20 de marzo 2022
AA
El vínculo que tienen los nicaragüenses migrantes en Costa Rica con Nicaragua varía considerablemente en dependencia de si estos llegaron antes de 2018, o si salieron del país luego de ese año, empujados por la violencia política y el estado policial impuesto por el régimen orteguista, revela el estudio “Los migrantes nicaragüenses en Costa Rica: vulnerabilidad e implicaciones de su integración”.
El estudio auspiciado por CONFIDENCIAL, desarrollado por el centro de pensamiento Diálogo Interamericano y coordinado por Manuel Orozco, experto en temas migratorios y politólogo, revela que el 67% de los migrantes nicaragüenses que salieron a Costa Rica antes de 2018, siguen visitando Nicaragua. En el caso de los llegaron luego del estallido de la crisis sociopolítica, solamente el 10% respondió que han regresado a Nicaragua a visitar familiares, pero no a retornar permanentemente.
El estudio fue llevado a cabo con una muestra de 1100 nicaragüenses encuestados en Costa Rica entre el 6 y 16 de febrero de 2022. Todos mayores de 18 años, en 21 sitios muestrales ubicados en las provincias de San José, Alajuela y Heredia. La firma especializada a cargo de la recolección de los datos fue Borge y Asociados.
Familiares, la principal fuente de información
Este grupo en particular, de acuerdo con el estudio, es el que más se mantiene pendiente de los acontecimientos en Nicaragua, ya sea por informes de sus familiares en el país o por medio de las redes sociales.
El estudio explica cómo son los comportamientos sobre consumo de información nacional de los migrantes nicaragüenses en dependencia del tiempo que tienen de vivir en Costa Rica.
En ambos grupos, la principal fuente de información para quienes llegaron antes de 2018 (43.3%) y quienes llegaron luego (45.1%) son sus familiares en Nicaragua, seguido por Facebook, WhatsApp, medios de comunicación costarricenses y nicaragüenses.
“A pesar de estos vínculos, es interesante notar que quienes pensarían retornar al país, de mejorar las cosas, son los que están recién llegados, aún y a pesar que son quienes tienen mayor intención de traer a sus familiares a Costa Rica. Los que están más transnacionalizados (que envían más remesas, se mantienen en contacto con familiares, visitan Nicaragua) tienen menor intención en regresar (36%)”, añade el análisis.
El estudio precisamente separa a quienes llegaron antes de 2018 y quienes se asentaron en Costa Rica luego de ese año, para establecer sus intenciones de regresar al país, ante un eventual retorno de la democracia.
A la pregunta “¿Volvería o no si mejoraran las cosas en Nicaragua?”, un 50.90% de quienes llegaron antes de 2018 dijo que se quedarían en Costa Rica, mientras que un 36% respondió que regresaría a Nicaragua.
Sobre esta misma interrogante, 34.70% de quienes llegaron tras el estallido de la crisis sociopolítica de 2018, respondió que pretende quedarse permanentemente en Costa Rica, mientras que el 53% respondió que regresaría a Nicaragua.
De quienes llegaron antes de 2018, el 12.50% respondió no haber tomado una decisión final sobre regresar o quedarse en Costa Rica, y entre aquellos que se fueron luego de 2018, los indecisos también son un 12%.
“Los resultados de este estudio muestran que los inmigrantes nicaragüenses se han encontrado con retos desde su salida, por razones políticas, durante su incorporación, y sus perspectivas de retorno no son fuertes. Aunque la vulnerabilidad de los inmigrantes es pareja, está más presente entre quienes llegaron después de la crisis de abril de 2018”, cita el estudio.
Fortalecer estrategias de formalización para facilitar integración
En sus conclusiones, el estudio describe los desafíos para armonizar el flujo migratorio de nicaragüenses hacia Costa Rica.
“Es importante considerar estrategias de formalización e integración tales como legalización temprana, inclusión financiera, formación profesional y académica. De igual forma, aunque la cuestión transnacional no disminuye el sentido de integración, el haber salido por razones políticas y ser mujer afecta la integración. De ahí que esfuerzos sobre educación cívica, educación democrática, e igualdad de género, pueden mitigar los problemas de integración a esta nueva generación de migrantes nicaragüenses de luego de 2018”, remarca el estudio.
Asimismo, el estudio subraya que la política de integración del migrante nicaragüense en Costa Rica tiene que incorporar soluciones que mejoren sus circunstancias materiales, y también reacomode su experiencia política con una cultura democrática a través de su inclusión social.
“Es importante que el inmigrante reconozca la diferencia y la importancia de vivir en un espacio democrático, para que de tal forma pueda integrarse más rápido. De igual forma, es importante considerar que el cambio de la situación en Nicaragua contribuiría a resolver las aspiraciones de quienes quieren volver y resisten en prolongar su estadía en Costa Rica, independientemente de las condiciones en este país”, concluye el estudio.
