31 de marzo 2016
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Los consumidores de Honduras y Nicaragua pagan los precios más altos por cada galón de diésel o gasolina que ponen en sus vehículos: mientras los precios promedio bajan en la mayor parte de países del istmo -gracias al desplome espectacular del precio del petróleo- los de los dos países más pobres de la región no paran de subir.
En el caso de Nicaragua, el último dato se sustenta en el informe del más reciente monitoreo de precios de los combustibles, realizado por el Instituto Nicaragüense de Energía (INE) en Managua el lunes pasado, cuando señala que “esta es la cuarta semana consecutiva que suben las gasolinas, y la sexta semana que sube el diésel”.
No solo eso: de las 13 semanas que lleva este año 2016, la gasolina súper subió 7 veces, y bajó las otras 6; la gasolina regular subió en 8 de las 13 semanas, y bajó solo 5 veces, mientras el diésel subió 10 veces, y bajó solo 3.
El diputado y economista Enrique Sáenz dijo que si bien es cierto “los voceros del régimen argumentan que los combustibles son más caros en Nicaragua porque no tenemos puertos en el Caribe, pero El Salvador ni siquiera tiene costas en ese Mar, y paga menores precios que nosotros, igual que Guatemala, que recibe en el Pacífico el 90% de todo su combustible”, detalló.
“Luego dijeron que era por el tema de los impuestos, pero resulta que Nicaragua es donde menos impuestos se le carga al precio de los combustibles. También dijeron que es por el tamaño del mercado, pero todas esas son excusas para tratar de disimular que en Nicaragua existe un grupo que controla la importación, almacenamiento y distribución del combustible, y que manteniendo altos esos precios, trata de compensar las pérdidas que están teniendo por la disminución de la cooperación venezolana”, explicó.
Sáenz propuso aplicar en Nicaragua el sistema de ‘Paridad de Precios de Importación’, que se aplica en economías de mercado como República Dominicana y El Salvador, método que fija bandas de precios para cada uno de los elementos que componen la cadena de venta de combustible en un país, para asegurarse que el precio final de esos productos “no queden al arbitrio de nadie”.
Lo dice, a pesar que sabe que Nicaragua no tiene un libre mercado petrolero, “porque existe un monopolio comercial protegido por un monopolio político que no duda en aplicar las medidas que sean necesarias para proteger el negocio, lo que repercute en la economía de las empresas”, y por consiguiente, en los precios que los usuarios pagan por los productos, o en los salarios que devengan los trabajadores, etc.
Al observar cómo se va cumpliendo el temor de que la cooperación venezolana desaparezca o disminuya sensiblemente, Sáenz opina que “Ortega debió usar esos recursos para incentivar a los sectores clave de nuestra economía, de modo que el país pudiera dar el salto en términos económicos y sociales”.
Nueva rebaja de electricidad: ¿otra burla?
Al comenzar el mes de abril, la administración Ortega deberá anunciar al país el monto de la nueva rebaja de la factura de electricidad que pagan los consumidores, siendo que el búnker se sigue comprando barato. La última rebaja del 4% fue considerada una burla por diversos sectores.
Sáenz no duda en que al conocerse el anuncio, muchos tendrán una sensación similar.
“Albanisa genera electricidad. Caruna le prestó dinero al INSS para financiar la tarifa, y la familia Ortega tiene intereses en la compañía distribuidora: si Nicaragua paga tarifas tan altas, es porque algunas partes del sistema se quedan con una sobreganancia”, explicó.
El legislador opina que el 80% de la cantidad que se ahorre debería usarse para financiar nuevas rebajas al recibo de electricidad, y demorar un poco el pago de la deuda a Caruna, porque “Ortega tiene suficiente dinero y puede esperar un poco más el pago de esa deuda”.
