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“El periodismo independiente tiene la credibilidad de su lado”

Periodistas en el exilio señalan que la propaganda de la dictadura no logra imponerse en las audiencias pese a contar con millonarios recursos

Periodismo

De izq. a der.: Lucía Pineda, Miguel Mendoza y Álvaro Navarro.

Redacción Confidencial

13 de julio 2023

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La propaganda de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo no logra calar entre los nicaragüenses, pese a operar con los millonarios recursos desviados de las arcas estatales, debido a su falta de credibilidad y su obsesión por organizar eventos “aburridos”, de acuerdo con las opiniones de tres periodistas independientes en el exilio, entrevistados para el programa Esta Noche. 

Lucía Pineda Ubau, jefa de prensa del Canal 100%Noticias y quien estuvo en la cárcel por órdenes de la dictadura, Álvaro Navarro, director de Artículo 66, en el exilio debido a las amenazas de operadores del régimen, y el periodista deportivo Miguel Mendoza, quien estuvo más de 680 días preso, sólo por opinar en sus redes sociales, coincidieron en que el orteguismo ha perdido la batalla por la credibilidad en Nicaragua y que el reto apunta a seguir desnudando el estado policial y la crisis de derechos humanos que vive el país. 


Los comunicadores también comentaron los resultados de la reciente encuesta de CID Gallup —auspiciada por CONFIDENCIAL— principalmente los puntos referidos a las pobres audiencias que tienen las cadenas de radio y televisión impuestas por Daniel Ortega. “Al público en general le resulta pesado estar oyendo esos discursos repetitivos”, expresó Navarro

En la última encuesta de opinión pública de la firma CID Gallup en Nicaragua, auspiciada por Confidencial, te ubicas entre los periodistas con mayor credibilidad en el país, después de Lucía Pineda Ubau y Carlos Fernando Chamorro ¿Qué te dice a vos, que permaneciste más de año y medio en prisión, estos resultados?

Miguel Mendoza: Es una agradable sorpresa, porque una de las cosas que persigue el periodismo es tener credibilidad, porque si no la tenés, estás muerto, mejor dedícate a otra cosa.  En lo personal es motivo de orgullo. La gente se siente bien identificada por lo que yo pasé incluso desde 2018, cuando empecé a hablar sobre la crisis y la violación de los derechos humanos de la dictadura. Mis redes sociales empezaron a crecer de manera exponencial. Estamos hablando de que la gente cree en mi trabajo, y eso lo agradezco

Lucía, vos figuras como la periodista con mayor reconocimiento entre los consultados. Pero también hay otros generadores de opinión de la propaganda oficial. ¿Cómo se están informando las audiencias y cómo se puede discernir entre la noticia y la mentira de la narrativa oficial?

Lucía Pineda: La gente se sigue informando con la prensa independiente. Y eso que nosotros estamos informando desde el exilio, hemos sido perseguidos, confiscados, encarcelados. Hay otro sector que también ve algún tipo de programa de opinión de los sandinistas, pero tal vez se puede explicar porque están en todos lados, realmente están saliendo mucho, salen a diario en la televisión. Pero nosotros tenemos otros medios bastante poderosos, como son las redes sociales y nuestra credibilidad, pese a que hemos sido perseguidos y ultrajados. El periodismo en Nicaragua le llega a su público, le llega a Nicaragua. Es una buena noticia, porque nosotros hacemos nuestro trabajo, nuestro producto, nuestro contenido y se lee, se consumen. La gente nos sigue porque saben que se brinda información verificada. No somos infalibles, nos podemos equivocar, pero hay que tener siempre la valentía y la humildad de reconocer que también nos equivocamos. 

Cuando se les preguntó en la encuesta si  escuchan las cadenas de radio y televisión de Daniel Ortega, más del 50% respondió que nunca lo hace y el 49% aseguró que sí. Y por otro lado, el 53% respondió que nunca o casi nunca, escuchan el monólogo diario de Rosario Murillo. ¿Ha tenido éxito la narrativa oficial y su discurso de odio en estos cinco años?

Álvaro Navarro:  No, y la gran explicación es que son requeteaburridos. A los periodistas nos toca por obligación escuchar a Daniel Ortega y a la señora Rosario Murillo, porque tenemos que informar, porque hay algún tipo de vocería oficial sigue siendo de utilidad para los medios de comunicación. Pero yo estoy seguro que al público en general, le resulta pesado estar oyendo a Daniel Ortega repetir su discurso todos los fines de semana o cada mes que aparece en público. Siempre repitiendo el mismo cuento, viene y regresa 300 años atrás, y después empieza a contar el mismo cuento, le mete una pausa adicional y ya con eso lo quiere empaquetar como un discurso nuevo. Y la señora Rosario Murillo, eso es una letanía también totalmente aburrida. Lo podés ver en sus propios medios oficiales, ya sea en la televisión abierta y en las redes sociales, sobre todo. Ahí podemos ver que de repente, solo tiene a 20 personas viéndola, y de esas 20 personas, hay 12 o 15 son periodistas probablemente viéndola por obligación de levantar el contenido que ella puede estar diciendo. Esta encuesta revela un poco también el fracaso de la propaganda gubernamental y los millones que han gastado del dinero de los nicaragüenses en canales de televisión, para que al final tengan esos pobres niveles de audiencia y esa poca credibilidad.

Miguel, fuiste arrestado no por tener un programa de comentarios políticos en la televisión nacional, sino por opinar como un ciudadano en las redes sociales. ¿Qué papel tiene el Internet y las redes en este contexto de censura en Nicaragua?

MM: Es un rol muy potente porque se ha convertido en el espectro, en el mundo pequeño, donde la gente confía. Cuando vamos al asunto de dónde hay credibilidad, la gente se va al periodismo independiente. ¿Por qué? Porque aquí hay debate, porque aquí se opina, porque aquí se desmenuza la información. En cambio, el discurso oficial viene de manera vertical. Es lo que dice la señora o lo que dice el hombre, y eso se coloca tal cual. No hay debate, no hay preguntas. Creo que la gente entiende perfectamente quién es quién en el periodismo. A mí me apresaron precisamente por las redes sociales. Al principio no lo entendía. Me costó entenderlo, pero el objetivo conmigo fue precisamente silenciar aquellas voces que a través de las redes sociales hacían bulla. La gente de alguna manera confía en la prensa independiente.  Porque como yo lo decía en El Chipote, la gente sabe quién es un periodista independiente, el que con una pequeña recarga y montado en un bus, está buscando la información. Ese periodista llega más a la gente, que la dictadura con todos esos recursos monstruosos que tienen en sus canales, que han sido un fracaso.

Pero en las redes sociales sí hay debate e intercambio, pero también son una fuente de desinformación. Partiendo de su experiencia, ¿Dónde están los usuarios de Internet hoy en Nicaragua? ¿Están en TikTok, en Facebook, en Instagram? ¿Están consumiendo noticias ahí? ¿Son las redes sociales una competencia para los medios independientes?

LP: Están repartidos en diferentes plataformas. Por ejemplo TikTok, Facebook, que sigue siendo bastante consumido por los nicaragüenses. Twitter en menor escala. Yo veo que la gente sí está consumiendo todos nuestros contenidos. En medio de eso hay también páginas de desinformación, eso se no puedes negar. Pero la gente recurre a los medios independientes para ver qué cosa es cierto. Hay gente que te chatea diciendo: ‘mira, en una página sale tal cosa, ¿esto es cierto?’. Uno responde con seriedad: ‘No sé, estamos averiguando, eso no está confirmado’. Eso es lo que le puedes contestar en ese momento a la gente. Los medios, los periodistas que hemos defendido la libertad de prensa, que hemos dicho la verdad de lo que ocurrió en Nicaragua, creo que siguen siendo una de las voces fuertes que escuchan los nicaragüenses.

¿Cómo se puede combatir la desinformación? Por un lado, los periodistas en el exilio tienen el desafío de enfrentar la censura y, por otro lado, la desinformación, que también está en las redes sociales. ¿Cómo se puede combatir la mentira oficial desde el exilio?

AN: Es una tarea dura de todos los días y yo creo que los periodistas nos hemos entrenado y hemos aprendido, hemos podido ir sorteando el cerco, con apoyo de la gente que está en Nicaragua, que está en las calles y que todos los días está viviendo la dura situación del país. También hay algún esfuerzo que estamos haciendo los medios de comunicación desde el clandestinaje, pero también hay que pasar por procesos de curaduría, no podés tomar todo lo que viene. Vos te encontrás que en páginas desconocidas puede haber alguna información y entonces lo que te toca es tomarla, ponerla a un lado, empezar a hacer contraste, empezar a hacer llamadas, empezar a preguntarle a otras personas que están en el exilio, que probablemente tienen otros contactos. Ocurre mucho que de repente se gira información en torno a algún empresario. Bueno, hay empresarios que están en el exilio, que probablemente tienen contacto con otros empresarios y más o menos te va llevando a saber qué hay de cierto sobre lo que está ocurriendo. No hay que perder el contacto con algunos gremios que, aunque estén desactivados totalmente, sus miembros todavía están informados y sabiendo lo que está ocurriendo. Y así la gente te va diciendo poco a poco y se va llegando a romper el cerco.  Es un compromiso que tenemos los periodistas independientes, romper el cerco y la censura que nos han impuesto.

¿Cuál es el papel que juegan o deberían de jugar los ciudadanos frente a la censura? ¿Y qué relación se puede establecer con los medios de comunicación, ellos y los periodistas independientes que están en el exilio? 

MM: La gente quiere hablar, el problema es cómo, porque la gente tiene temor. A mí me está ocurriendo. Si ustedes han visto mis redes sociales, me están enviando fotografías, relatos de simpatizantes, gente que incluso participó como paramilitar, y que ahora están aquí en Estados Unidos. Yo no conozco a nadie de esa gente. A mí me está llegando esa información y es una cantidad que me viene a través del Messenger, en mensajes privados, y eso demuestra que de alguna manera, la gente está ávida de querer pronunciarse, de querer expresarse. El asunto es encontrar la forma.  Siempre te están recomendando, te están haciendo la advertencia: ‘No me menciones, esto es anónimo. Recordá que tengo familia allá’. Uno se rifa como periodista independiente. Uno se rifa a colocar esas historias, pero obviamente con el cuidado de no identificar a las personas, a la misma fuente. O sea, la gente que me está mandando, es la gente de pueblo, la gente de a pie, es la gente que conoce a quienes estuvieron detrás de la represión en Nicaragua y esto te demuestra que la gente quiere hablar. A estas alturas, todo el mundo está convencido. Ya sabemos quién mató, ya sabemos quién reprimió, ya sabemos las barbaridades que están haciendo contra la Iglesia. Entonces, por muy distinto que sea la narrativa del régimen, la gente no le va a creer. 

La encuesta también preguntó si se sienten seguros para hablar y dar declaraciones a medios independientes. 57% de los consultados respondió que no se sienten seguros. El 40% dijo que sí y el 3% no sabe o no respondió. Lucía, Álvaro. ¿Cómo les garantizan a las fuentes que les pueden brindar seguridad y que no van a ser objeto de espionaje por parte del régimen?

 LP: Cuando nosotros establecemos algún tipo de contacto es por vías seguras, como puede ser Signal. Obviamente nosotros guardamos la confidencialidad. Incluso yo llego a veces al extremo de que detengo varias noticias, porque te mandan documentos o información y entonces digo, “hasta que me digan quién me lo mandó y me muestre su cara, lo vamos a publicar’. Se entra en una especie de negociación con esa fuente, porque yo quiero cerciorarme que ese documento que me están enviando, esa información tiene rostro y yo no te voy a dejar expuesto. O sea, dejar claro que pueden confiar en mí. Establecer una relación de confianza entre nosotros, con la fuente.  

AN: Se ha impuesto el discurso de la criminalización del periodismo, de la opinión y de la libre expresión.  Cuando quisieron imponer silencio en las redes sociales, encarcelaron a Miguel Mendoza. Cuando quisieron atemorizar a los periodistas que estaban todavía trabajando de forma medianamente visible en Nicaragua, entonces persiguieron a toda la redacción de La Prensa.  Luego, todavía en la Semana Santa pasada, vieron que había algunos periodistas que podían estar cubriendo en la calle y encarcelaron al periodista Víctor  Ticay. Ahora tenemos tantas herramientas para mal de la dictadura en los que la gente te puede hablar, puede conversar y a nosotros nos pasa. La gente por mayor facilidad encuentra que te puede escribir al Messenger del Facebook de Artículo 66. La gente te dice tengo una información que quiero darte, pero quiero que sea anónimo, ¿me pueden dar un número de alguien? Entonces lo que inmediatamente le damos en un número que tenemos de otro país, donde le pedimos a las personas que pueden conversar por ahí, porque hay una persona que está atendiendo esos mensajes.  Hay otros mecanismos mucho más directos. Y ahí también podemos crear de alguna manera ese vínculo personal, como mencionaba Lucía, de identificarnos con la gente, de pedirle que se nos identifique y podamos hacer ese proceso de curaduría o de verificación para saber si la información que te pasan es real.

¿Cuáles son los desafíos de la prensa independiente frente a la radicalización de la represión en Nicaragua, la censura y el intento del régimen de imponer un apagón informativo en el país?

MM:  Pues seguirlos desnudando, mostrando la verdad sobre el discurso que ellos plantean.  Nosotros estamos a niveles de Corea del Norte, de los rusos y de los chinos, y repito, con muy pocos recursos, pues se les ha logrado torear. Ellos tienen la ventaja indiscutible de los medios tradicionales, los medios abiertos. Pero el periodismo independiente tiene de su lado la credibilidad. Ellos pueden tener para pagar todo el Internet que quieran. La gente, el ciudadano, debe invertir algo de sus recursos para estar chequeando a los medios independientes. Pero aún así, la credibilidad está de este lado.

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Redacción Confidencial

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Confidencial es un diario digital nicaragüense, de formato multimedia, fundado por Carlos F. Chamorro en junio de 1996. Inició como un semanario impreso y hoy es un medio de referencia regional con información, análisis, entrevistas, perfiles, reportajes e investigaciones sobre Nicaragua, informando desde el exilio por la persecución política de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

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