23 de octubre 2021
El régimen de Daniel Ortega ordenó el congelamiento de los precios de los combustibles y otros derivados del petróleo, pese a que en Nicaragua los precios de los carburantes no son regulados por el Estado, y son fijados libremente, cada semana, por las petroleras.
La decisión del Gobierno surge a dos semanas de las elecciones generales en las que Ortega, sin competencia política, buscará su tercera reelección consecutiva para un cuarto mandato en fila, y segundo con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta.
El congelamiento será aplicado a los precios de las gasolinas súper y regular, el diésel, kerosene, y el Gas Licuado de Petróleo (GLP) —popularmente conocido como “gas para cocinar”—, que es el único producto regulado por el Instituto Nicaragüense de Energía (INE).
Con la decisión del régimen, el precio promedio de la gasolina súper quedará en 42.02 córdobas por litro; el de la gasolina regular en 40.90 córdobas por litro; y el del diésel en 36.52 córdobas por litro.
Estos precios promedios corresponden a las estaciones de servicio en Managua, ya que en los otros departamentos y regiones del país se les tiene que sumar el costo de transporte y distribución, así como otros gastos.
Datos del INE muestran que, en 2021, los precios de las gasolinas súper y regular han registrado 31 alzas y 11 bajas; mientras el valor del diésel —el combustible de mayor consumo en el ámbito nacional— contabiliza 29 aumentos y 13 reducciones.
En lo que va del año, el precio del gas para cocinar ha registrado 19 alzas y cuatro bajas, según las estadísticas del INE.
Con la medida del régimen, el cilindro de 25 libras —el más cotizado— se venderá a 457.25 córdobas; el cilindro de diez libras a 188.50 córdobas; y el de 100 libras a 2102.75 córdobas, según la lista de precios aprobada por el INE.
Petroleras anunciaron “congelamiento”
En un comunicado conjunto del Ministerio de Energía y Minas (MEM) y el INE, se detalla que los precios internacionales del petróleo y sus derivados “han experimentado” un alza de hasta el 73%, en lo que va de 2021.
Explican que estos incrementos, aunque obedecen a causas externas, “impactan negativamente” y “encarecen localmente” los precios de los combustibles y el gas licuado, por lo que “el presidente de la República ha decidido no aplicar las alzas constantes, derivadas del movimiento de los precios internacionales del petróleo y sus derivados”.
Previo al anuncio del Gobierno, las petroleras informaron al diario La Prensa que no aplicarían una nueva alza en los combustibles, prevista para este fin de semana. Este hubiese sido el cuarto aumento consecutivo en las últimas semanas.
De acuerdo a la lista de precios, suministrada a La Prensa, la gasolina súper subiría 0.81 córdoba por litro; la regular, 0.79 córdoba; y el diésel, 0.52 córdoba.
Control del mercado en Nicaragua
Hasta diciembre de 2019, más del 65% del mercado de los combustibles en Nicaragua estaba dominado por dos empresas: Puma Energy y la Distribuidora Nicaragüense de Petróleo (DNP Petronic). Estas compañías eran las únicas con facilidades de importación de gasolinas y diésel, además disponían de redes de estaciones de servicio y distribución directa a nivel nacional.
César Arévalo Peugnet, especialista en hidrocarburos, ha explicado a CONFIDENCIAL que la composición del mercado nicaragüense cambió a raíz de las sanciones estadounidenses a DNP Petronic, en diciembre de 2019. Las petroleras Puma y UNO han absorbido las ventas de Petronic.
DNP Petronic fue sancionada junto al hijo de la pareja presidencial, Rafael Ortega Murillo y también a la empresa de seguridad El Goliat e Inversiones Zanzíbar. Estados Unidos acusó a estas compañías de “lavado de dinero y apoyo a la corrupción”. Según investigaciones de medios locales, DNP Petronic fue financiada en 2009 con fondos de Albanisa y Alba Caruna.
Desde 2018, Arévalo ha insistido en que los consumidores nicaragüenses han pagado un sobreprecio en los combustibles, que hasta inicios de 2021 superaban los 30 millones de dólares.
Este sobreprecio se obtiene a través de una política de congelamiento de precios de los combustibles en Nicaragua, cuando en el ámbito internacional los combustibles y el petróleo bajan.