
9 de febrero 2025
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A dos años del destierro, cinco de 222 excarcelados políticos, comparten sus historias de resiliencia, siempre con la fe de ver a Nicaragua libre
Kevin Solís, Samantha Jirón y Max Jerez, tres universitarios encarcelados y desterrados de Nicaragua por protestar contra la dictadura orteguista. // Fotos: Cortesía // Collage: CONFIDENCIAL
La vista de Managua haciéndose cada vez más pequeña bajo las alas del Boeing 767 —rentado por el Gobierno de Estados Unidos para trasladar a Washington a los 222 excarcelados políticos del régimen de Daniel Ortega— es uno de los recuerdos que tienen de la “Operación Nicas Bienvenidos”, del 9 de febrero de 2023.
Han pasado dos años desde que los 222 presos políticos fueron excarcelados. Las negociaciones con el régimen orteguista fueron difíciles hasta el último minuto. Fue una operación que costó alrededor de un millón de dólares al Gobierno estadounidense. El grupo formado por 189 hombres y 33 mujeres fue empujado a una vida que no habían planeado.
Entre los desterrados hay jóvenes universitarios que en estos dos años lograron retomar sus estudios, madres que se reencontraron con sus hijos y líderes campesinos que siguen aferrados a la esperanza de ver una Nicaragua libre sin la dictadura orteguista.
Parte del grupo de los 222 nicaragüenses exiliados que fueron liberados y expatriados el 9 de febrero de 2023 se reunió en Washington para conmemorar el segundo aniversario de su excarcelación y denunciar la continua crisis de derechos humanos en Nicaragua. El grupo publicó un comunicado en el cual sostuvo que siguen siendo perseguidos políticos y expresó su preocupación por los más de 30 nicaragüenses desnacionalizados (parte de otros 135 excarcelados y desterrados en septiembre de 2024) que aún permanecen en Guatemala en un limbo migratorio, tras ser rechazados para reinstalarse en Estados Unidos a través del programa de Movilidad Segura.
CONFIDENCIAL conversó con algunos para conocer cómo ha sido otro año en el destierro, y cómo enfrentan el segundo aniversario de aquella madrugada en la que salieron de Nicaragua. Entre las dificultades y los desafíos del destierro, y la nostalgia por Nicaragua, varios también comparten historias de resiliencia que les permite seguir adelante.
Hace dos años, Kevin Solís y Samantha Jirón, junto a otros 220 nicaragüenses, fueron desterrados y despojados de su nacionalidad. Samantha describe su segundo año en el destierro como “difícil” por aspectos vinculados con su salud mental. “Tenía demasiada depresión y continuaba en la negación de estar donde estaba (en Estados Unidos) y por todo lo que había pasado. Eso hizo más compleja mi adaptación”, recuerda la líder estudiantil.
En la actualidad, los dos jóvenes residen en España, intentan reconstruir sus vidas y retomaron sus estudios universitarios, pero no olvidan aquella madrugada.
“Aún recuerdo aquél 9 de febrero de 2023 (...) A la par mía venía una persona (otro excarcelado político) que me dijo: ‘esta es la última vez que yo voy a ver Nicaragua’. Por su avanzada edad, eso me conmovió tanto y logré ver el terreno grande de la Fuerza Aérea en el aeropuerto”, contó Solís a CONFIDENCIAL.
Kevin y Samantha estuvieron solo 18 meses en Estados Unidos. El 5 de septiembre de 2024 se trasladaron a España. La Universidad Complutense de Madrid les abrió sus puertas para continuar los estudios que la dictadura les arrebató en Nicaragua. Kevin retomó su carrera de Ciencias Políticas y Samantha sus estudios de Periodismo.
“Estoy estudiando desde cero por la dificultad de que no cuento con ninguna acreditación de mis estudios anteriores”, señala Solís, quien estuvo preso injustamente 1099 días tras ser capturado por civiles, el 6 de febrero de 2020, en los alrededores del edificio de la antigua Universidad Centroamericana (UCA), en Managua.
Samantha también comenzó de cero sus estudios. No duda en resaltar que la universidad a la que asisten goza de gran prestigio y está entre las mejores del mundo.
“Nací en Nicaragua un 16 de enero del año 2000, pero hoy ya no soy nicaragüense (...) No puedo negar que aún no sé cómo recibir en mí corazón un nuevo país, una nueva cultura, su comida, un país que extendió sus manos, que me ha ofrecido su hogar”, contó un día Samantha frente al micrófono en el programa Crónica de las seis que se transmite en Inforadio, la radio de la Universidad Complutense en Madrid y a la que se integran los estudiantes de Periodismo como parte de sus prácticas. En este periodo, la líder estudiantil ha tenido la oportunidad de presentar el noticiero que se transmite en esa emisora y hacer algunas coberturas.
“Me han recibido de buena manera, no deja de ser difícil (...) Aunque siento que aquí (en España) me he adaptado mucho más rápido que en Estados Unidos”, confiesa Samantha, una joven que permaneció presa un año y tres meses en La Esperanza, donde compartió celda con presas comunes.
El Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua (GHREN) documentó las detenciones arbitrarias de 52 estudiantes entre 2018 y 2024, quienes fueron sometidos a interrogatorios, juicios injustos, condenados a penas de cárcel por su activismo e imposibilitados de seguir estudiando.
El líder estudiantil y excarcelado político, Max Jerez, tiene dos años viviendo en Estados Unidos. Después de su aterrizaje en el que también han llamado "el vuelo de la libertad" se estableció en San Francisco, una ciudad ubicada en el norte de California. Su tiempo lo divide entre el trabajo y sus clases parciales de economía en el City College de San Francisco, una universidad comunitaria que ofrece educación gratuita para todos los residentes de la ciudad. El plan de estudios es por dos años y medio.
“Me encuentro estudiando clases de Economía a tiempo parcial, haciendo todo lo posible para aprovechar el tiempo disponible que tengo cuando no estoy trabajando. En las circunstancias actuales no podría dedicarme a ser un estudiante a tiempo completo. Sin embargo, siento que poco a poco estoy avanzando en mi desarrollo profesional y académico”, señala.
Su primer año en el destierro fue de “incertidumbre, sanación y adaptación”. Su segundo año viviendo en Estados Unidos lo describe como más "estable" gracias a las “personas solidarias” que le ayudaron. “Afortunadamente he podido contar con un trabajo permanente y enfocarme en mi crecimiento personal (...) Los mayores desafíos en el destierro han sido la adaptación cultural, lo que incluye adaptarse a un nuevo estilo de vida e idioma, y la realidad de tener que empezar a construir una vida desde cero”, señala.
Jerez se involucró en la Rebelión de Abril y eso le costó su libertad. El 5 de julio de 2021, el régimen lo encarceló y estuvo prisionero durante 584 días en El Chipote. En Nicaragua, había destacado por su excelencia académica y las mentorías con otros estudiantes.
El 7 de enero de 2021, por segunda ocasión, la Policía del régimen orteguista detuvo a Julia Cristina Hernández por su participación activa en las protestas en la ciudad de Masaya. En un caso plagado de violaciones al debido proceso, la condenaron a una pena de 18 años de prisión y una multa de 50 000 córdobas, hasta su excarcelación en febrero de 2023.
Julia sigue viviendo en Estados Unidos y, desde su llegada, ha tenido que trabajar entre 40 y 60 horas a la semana para poder sufragar sus gastos. En su segundo año de destierro, el 29 de octubre de 2024, logró reunirse con su hijo Rigoberto Valentino, de 14 años.
“Ya lo tengo conmigo (a Rigoberto Valentino) y esa es una de las grandes alegrías que hoy puedo compartir. He podido volver a abrazar a mi hijo, aunque sigo lejos de mi familia. Mi hijo ya está estudiando, le han brindado seguro médico y por sus notas altas entró a un colegio privado donde no pago nada”, afirma Hernández.
Julia resiente mucho que la dictadura la subió al avión y la expulsó de Nicaragua. “Si no me montaba en el avión tenía que volver a la prisión. Ese día (9 de febrero de 2023) tan alto estaba el avión, podía ver mi país y sufría porque mi hijo quedaba. Mi hijo está aquí conmigo, pero no llena el vacío que siento por mi país”, señala la excarcelada política.
La mayoría de los 222 excarcelados políticos están dedicados a reconstruir sus vidas, su familia, su sobrevivencia y su sanación personal. Unos más que otros, como el líder campesino Medardo Mairena, siguen involucrados en la lucha por la libertad de Nicaragua.
“Siento un compromiso moral para seguir la lucha (...) nuestro mayor foco siguen siendo nuestros hermanos que siguen resistiendo desde la cárcel como son los presos políticos y los familiares de las víctimas que perdieron sus seres queridos”, afirma Mairena.
Las organizaciones nicaragüenses en el exilio siguen desarrollando acciones de incidencia internacional y mantienen su compromiso de seguir luchando por la justicia, la libertad y la democracia en Nicaragua.
En 2024, representantes de los grupos de la oposición nicaragüense constituyeron la Gran Confederación Opositora en busca de articular esfuerzos como un solo bloque para sacar a la dictadura orteguista.
En enero de 2024, los integrantes de la Concertación Democrática Nicaragüense Monteverde también anunciaron su conformación como una alianza política, integrada por personas a título individual, organizaciones sociales y políticas, que tienen como objetivo principal lograr la transición democrática de Nicaragua.
Cada uno de ellos no olvidan los momentos que vivieron en la prisión, pero son optimistas y guardan la esperanza de ver al país sin dictadura. Mientras tanto, en Nicaragua, el régimen sigue con su política de destierro y desnacionalización de ciudadanos y opositores nicaragüenses.
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Confidencial es un diario digital nicaragüense, de formato multimedia, fundado por Carlos F. Chamorro en junio de 1996. Inició como un semanario impreso y hoy es un medio de referencia regional con información, análisis, entrevistas, perfiles, reportajes e investigaciones sobre Nicaragua, informando desde el exilio por la persecución política de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
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