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El modelo de la Costa Caribe sigue siendo de “enclave”

El impacto de las obras de infraestructura, las nuevas inversiones, el rol de las élites costeñas, la crisis en los territorios y la amenaza narco

Miguel González, politólogo costeño e investigador en la Universidad de York. Foto: Confidencial

Carlos F. Chamorro

16 de septiembre 2017

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Con más del cincuenta por ciento del territorio nacional y menos del quince por ciento de la población del país, la Costa Caribe exhibe mayor diversidad cultural que el resto de Nicaragua y una inmensa riqueza en recursos naturales.

Al cumplirse treinta años de la aprobación del Estatuto de Autonomía (1987), que contribuyó de  forma decisiva al proceso de pacificación, el politólogo costeño Miguel González considera que “hay avances en las capacidades de los gobiernos regionales”, pero prevalece “una subordinación a una visión hegemónica del Gobierno central”.


Profesor e investigador de la Universidad de York en Toronto, Canadá, González es uno de los principales expertos en el tema de la autonomía de la Costa. En esta entrevista con CONFIDENCIAL, el catedrático reconoce el impacto económico que tienen los proyectos de infraestructura en la Costa Caribe, especialmente la carretera que conecta Nueva Guinea con Bluefields, pero cuestiona que “el modelo de desarrollo la Costa sigue siendo el enclave”.

Treinta años después de la aprobación de la autonomía ¿son verdaderamente autónomos los gobiernos de la Costa hoy en relación al Gobierno central?

La autonomía es un proceso de pacificación y el inicio de relaciones de conocimiento y reconocimiento mutuo entre la Nicaragua central y la Costa Caribe. Pero las distintas administraciones que han gobernado el país desde 1990 realmente no han creado las condiciones de apoyo a ese régimen autonómico. Por un lado, en los noventa fueron políticas de desconocimiento de los gobiernos regionales; después a un proceso de suplantación de la autoridad de los Consejos Regionales. Y ahora, me parece que es una política de subordinación de los Consejos Regionales en una visión hegemónica controlada desde el poder central en Managua. Entonces, la Autonomía sigue siendo ese horizonte de posibilidad de desarrollo, de mayor capacidad de gestión y de control de los costeños en los asuntos que le competen a la costa.

¿Tienen los Gobiernos Regionales recursos económicos para desarrollar la Autonomía? Cuando se aprobó la ley, hubo mucha discusión en relación con el nivel de acceso que la Costa tendría al usufructo de sus propios recursos naturales.

Una parte es crear las capacidades de los Consejos para gobernar, en eso ha habido bastante avance, o sea hay capacidad, los Consejos Regionales tienen sus propias entidades públicas, emiten sus ordenanzas, ejercen ciertas funciones y eso es importante, pero estas funciones son suplantadas por los ministerios centrales que toman bajo su mandato las cosas que le deberían competir a los Consejos.

Entonces son entes han deliberado en periodos anteriores,  pero hoy esa deliberación no se convierte en una ejecución efectiva de sus políticas. Y por otro lado, en temas de recursos económicos, la Costa está recibiendo un mayor efecto de inversiones productivas, de inversiones en infraestructura, y eso es algo novedoso. Yo creo que nunca la Costa estuvo cómo hoy en términos de obras que se están haciendo, con distinto avance.

El impacto de las carreteras

¿Estás hablando de carreteras? ¿El impacto de la infraestructura se percibe?

Se percibe más en el Sur. El Norte es una región vasta, más compleja, de un tendido de caminos muchísimo más complicado, porque son también caminos secundarios. La carretera de Mulukukú–Río Blanco, ha habido un esfuerzo enorme para mantenerla transitable, se hicieron promesas, pero eso aún no ha sido un esfuerzo continuado.

En el caso del Sur, la carretera hacia Bluefields está transitable ya todo el año. Ya uno puede ir desde Managua, vía La Gateada, Nueva Guinea, Naciones Unidas, después Kukra River, hasta llegar a Bluefields, hay noventa kilómetros, más o menos, que necesitan aún ser pavimentados, pero el resto ya está completo. Me parece es una obra histórica, desde que yo estaba chavalo,  recuerdo que la visión, el deseo, la aspiración de tener una carretera que uniera al Caribe con Managua, era una aspiración costeña, y creo que ya estamos muy cerca de (lograr).

La expectativa de un puerto de aguas profundas, primero en El Bluff, después en Monkey Point, ahora con la promesa del canal interoceánico se revivió en la zona de Punta Gorda. ¿Es una aspiración de la Nación que quiere tener una puerta de salida al Caribe, o un proyecto de los costeños?

No, el puerto de aguas profundas ha sido más un deseo del Estado, de la nación de tener la puerta al Caribe. Esto empezó en los años ochenta, cuando ese proyecto inició, se estableció cierta infraestructura, se empezaron las obras pero vino el huracán Joan y  destruyó lo que se había empezado. Entonces eso se vuelve a relanzar hace algunos años  y, entiendo yo, que el proyecto es una prioridad del Gobierno y están comisionando estudios de factibilidad.

Los territorios indígenas

Indígenas miskitos en el Caribe Norte. Confidencial | Carlos Herrera

¿Cómo se ve desde la Costa el proyecto del canal interoceánico? Hay una controversia entre  la autoridad nacional que asegura hay consenso en torno al proyecto, y lo que dicen algunas autoridades locales.

En el caso del gobierno territorial Rama Kriol, que es el propietario de las tierras comunales que van a ser afectadas por la construcción del canal interoceánico, hay un consentimiento contencioso. O sea, el Gobierno dice que ha obtenido consentimiento,  pero en las visitas que yo hice la gente no tiene la información completa del impacto que va a crear esa obra, mencionan que no se hizo de buena fe, que no se les dio la información que ellos requerían, que no se le dio el tiempo. Entonces, es un asunto que aún está en el tapete. Hay autoridades legítimas que están cuestionando el gobierno de Nicaragua no solamente en las cortes nacionales, sino a nivel de la Comisión Interamericana, cuestionando que este consentimiento no se hizo como debió haber sido.

Lo que también pude percibir es que en varios sectores de las comunidades indígenas Rama y Kriol, no es que están oponiéndose al proyecto del canal, sino que quieren realmente que se les consulte de buena fe. Y esto es distinto al movimiento anticanal, que exige la derogación de la Ley 840. Una parte del movimiento Rama Kriol, en el sector territorial ha dicho que en esa ley hay una cláusula, la númeo 12, que amenaza con volver la tierra comunal, privada, pues tierra privada, desposeerlos de su propiedad, y ellos han cuestionado eso desde el inicio,  quieren que esa cláusula realmente se reforme porque amenaza con desposeerlos de sus tierras.

Bajo el régimen de la Autonomía, se ha avanzado en la demarcación y titulación de los territorios indígenas en el Norte. Aunque los indígenas se quejan del tema de la invasión de colonos y hay, incluso, estallidos de violencia.  ¿Cómo repercute este conflicto en la sostenibilidad de los recursos naturales y la convivencia en la Costa Norte?

Ese es el gran tema, y lo has planteado muy bien. Por una parte, el reconocimiento a los derechos de propiedad, a la  propiedad colectiva, el avance que ha habido no tiene precedentes en la historia de este país. Treinta por ciento  del territorio nacional son tierras comunales, reconocidas, tituladas, demarcadas, y eso es importante a nivel de Nicaragua y a nivel de América Latina. Pero las ocupaciones que existen en esos territorios, de terceros, que en muchos casos son individuos, o son familias, o son empresas, distintos tipos de reclamantes, aún siguen ahí, y están aún avanzando más, entonces no se ha cumplido la fase de sanear esos territorios.

En otras partes, como en la zona Sur, el territorio Rama Kriol es un buen ejemplo, hay ocupantes que son “viejos vivientes”,  les dice la comunidad, porque viven ahí hace muchos años, y viven de manera pacífica, y han convivido con los legítimos dueños. Pero el Estado nicaragüense necesita realmente conducir, mediar ese proceso y clarificar en qué condiciones se quedan o se van los terceros para lograr realmente una convivencia pacífica.

Un modelo económico de enclave

En la Costa Caribe hay municipios que reúnen los mayores indicadores de pobreza en el país; y por otro lado hay algunos polos modernos de desarrollo. ¿Cuáles son los polos de desarrollo?

Está  la agroindustria, eso es muy claro, el turismo, ha ido creciendo en zonas donde ha recibido mayor inversión, y mayor liderazgo de la inversión estatal. Por ejemplo, Corn Island está inaugurando un hospital bastante moderno con una cámara hiperbárica que va a dar apoyo a los buzos miskitos que tienen accidentes de descompresión, es importantísima esta obra. Pero aún sigue siendo un modelo de desarrollo de enclave.  Está la economía de la plantación, ahora con la palma africana que está creciendo, pero son núcleos, son enclaves, y tiene un impacto en el empleo local, pero no irradia a un mayor desarrollo productivo, mayor equidad en las regiones, es bastante concentrado, y esto me parece que es un modelo que habría que cambiar, es un desafío.

¿Quién lidera ese modelo? ¿El Gobierno central,  los grupos económicos del Pacífico del país, o las élites costeñas?

El Gobierno actual tiene una estrategia de desarrollo humano para la Costa Caribe. La actualizó hace dos años, pero esa estrategia es muy poco conocida en general en la Costa, y que yo sepa no ha habido un evento donde se discuta esta estrategia y el efecto que ha tenido. Pero eso está liderado por las instituciones públicas, los Consejos, Gobierno, y sobre todo la Secretaría y el Consejo de Desarrollo de la Costa Caribe, una instancia que hace relaciones de intermediación, mediatiza el desempeño de los consejos regionales.

Entonces es una  estrategia de la élite política que impulsa un discurso de desarrollo que es efectivo, es  evidente, pero es muy enclave, no tiene mayor efecto fuera de eso.

Bluefields

Vista de la Bahía de Bluefields, desde el barrio Pointeen. Confidencial | Arlen Cerda

Hace unos años vos escribiste es un artículo sobre el papel de Lumberto Campbell, que ha sido el intermediario, o el delegado principal  de este Gobierno en las relaciones con la Costa Caribe. ¿Sigue siendo el símbolo de ese proceso?

El comandante Campbell, como lo mencioné en ese artículo, es el costeño sandinista que más influencia tiene en el Gobierno actual respecto a la Costa Caribe, y también en otros espacios políticos del país, como vicepresidente el Consejo Supremo Electoral. En relación a la Costa sigue siendo él quien influye bastante en las decisiones que tienen que ver con la vida económica y política.

Una gran parte de ese liderazgo o de la élite política costeña, es esa élite que también llegó a la palestra nacional durante los años ochenta, que fueron diputados, embajadores, y ahora en la nueva administración de Ortega, volvieron a tener aún mayor resonancia a nivel político, tenemos por ejemplo el embajador de Nicaragua en Estados Unidos, Francisco Campbell, que es hermano del comandante Lumberto Campbell, y alrededor de ellos también hay otro grupo de gente costeña que también tiene importantes espacios políticos en el país.

¿Pero  la inversión económica de los grupos privados es una proyección de los grupos nacionales, o son capitales costeños?

Son proyecciones de grupos económicos nacionales fuertes. El capital costeño sigue siendo muy pequeño, y relativamente con menor efecto en relación al capital nacional. Esto no ha cambiado, lo fue así en los noventa cuando la Costa se abre a la inversión, cuando termina la guerra y hay concesiones pesqueras, privatizaciones, es el capital nacional, son grupos nacionales que llegan a la Costa. Eso no ha cambiado.

Miguel González

Miguel González en entrevista con Carlos F. Chamorro, en el programa Esta Noche. Confidencial | Carlos Herrera

El narcotráfico y la seguridad

El tema de la seguridad y de la injerencia en la costa de factores externos, como el narcotráfico, crimen organizado, ¿está bajo control, o es un riesgo latente?

Sigue siendo importante la zona como área de tráfico, pero es menor, diría yo, ha habido efectividad en el trabajo del Estado de Nicaragua en controlar, ser más efectivos. Por ejemplo ha habido varios procesos legales contra grupos tanto en Puerto (Cabezas) como en Bluefields, que estaban vinculados al narcotráfico.

¿Hay alguna relación entre la estrategia del Estado nacional, también de cooperación, con la DEA, con la fuerza naval de Estados Unidos en estos temas de seguridad?

Sí, y me parece que es muy efectiva, en el sentido de que han logrado intervenir, interceptar cargamentos, y eso ha venido funcionando, creo que hay una buena reputación en ese sentido. Qué hay aún apoyo local para esa zona, el trasiego, y las actividades clandestinas, ilegales, sí, las sigue habiendo y este es un gran desafío.

A 30 años de la Autonomía, algunos sectores hablan hoy de reformar esa ley, y otros de hacer una nueva ley para relanzar la Autonomía. ¿Hay alguna fuerza política, social, o económica en la costa, que apunte en esa dirección?

Es un buen momento para replantear el efecto de la ley en los treinta años, ¿qué es lo que hemos logrado y qué es lo que no se ha logrado?  Hay una serie de temas pendientes que la ley permitiría, pero no se ha podido implementar. Yo soy de la idea que no se debería totalmente cambiar la ley mientras no hacemos un balance de lo que hemos podido hacer, lo que se puede hacer aún con esos instrumentos legales.

Ahora, hay un consenso en las fuerzas políticas, Yatama por ejemplo, que ya no está aliado al Frente, de reformarla, y el Frente también está de acuerdo con eso de reformarla por las distintas realidades. La Costa es hoy mayoritariamente mestiza y eso se refleja en los Consejos Regionales. Y una región que fue creada como autónoma, para darle mayor poder a los pueblos indígenas y afrodescendientes, también con los mestizos, sería muy negativo que sea suplantado ese poder, y eclipsar los derechos de los pueblos indígenas. Entonces, hay que lograr consenso de que hay que cambiarla.


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Carlos F. Chamorro

Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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