9 de abril 2024
AA
Marvin ha vivido los peores siete meses de su comercio por falta de clientes. Vendía mercadería de segunda mano en los alrededores de la Pista Juan Pablo II, en Managua, pero cuando comenzaron las obras de ampliación de la pista fue reubicado en una de las zonas más desoladas al costado oeste del Mercado Israel Lewites, de la capital. Aún con esperanzas de mejorar sus ingresos, a diario espera durante horas a posibles compradores, mientras otros comerciantes, que llegaron con él, cerraron sus espacios para reasentarse en puntos con mayor afluencia de compradores.
Desde agosto de 2023, más de cien vendedores fueron reubicados por la Corporación Municipal de Mercados de Managua (Commema). Antes, estaban a orillas de la parada de buses, frente al Hospital Bertha Calderón, en el costado sur de la pista que ahora se está ampliando. Ahí había un tráfico peatonal y vehicular constante, y los negocios se mantenían activos. Nada que ver con “el desierto” a donde los reubicaron.
Durante más de un lustro, Marvin asegura que mantuvo un crecimiento constante de sus ingresos. Antes de que lo reubicaran, obtenía más de mil córdobas diarios en ganancias, pero los “días grises” llegaron desde el primer momento en que se instaló en el nuevo local.
“Nos ha ido malísimo, del 100% puedo decir que ahora con dificultad vendo un 40%. Antes estábamos a la orilla de la (calle) principal, pasaba gente a cada rato. Pero aquí es un desierto. Nos mandaron a la zona donde menos gente pasa”, reclama.
Comercios cerrados en nueva ubicación
Las obras para la ampliación de la Pista Juan Pablo II comenzaron en agosto de 2023, y comprenden dos tramos y un trayecto total de 5.3 kilómetros. Según datos de la Alcaldía de Managua, estos trabajos durarán un año e incluyen la construcción de ocho y diez carriles, razón por la que los comerciantes instalados a orillas de la antigua pista (de cuatro y seis carriles) tuvieron que ser reubicados.
Antes del inicio de las obras, por esta pista circulaban a diario 150 000 vehículos y 400 buses del Transporte Urbano Colectivo. Un agitado movimiento cotidiano muy diferente al panorama desolado en el costado oeste del Mercado Israel Lewites.
En la nueva ubicación hay ferreterías, cafeterías, ventas de artículos varios, ropa usada y otros productos, pero la presencia de compradores es casi nula, y el 60% de los establecimientos lucen cerrados.
Otros, como Marvin, persisten con paciencia, confiados en que en cualquier momento mejoren las ventas en el lugar.
En uno de los pasillos hay silencio absoluto. Al final del conjunto de tramos, una comerciante solitaria, de aproximadamente 50 años, se seca el sudor de la frente, inevitable con las altas temperaturas de Managua.
La comerciante resiente la falta de compradores y teme que se irá a su casa solamente con los cien córdobas de las ventas de la mañana. “Se vende poquito, hay días que a uno le va mejor”, menciona. Su rostro cambia cuando ve llegar a un par de clientes, le compran unas gaseosas y luego de más de cuatro horas suma otros cincuenta córdobas a su venta.
“Todos esos tramos que están cerrados, cuando empezó el traspaso de donde estábamos, se abrían a diario, pero la gente estaba ahogada, ni una persona venía a comprar. Por eso cerraron y se fueron, unos a alquilar más dentro del mercado y otros que se fueron del todo”, relata.
Inversión en tramos no se recupera
El Mercado Israel Lewites tiene una extensión de diez manzanas y unos 1340 tramos fijos, incluidos esos 101 establecimientos reubicados en el costado oeste, precisó el director general de Commema, Freddy Casco, en declaraciones a medios oficialistas en octubre de 2023.
Los comerciantes revelaron que, un mes antes de iniciarse las obras de construcción y reasentamiento, aún no estaban enterados de que la Alcaldía de Managua solamente les daría el terreno y que ellos debían edificar, sin recibir ninguna indemnización.
Otros comerciantes aledaños a la zona desolada reconocen que, a la mayoría de los reubicados, “les toca duro”. Detallan que, “además de que les va mal en las ventas, tienen que pagar al mes 800 córdobas en impuestos, más todo lo que gastan en sus servicios básicos”.
“Esa reubicación no funcionó, más bien dañaron a varias personas. Aunque les cedieron el espacio, esa gente pagó por el permiso de construcción, como mínimo unos 1000 dólares, ahí es donde los fregaron a ellos”, relata una comerciante.
Después de más de siete meses, Marvin todavía no logra recuperar lo invertido en la construcción del nuevo establecimiento en el terreno que le cedió Commema, a través de la Alcaldía de Managua.
“Todos los que estamos aquí construimos con nuestro propio dinero, sabiendo que el punto no era bueno, pero confiamos. Es la fecha y no he sacado la mínima parte de lo invertido en la construcción del tramo, que fue de casi tres mil dólares”, detalla.
Aunque estaba acostumbrado a la venta tradicional desde su establecimiento, el comerciante comenzó a usar las redes sociales para impulsar la venta de sus productos. Aun así, “las ventas no levantan”.
Comerciantes buscan otras ubicaciones
En el costado este del mercado, cerca del acceso principal, Ulises lustra zapatos en una de las zonas de mayor concurrencia. Antes lustraba en la zona afectada por la construcción de la Pista Juan Pablo II.
Varios vendedores de verduras y lustradores también decidieron buscar otras ubicaciones para no ser afectados por la falta de compradores.
A finales de agosto de 2023, la Alcaldía de Managua comenzó con el cierre de la circulación vial, el desalojo de comercios y la creación de vías alternas para descongestionar el tráfico vehicular.
Lo mismo sucede con la mayoría de los vendedores informales que tenían sus negocios sobre las aceras por donde se hacen las obras de construcción, que van desde el paso a desnivel del 7 Sur hasta los semáforos de La Robelo, en Carretera Norte.
El futuro es incierto para los comerciantes que, aun cuando concluyan las obras, no podrán volver a sus puestos de venta anteriores al proyecto.
La ampliación de la Pista Juan Pablo II durará tres años y su costo es de 274 millones de dólares, financiados por el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).
Ulises asegura que quedarse en la entrada este del Israel Lewites y no en la nueva ubicación fue la mejor decisión. “Primero porque no tenía billetes para hacer mi tramito, y segundo porque el lugar donde mandaron a la gente es desolado. Allí estuviera con la mano en la quijada”, sostiene.
