, ya que la gestión eficiente del país requiere priorizar esfuerzos en sectores verdaderamente estratégicos para el plan nacional.
El COSEP pide a Ortega que invierta recursos del país en la sostenibilidad de las empresas privadas, sin criterio alguno, como un niño en una tienda de juguetes:
Estratégicamente, el planteamiento es al inverso. El plan de inversiones en infraestructura, de un Estado responsable, se orienta planificadamente en forma de inducir la inversión privada en las áreas que interesan al desarrollo de la nación (no donde interese individualmente al inversor). En el caso concreto del puerto en el Caribe, los estudios de prefactibilidad demuestran que no es rentable. Que por el escaso volumen de mercancías en tránsito generaría pérdidas. A la burocracia del COSEP, a pesar de conocer estos estudios, sus resultados no parecen importarle (porque cuentan con que a un régimen como el de Ortega, tampoco le importarían). Tal para cual.
Con el acceso al crédito, la burocracia del COSEP tiene una postura imprudente, de niño consentido, semejante:
El crédito, para cualquier persona seria, es un análisis de riesgo. Las empresas micro, pequeñas y medianas, en nuestra reducida economía, llevan en su propia pequeñez un riesgo financiero alto. Ubicarse en un segmento considerado estratégico (del resto, difícil de comprobar) no reduce en nada las desventajas que propician el riesgo (de lo cual, dependen las tasas de interés). Este problema del riesgo se enfrenta, no exigiendo garantías a la torera, sino, con garantías de fondos solidarios de cooperativas, que realicen un estudio profesional de la viabilidad de la operación; que den seguimiento a su ejecución; y que al menor índice de falla tengan derecho legal a intervenir en la administración y en el control del capital de la empresa prestataria para redireccionarla.
Sin objetivos estratégicos y sin líneas de acción, la agenda 2020 es un cúmulo de frases sin sentido, que suponen que el Estado está al servicio de la vocería caudillista del COSEP, bajo la consigna vaga de: ¡COSEP presidente, cristiano, socialista y solidario!
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El autor es ingeniero eléctrico.
(*) Porque vivimos tiempos en que el servilismo hace amigos, y la verdad, genera odios.
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