9 de marzo 2024
El expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, otro aliado de Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico en Centroamérica, fue declarado este viernes culpable de importar cocaína a este país y el uso de armas, lo que podría llevarle a pasar el resto de su vida en prisión.
El juez Kevin Castel fijó la fecha tentativa del próximo 26 de junio para sentenciar a Hernández (también conocido como JOH), de 55 años y que años atrás se jactaba de su estrecha relación con EE. UU.
Sin embargo, el Gobierno de EE. UU. ha señalado con insistencia tanto en documentos como durante el juicio en Nueva York, que culminó con el veredicto de culpabilidad, que el exmandatario dijo que quería "meter las drogas por las narices de los gringos", y que "no se iban a dar ni cuenta".
Un testigo de la Fiscalía, el contador José Sánchez, aseguró haber escuchado ese comentario durante una reunión que Hernández presuntamente sostuvo con un narco.
Ya había contado ese mismo diálogo durante el juicio por narcotráfico abierto en Nueva York contra Tony Hernández, hermano menor de Juan Orlando y exdiputado por el Partido Nacional, condenado en 2021 a cadena perpetua.
Juan Orlando Hernández y la sombra de su hermano Tony
El exmandatario ya parecía estar en el ojo del huracán durante el juicio a su hermano -ante el mismo juez Castel-, pero él siempre negó su relación con los narcos alegando que los testimonios que lo implicaban eran falsos.
Falsos o no, esos mismos narcos volvieron a sentarse en la silla de los testigos en su juicio para acusarlo nuevamente de haber aceptado sobornos a cambio de proteger el tráfico de drogas a través de Honduras.
Las acusaciones contra Juan Orlando abarcan de 2004 a 2022, tiempo durante el que EE. UU. mantenía sus relaciones con Honduras mientras investigaba la participación del político en el tráfico de drogas, investigación que también incluyó a varios narcos hondureños y a Tony, que estuvo a su manera "presente" durante el juicio a su hermano.
Tony Hernández fue mencionado varias veces por su relación con varios carteles y haber recibido el millón de dólares que, según la acusación, donó el cartel de Sinaloa en 2013 para la campaña presidencial de su hermano.
Defensa lo presentó como adalid contra el narcotráfico
Por su parte, su defensa presentó al exmandatario como una especie de adalid en la lucha para detener el paso de drogas por Honduras, y destacó las leyes que adoptó desde la presidencia del Congreso Nacional (2010-2014) para hacer que los traficantes fueran responsables por su crimen al impulsar una enmienda constitucional para la extradición de hondureños, así como la de confiscación de bienes producto de dinero ilícito, entre otras.
Ironías del destino, ambas leyes terminaron perjudicando a Hernández cuando fue extraditado a EE. UU. en 2022, dos meses después de haber dejado la presidencia, y se le confiscaron varias propiedades.
La defensa también destacó su relación con John Kelly, exjefe del Comando Sur y luego jefe del despacho presidencial bajo Donald Trump, quien en 2015 elogió ante el Congreso de EE. UU. al Gobierno de Hernández y sus esfuerzos para combatir el narcotráfico y proteger a sus ciudadanos de la violencia, pese a que semanas antes Human Rights Watch había señalado la "delincuencia desenfrenada y la impunidad con relación a los derechos humanos" en ese país.
"Yo tenía una política contra toda esa gente porque no los soportaba", dijo el expresidente refiriéndose a los narcotraficantes, cuando decidió declarar en su propio juicio, en el que dijo además que pidió ayuda a Kelly, entonces al frente del Comando Sur, con el que se reunió varias veces, para detener el flujo de drogas que pasaba por Honduras.
Sin embargo, EE. UU. lo acusó de haber convertido a su país en un "narco-Estado" al que transformó en una especie de "autopista" para la entrada de miles de kilos de cocaína hacia Estados Unidos.
Comunicado íntegro de la Fiscalía sobre Juan Orlando Hernández
Juan Orlando Hernández, expresidente de Honduras, condenado en el Tribunal Federal de Manhattan por conspiración para importar cocaína a los Estados Unidos y delitos relacionados con armas de fuego.
WASHINGTON – Juan Orlando Hernández, alias JOH, de 53 años, expresidente de Honduras, tendrá su comparecencia inicial mañana, 22 de abril, ante el juez de primera instancia Stewart D. Aaron en un Tribunal Federal en Nueva York luego de ser extraditado hoy desde Honduras. Un tribunal federal reveló hoy los cargos de tráfico de drogas y armas en una acusación enmendada contra Hernández.
La acusación formal alega que desde al menos alrededor de 2004, hasta alrededor de 2022, inclusive, Hernández, que fue presidente de Honduras durante dos mandatos, participó en una conspiración corrupta y violenta de narcotráfico para facilitar la importación de cientos de miles de kilogramos de cocaína a los Estados Unidos. Hernández supuestamente recibió millones de dólares para usar su cargo público, las fuerzas del orden público y el Ejército para apoyar a las organizaciones de narcotráfico en Honduras, México y otros lugares.
“El Departamento de Justicia está adoptando un enfoque integral para proteger a nuestras comunidades y nuestro país de los delitos violentos”, señaló el fiscal general Merrick B. Garland. “El Departamento está comprometido a desarticular todo el ecosistema de las redes de tráfico de drogas que dañan al pueblo estadounidense, sin importar cuán lejos o cuán alto debamos llegar”.
“Juan Orlando Hernández, el reciente expresidente de Honduras, supuestamente se asoció con algunos de los narcotraficantes más prolíficos del mundo para construir un imperio corrupto y brutalmente violento basado en el tráfico ilegal de toneladas de cocaína a los Estados Unidos”, expresó el fiscal federal para el Distrito Sur de Nueva York, Damian Williams. “Se alega que Hernández usó sus vastos poderes políticos para proteger y ayudar a los narcotraficantes y líderes de cárteles, alertándolos sobre posibles interdicciones y permitiendo la violencia fuertemente armada para apoyar su tráfico de drogas. Felicito a los fiscales de carrera del Distrito Sur de Nueva York por sus incansables esfuerzos para desarticular todo el ecosistema del tráfico de drogas ilícitas, desde traficantes callejeros hasta un exlíder mundial, y todo lo demás”.
“La extradición de hoy muestra claramente que la DEA no se detendrá ante nada para perseguir a los actores políticos más poderosos que participan en el tráfico de drogas, la violencia y la corrupción”, sentenció la administradora de la DEA, Anne Milgram. “La investigación de varios años de la DEA reveló que Juan Orlando Hernández, el expresidente de Honduras, fue una figura central en una de las mayores y más violentas conspiraciones de tráfico de cocaína del mundo. Hernández usó las ganancias del narcotráfico para financiar su ascenso político y, una vez elegido presidente, aprovechó los recursos policiales, militares y financieros del Gobierno de Honduras para promover su plan de narcotráfico. Este caso debería enviar un mensaje, a todos los líderes políticos del mundo que comercian con posiciones de influencia para fomentar el crimen organizado transnacional, de que la DEA no se detendrá ante nada para investigar estos casos y desmantelar las organizaciones de narcotraficantes que amenazan la seguridad y la salud del pueblo estadounidense.”
Según la acusación enmendada, Hernández protegió a algunos de los mayores narcotraficantes del mundo, incluido su hermano y exmiembro del Congreso Nacional de Honduras, Juan Antonio Hernández Alvarado (Hernández Alvarado), alias Tony Hernández, contra la investigación, el arresto y la extradición; hizo que se proporcionara información confidencial militar y policial a los traficantes de drogas para ayudarlos a transportar toneladas de cocaína a través de Honduras con destino a los Estados Unidos; ordenó a miembros fuertemente armados de la Policía Nacional de Honduras y del Ejército hondureño que protegieran los cargamentos de drogas mientras transitaban por Honduras; y permitió la violencia brutal.
Como congresista, luego presidente del Congreso Nacional de Honduras y finalmente presidente de Honduras durante dos mandatos, Hernández supuestamente recibió millones de dólares en ganancias de la cocaína que usó para enriquecerse, financiar sus campañas políticas y cometer fraude electoral mientras el pueblo de Honduras soportaba condiciones de pobreza y violencia desenfrenada.
Desde por lo menos 2004, las organizaciones de tráfico de drogas en Honduras han trabajado para recibir toneladas de cocaína enviadas a Honduras desde, entre otros lugares, Colombia y Venezuela, a través de rutas marítimas y aéreas. Estas organizaciones luego transportaron la cocaína hacia el oeste en Honduras hacia su frontera con Guatemala y, finalmente, al norte hacia los Estados Unidos. Durante este tiempo, los miembros de esta conspiración transportaron más de 500 000 kilogramos de cocaína a través de Honduras y hacia los Estados Unidos. Para garantizar que estos envíos masivos de cocaína pasaran con seguridad por Honduras, las mayores organizaciones de tráfico de drogas de la región obtuvieron el apoyo y la protección directa de ciertos funcionarios públicos hondureños prominentes, incluido Hernández. A cambio, estos traficantes pagaron millones de dólares en sobornos a Hernández y otros funcionarios públicos.
Según se alega, como congresista y luego presidente de Honduras, Hernández se asoció con el exlíder del Cártel de Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera (Guzmán Loera), alias El Chapo, entre otros individuos. Aproximadamente en 2013, mientras Hernández estaba haciendo campaña para convertirse en presidente, aceptó aproximadamente 1 millón de dólares en ganancias del narcotráfico de Guzmán Loera. Hernández envió a Hernández Alvarado y un asociado, armados con ametralladoras, a cobrar el soborno de 1 millón de dólares de Guzmán Loera. A cambio, Hernández prometió seguir protegiendo las actividades de narcotráfico del Cártel de Sinaloa en Honduras.
Como se alega, aproximadamente en 2013 y 2014, Hernández se asoció con el traficante hondureño de cocaína a gran escala y violento, Geovanny Fuentes Ramírez. Durante múltiples reuniones entre Hernández y Fuentes Ramírez, Fuentes Ramírez sobornó a Hernández para obtener protección y seguridad para sus actividades de narcotráfico. Hernández informó a Fuentes Ramírez, en parte, que Hernández quería que Fuentes Ramírez se asociara con Hernández Alvarado, quien estaba manejando actividades de narcotráfico en Honduras, y que Hernández iba a “meter la droga en las narices de los gringos”.
Además de Guzmán Loera y Fuentes Ramírez, otros narcotraficantes prolíficos en Honduras y Guatemala pagaron a Hernández sobornos provenientes de las ganancias de las drogas para apoyar su carrera política a cambio de la protección y la colaboración de Hernández en su narcotráfico. Hernández usó estos sobornos estimulados por la cocaína para asegurar su continuo ascenso en la política hondureña, incluida su elección como presidente en 2013 y 2017. En relación con las elecciones de 2013 y 2017, Hernández ordenó a los miembros de esta conspiración que sobornaran a políticos y funcionarios electorales con ganancias de las drogas para garantizar que Hernández ganara la presidencia.
En 2018, Hernández Alvarado fue imputado en el Distrito Sur de Nueva York en relación con su participación en esta conspiración, y posteriormente fue condenado tras el juicio el 18 de octubre de 2019. Mientras el caso de Hernández Alvarado estaba pendiente, Hernández continuó coordinando de cerca con traficantes a gran escala, incluido Fuentes Ramírez, quien continuó pagando sobornos a Hernández por protección. Además, durante el juicio de Hernández Alvarado, se introdujeron como prueba libros de contabilidad de drogas pertenecientes a otro exnarcotraficante hondureño y cómplice, mencionado en la acusación formal como “CC-2”. Estos libros de contabilidad contenían, entre otras cosas, anotaciones con el nombre de Hernández Alvarado y “JOH”, las iniciales de Hernández, junto con los asientos correspondientes que reflejaban grandes pagos a Hernández y Hernández Alvarado. Aproximadamente una semana después de la condena de Hernández Alvarado, presos armados con machetes y un arma de fuego asesinaron a CC-2 en una prisión de Honduras para evitar la posible cooperación de CC-2 contra, entre otros, Hernández.
El 27 de enero de 2022, Hernández fue imputado en la acusación sustitutiva y se emitió una orden de arresto en su contra.
El 15 de febrero de 2022, Hernández fue arrestado y detenido por las autoridades hondureñas a petición de los Estados Unidos. Posteriormente, los Estados Unidos presentaron una solicitud formal de extradición, que fue concedida por el juez de primera instancia de Honduras. Hernández apeló la decisión de extradición ante el Tribunal Supremo de Justicia de Honduras. El 28 de marzo, el Tribunal Supremo de Honduras rechazó su apelación. El 6 de abril, el Tribunal Ad Hoc de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de Honduras determinó que la apelación final de Hernández era inadmisible. El 13 de abril, el Gobierno de Honduras certificó la finalización de los procedimientos de extradición de conformidad con las órdenes judiciales anteriores, lo que resultó en la entrega de Hernández a los Estados Unidos el 21 de abril.
Hernández está imputado de tres cargos: (1) conspiración para importar cocaína a los Estados Unidos, lo que conlleva una sentencia mínima obligatoria de diez años y una sentencia máxima de cadena perpetua; (2) usar y portar ametralladoras y dispositivos destructivos durante la conspiración para importar cocaína, y poseer ametralladoras y dispositivos destructivos para promover la conspiración de importación de cocaína, que conlleva una sentencia mínima obligatoria de 30 años y una sentencia máxima de cadena perpetua; y (3) conspiración para usar y portar ametralladoras y dispositivos destructivos durante la conspiración de importación de cocaína, y poseer ametralladoras y dispositivos destructivos para promover la conspiración de importación de cocaína, que conlleva una sentencia máxima de cadena perpetua. Un juez de un tribunal de distrito federal determinará la sentencia después de considerar las Pautas de sentencia de los EE. UU. y otros factores legales.
La División de Operaciones Especiales de la DEA, la Fuerza de Ataque de Nueva York y la Oficina Regional de Tegucigalpa investigaron el caso. La Oficina de Asuntos Internacionales del Departamento de Justicia brindó una valiosa asistencia para asegurar el arresto y la extradición de Hernández.
Este enjuiciamiento es parte de una operación de las Fuerzas de Tarea contra la Delincuencia Organizada y los Delitos Asociados al Narcotráfico (OCDETF, por sus siglas en inglés). Se puede encontrar información adicional sobre el Programa OCDETF en https://www.justice.gov/OCDETF.
Los fiscales federales adjuntos Jacob H. Gutwillig, Michael D. Lockard, Jason A. Richman y Elinor L. Tarlow del Distrito Sur de Nueva York procesan el caso.
*Con información de EFE y El Heraldo, de Honduras.