21 de octubre 2018
Este es un exorcismo contra Satanás y los Ángeles Rebeldes, quienes evidentemente, de tanto andar con la pareja de satanes, se volvieron satánicos. Este es un mensaje del Papa León XIII y del Arcángel Miguel, para los tiranos a quienes llegaba hasta su propia casa misteriosamente. Esta es una libre interpretación de esa historia. Nada nuevo trajo el barco, salvo que fue entonces, en tiempos del Arcángel Miguel, cuando los ángeles que se rebelaron contra Dios se volvieron zopilotes y desde que lo traicionaron, andan encapuchados y disparando a diestra y siniestra, sobre todo a los niños, y se posan en las rotondas de la perfidia, que son las suyas, y encabezan marchas fúnebres reventando chimbombas azul y blancas que arrebatan a los jóvenes, y con las banderas de Nicaragua lampacean las carreteras y caminos teñidos con sangre de inocentes, y arrastran hasta “El Chipote” a todo el pueblo que pide justicia y libertad. “Libre albedrío”.
Cuando los tiranos de Nicaragua, en una marcha sacrílega, quisieron manipular, el día de su canonización, a San Romero de América, fue cuando Jesús dijo lo siguiente: “Hijos míos: Haced el Exorcismo de mi amado Arcángel Miguel, dictado a mi siervo el Papa León XIII, todas las veces que podáis y propagad su devoción. Si supierais hijos míos las gracias y protección que os brindo a través de esta poderosa armadura, ¡si lo supierais! Yo, vuestro Padre, a través de mi amado Arcángel Miguel, expulso y protejo de toda fuerza del mal a todos aquellos que hagan y propaguen su devoción. De los lugares donde se practique, el demonio huirá y ninguna fuerza del mal os podrá tocar.”
Entonces los malignos invocaron a Dios y recurriendo a una falsa fe, hicieron sus porquerías fisiológicas en los altares de las parroquias, golpearon a los curas, tiraron ornamentos sagrados contra las paredes, cálices y patenas fueron a parar al suelo, sacaron las bancas de las iglesias al atrio y a las calles, pusieron aparatos de sonido a todo volumen para silenciar la única palabra verdadera, y acribillaron a balazos la imagen viva de “La Divina Misericordia”. Ya lo hemos dicho. Se burlaron de los devotos, y Jesús continuó diciendo: “Mi Arcángel será intercesor en esta vida y en la eternidad de todos aquellos que sean sus devotos. Ni los demonios, ni las pestes, ni las tragedias, ni las tempestades, ni el hambre tocarán las puertas de aquellos que oren con el exorcismo, para que las fuerzas del mal sean desterradas de la faz de la tierra, y los tiranos, de Nicaragua. Sed verdaderos guerreros combatiendo. Permaneced en victoria.”
Ya sabemos que las cárceles de Nicaragua se llenaron de prisioneros de Ejércitos Celestiales, luchando con la oración contra el ejército de Satanás y sus demonios, sus secuestradores, torturadores y carceleros. El Arcángel Miguel nos dice lo siguiente: “Llamadme con mi grito de combate: ¡Quién como Dios! Nadie es como Dios.” Y esta afirmación disgustó sobremanera a los tiranos, que a sangre y fuego se empeñan en demostrar lo contrario. Por ello Miguel Arcángel continuó diciendo: "Yo vendré con la velocidad del pensamiento a asistiros en vuestra lucha espiritual. No temáis. Haced mi exorcismo. Soy Miguel, Príncipe de los ejércitos de mi Padre. No dejaré que ninguno de mis devotos se pierda. Entended hermanos que mi Padre respeta vuestro libre albedrío, es por eso que debéis orar más especialmente en estos tiempos de tanta oscuridad.” Y se refiere a la oscuridad que emana de esta dictadura.
El que quiera entender que entienda. Y bien que lo entienden todos aquellos que en el poder reciben este mensaje del Arcángel Miguel dictado a León XIII, y saben que, siendo yo apenas un amanuense, es a ellos a quienes concierne este exorcismo de León XIII: “Levántese Dios y sean dispersados sus enemigos y huyan de su presencia los que le odian. Como se disipa el humo se disipen ellos, como se derrite la cera ante el fuego, así perecerán los impíos ante Dios. (Salmo 67). Señor, pelea contra los que me atacan; combate a los que luchan contra mí. Sufran una derrota y queden avergonzados los que me persiguen a muerte. Vuelvan la espalda llenos de oprobio los que maquinan mi perdición. Sean como polvo frente al viento cuando el Ángel del Señor los desbarate.”
Y el Ángel del Señor se convirtió en el misterioso mensajero que día a día dejaba en la cueva de “El Carmen” estos textos de exorcismo. Sus habitantes los encontraban dispersos en mesas de noche, inodoros, roperos y camas. Temían abrir algún sobre que pusiera “A quien concierna”, pues bien sabían que iba dirigido a ellos Despotricaban contra la ineficiencia de sus custodios y guarda espaldas, y los cambiaban cuando no podían decir quienes llevaban aquellos mensajes. Muchos fueron a parar A “El Chipote” acusados de golpistas y terroristas.
Cuando apareció la “Asociación de Mujeres del Pico Rojo”, quisieron culparlas inútilmente. Entonces inventaron la “Asociación de Mujeres del Pico Chicha”. De nada sirvió, pues además de verse horribles, por obra del exorcismo se quedaron mudas. Una noche especialmente tenebrosa se apareció en “El Carmen” el mismísimo Arcángel Miguel, engalanado con sus alas blanquísimas, con su porte de guerrero invencible, alto, espada en mano, y entregó, antes de desaparecer, un sobre a un espantado jefe de escoltas. El sobre decía: “A QUIEN CONCIERNA”. El aterrorizado guardia gritó llamando a su jefa. Arrastrando anillos y pulseras, apareció la señora, quien abriendo el sobre leyó: “Sea su camino oscuro y resbaladizo, cuando el Ángel del Señor los persiga. Porque sin motivo me tendieron redes de muerte, sin razón me abrieron trampas mortales. Que les sorprenda un desastre imprevisto, que los enrede la red que para mí escondieron. Caigan en la misma trampa que me abrieron.”
La señora temblaba, cuando salió, de la misma oscuridad que ella poco antes, su señor preguntándole: -¿Para quién es ese mensaje? –Pues para vos, musitó la mujer.