12 de junio 2020
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En Nicaragua las escuelas públicas no se han cerrado por la pandemia de covid-19. Aunque el reporte y testimonios diarios de casos aumentan , los docentes están obligados a llegar todos los días para impartir las clases. La orden es continuar con la normalidad, alentar a los padres a enviar a sus hijos y ocultar los casos de posibles maestros contagiados, confirma un maestro del departamento de Carazo a CONFIDENCIAL.
“El delegado dice que no hay casos, aunque sí hay maestros contagiados. En el colegio donde yo imparto clases somos 17 maestros y tenemos tres que están de reposo. La orientación es que los directores lo mantengan en secreto y le avisen a través de WhatsApp”, narra “Mario”, un maestro del departamento de Carazo, que oculta su identidad por las amenazas que ha recibido.
Cuenta que, desde que se identificó el primer caso positivo de covid-19, el 18 de marzo pasado, la asistencia escolar comenzó a bajar. Pero fue hasta finales de abril y mayo que el bajón fue significativo. En la escuela donde enseña, de los 30 alumnos que tenía antes de la pandemia, ahora llegan entre tres o cinco, hay otros que van día de por medio y también hay casos donde se han retirado completamente.
“La directora nos dice que el delegado está enojado, porque ellos reportan la asistencia diaria. Entonces nos dice ‘hicieron un buen trabajo, de andar casa a casa diciéndole a la gente que no venga. También, nos dicen que le robamos al Estado porque nos pagan completo y nos damos las clases completas”, cuenta el docente, quien tiene más de 25 años de enseñar en ese departamento y fue obligado a visitar a los estudiantes para animarlos a regresar la escuela.
Maestros deben clasificar a los estudiantes
Según un documento enviado por el delegado municipal del Mined en Diriamba, Francisco González, en poder de CONFIDENCIAL, en ese municipio la orientación es que las clases no se suspendan y para la ejecución del plan educativo de los próximos meses los maestros deberán clasificar a los estudiantes en tres grupos: los que asisten diario, los que asisten interrumpidamente y los que no asisten. Después de clasificarlos crearán una “adecuación curricular”, que consistirá en guías de estudio especializadas para cada caso.
“Para el que llega esporádicamente sus avances y evaluaciones se realizarán en un período extraordinario; mientras el que no llega debemos contactarnos y establecer el mecanismo de atención lo cual nos deja claro que estos estudiantes tendrán que hacer un período extraoficial para cumplir con las competencias e indicadores establecidos y que no han alcanzado”, dice el documento.
También orientan reducir las horas de clases, modificando el horario a, de 7:00 a. m. a 10:00 a. m. y durante ese tiempo enfatizan en el lavado de manos, desinfección de las superficies y objetos, el uso de mascarillas y distanciamiento social. Sin embargo, estas medidas se alejan de la realidad que viven los maestros y estudiantes en los colegios públicos.
“En la escuela lo que puso la directora fue jabón de lavar ropa en cada bebedero y fue hasta hace poco. Ponen jabón de lavar ropa y agua con cloro. Y ellos orientan el distanciamiento, pero las aulas no prestan las condiciones para eso”, explica el docente.
- Lee aquí el documento filtrado del Mined: Contexto educativo frente al covid-19.
En los casos donde los padres aseguren que no reintegrarán a sus hijos a clases, plantean usar “los medios tecnológicos” para hacer video clases, grabar tutoriales y usar las plataformas educativas, pero esto solo sería realizado en los casos que las familias tengan los recursos.
“Si tengo tres cuartos grados con tres docentes y la cantidad de estudiantes que asisten son 15; entonces serán atendidos por un docente, el otro docente con el apoyo de los otros atenderá al grupo que no asiste regularmente y el tercer docente atendería el tercer grupo de estudiantes que no asiste a clases”, dice el documento, que se estaría aplicando a partir de junio.
Maestros son amenazados y mandados a callar
En la escuela donde labora “Mario”, los maestros han hablado en varias ocasiones con la dirección sobre sus temores ante la pandemia. Le han propuesto soluciones para evitar la propagación, pero nunca han tenido una respuesta positiva.
“Hay un hermetismo total. La directora dice que aquí no está pasando nada, que los vecinos que se mueren —porque ya hay tres personas cercanas a la escuela que han fallecido— son por otros padecimientos. Dice que el virus vino para quedarse y hasta me ha dicho que soy histérico”, cuenta.
La situación se repite en varios colegios de Carazo, dentro del círculo de maestros se conocen casos positivos de covid-19, pero el temor de ser despedidos o perseguidos, como lo han sido muchos de los que opinan en contra del Gobierno, hace que las denuncias pocas veces salgan a luz.
“Yo desearía levantar al magisterio, pero sé que no tendría el apoyo. Muchos tienen temor. Solo lo comentamos en secreto y allí se queda. Ya nos dijeron que no anduviéramos compartiendo nada en las redes y a mí desde hace tiempo me han dicho ‘te van a correr’”, dice el maestro.
Las represalias para quienes opinen en contra de los lineamientos oficiales ya existen. Hay varios casos de maestros que son excluidos de la lista de beneficios, por ejemplo, en la entrega de lentes; según cuentan ingresan la solicitud, pero nunca reciben respuesta.
