31 de mayo 2017
La Financiera Fondo de Desarrollo Local (FFDL), tiene ante sí el reto de terminar de migrar desde su antiguo estatus de ‘asociación’, y consolidarse como institución regulada por la Superintendencia de Bancos (Siboif), mientras se prepara para emitir deuda en la bolsa de valores y captar recursos del público. Todo, a la vez que crece 12%.
Julio Flores Coca, gerente general de la institución, explicó que la Asociación ‘Fondo de Desarrollo Local’ comenzó en 1993 siendo un programa del Instituto de Investigación y Desarrollo Nitlapán, adscrito a la UCA, hasta llegar a ser, en mayo de 2016, una entidad de microfinanzas con una cartera de US$90 millones y 70,000 clientes a los que atendían en una red de 40 sucursales.
En esa fecha pasan a operar como Financiera, dando inicio a un proceso de migración de la clientela que tenían cuando eran una asociación. Esos clientes pasan a ser atendidos paulatinamente por FFDL desde el punto de vista crediticio, lo que explica que la cartera se redujera hasta los US$71.1 millones y 47,000 clientes al cierre de marzo 2017, aunque se hubiera elevado hasta los US$76.0 millones y 49,680 clientes al cierre de abril 2017.
“Estamos pasando los clientes de la Asociación FDL a la Financiera FDL a partir del momento en que cancelan sus deudas con la Asociación”, explicó Flores, aclarando que no optaron por comprar el crédito de su predecesora, porque para ello se requiere efectuar un trámite mucho más complejo.
Mientras concluye ese proceso, la empresa tiene previsto abrir otras dos sucursales en el resto del año: una en Ciudad Sandino y otra en Rosita (triángulo minero) para poder seguir llevando el crédito hasta donde los productores y comerciantes lo necesitan.
Créditos para vivienda
Aunque tiene un portafolio de productos bastante diversificado, en el que igual ofrecen microseguros que préstamos para vivienda o venta de recarga de celulares, FFDL tiene una fuerte orientación hacia el crédito productivo, como lo muestran los más de 20,000 productores cuya labor financian.
Casi un tercio de ellos (unos 6,000) trabajan el rubro cafetalero, mientras que otros cinco mil se dedican a la ganadería. El resto está en otros cultivos, entre los que destacan los granos básicos. Un crédito promedio para el sector agrícola ronda los US$2,000 mientras que un crédito ganadero asciende hasta los US$2,500.
La Financiera también ofrece servicios de asistencia técnica, cuyo costo varía en dependencia del tamaño del productor: es gratuita para los de menores ingresos (o sea, subsidiada por FFDL), y pagada para los demás.
La asistencia técnica es exigida para aquellos que ejecutan su actividad económica muy cerca de una reserva natural o zona protegida, y prohibida para quienes operan a menos de 10 kilómetros de una reserva, porque la Financiera no los atiende.
A la par, FFDL tiene varias modalidades de crédito para vivienda, rubro que representa el 25% de su portafolio de productos. En este campo destacan el denominado ‘crédito para la vivienda productiva’, destinado a acondicionar aquellos locales que sirven de morada familiar, y es a la vez, sede del negocio.
Flores explicó que puede ser una fritanga, un comedor, una pulpería, etc., que requiere de hacer las mejoras pertinentes para atender a los clientes, pero también, separar el área del negocio de la zona destinada a vivienda, para que sus habitantes puedan tener la privacidad requerida en su vida diaria.
También ofrecen el clásico préstamo para construcción, ampliación o mejoramiento de la vivienda, que en ocasiones sirve como una medición de los niveles de bienestar que alcanzan sus clientes cuando el crédito se usa bien y el negocio prospera.
En esos casos, es más probable que esos mismos clientes se decanten por adquirir uno de los microseguros que comercializa la Financiera, tanto el ‘Familia Segura’, (emitido de la mano con Iniser) para cubrir gastos funerarios del asegurado, como la póliza de vida ‘Siempre Seguro’, y la póliza de incapacidad total o temporal denominada ‘Ingreso Seguro’, que se ofrecen en conjunto con Serinsa y Seguros América.
Costo de oportunidad
Las tasas de interés que cobra la industria de microfinanzas son más altas que las de la banca tradicional. La razón, indica el gerente del FFDL; es que el dinero que consiguen es más caro, además que sus costos de operación son mayores, y el riesgo implícito que representan sus clientes es mucho mayor.
Con todo, prefieren centrarse en un hecho distinto: la oportunidad.
Flores explica que ellos manejan tasas de interés más bajas para el sector agropecuario, y más altas para el comercio y servicios, donde el dinero rota [y se paga] más rápidamente, con lo que llegan a una tasa promedio de 30%, pero insta a no comparar tasas, sino la disponibilidad del crédito.
Se refiere al hecho que pocos de esos clientes tienen la oportunidad real de ser sujetos de crédito de la banca tradicional, por lo que la opción para esas personas sería caer en manos de un prestamista, cuyas tasas de interés parten del 120% anual, como mínimo.
La cercanía de las instituciones de microfinanzas con el productor, permitió que FFDL tuviera capacidad de respuesta ante la crisis de la roya en los años 2012 y 2013, en especial, cuando los cafetaleros comenzaron a caer en mora a causa de la enfermedad que afectó a sus plantas.
Flores recuerda que en esa ocasión juntaron esfuerzos con Nitlapán para crear un programa que les permitiera llevarles asistencia técnica junto con dinero fresco para usarlo como capital de trabajo y para renovación de cafetales. A mediano plazo, eso trajo como consecuencia que mejoraran los rendimientos de los productores beneficiados con ese programa, a lo que se sumó un periodo de buenos precios que aumentó sus ingresos.
La Financiera opera con el mantra de lograr que la actividad agropecuaria sea ambientalmente sostenible, pensando en por qué tener una densidad de una vaca por manzana, cuando se podrían tener 20 reses en el mismo espacio, sabiendo aplicar las técnicas apropiadas para hacerlo sin dañar el medio ambiente.
Recuadro:
Un plan de crecimiento y fondeo de recursos
Lograr la aprobación de la Superintendencia de Bancos y Otras Instituciones Financieras es tan difícil que una vez alcanzada la meta, las instituciones que lo logran saben que tienen abiertas las puertas de la oportunidad para crecer y conquistar nuevos mercados.
Julio Flores Coca, gerente general de Financiera Fondo de Desarrollo Local (FFDL), explica que están trabajando para diversificar sus fuentes de recursos, buscándolos en el mercado local.
El obstáculo es similar al que ya superaron para convertirse en financiera regulada: deben convencer a la Siboif de que están listos para ello, y que tienen los sistemas, el software, la cultura organizacional, el músculo financiero y la fortaleza para cuidar el dinero del público inversionista o ahorrante.
Alcanzar el estatus de financiera supervisada por la Siboif “nos da una mayor perspectiva de solidez”, refirió Coca.
La primera de las opciones, la que puede ser alcanzada más temprano, es la de colocar deuda en la bolsa de valores, como ya hacen otras instituciones financieras del país, y hasta empresas estatales como la que administra el aeropuerto internacional de Managua.
“Esperamos hacer una emisión a finales de año para captar capital nacional”, lo que aporta mayor estabilidad financiera a largo plazo, explicó Flores.
La otra opción en proceso es la de recibir recursos del público, algo para lo que ya están facultados por la Ley, pero que aún requiere de la aprobación expresa del ente regulador de la actividad financiera en el país, que aún debe confirmar que la institución como un todo está preparada para ello.
Más allá del acceso a recursos nuevos y baratos (la tasa de interés que se paga a los ahorrantes es tres a cuatro veces menor que la que se paga a los fondeadores internacionales), captar dinero del público también se convierte en un nuevo servicio, porque, como explica Flores, “los clientes de las zonas rurales nos piden que les recibamos su dinero, por razones de seguridad”.
Se refiere a casos en que un ganadero vende una res, o un productor comercializa su cosecha, y debe correr el riesgo de salir de su comunidad hasta la ciudad más cercana para buscar un banco, lo que muchas veces implica un viaje de varias horas y decenas de kilómetros, cargando miles de córdobas en la bolsa.
FFDL también podría captar el dinero de las remesas que se reciben en el campo, donde la gente las emplea de manera productiva, uso que difiere de forma notable del que se le da en las ciudades, donde se destina fundamentalmente al consumo, explicó el administrador.
Los recursos que se capten por esas vías, se sumarán a los US$5 millones que inyectaron en marzo sus cuatro socios internacionales (OIKO Credit, de Holanda, dueño del 10% de las acciones; Norfund, de Noruega, dueño de otro 10%, más SIDI, de Francia, y Alterfin de Bélgica dueños cada uno de otro 5%), recursos destinados a otorgar nuevos créditos a los micro, pequeños y medianos productores del país.