11 de julio 2017
“Vamos bien”. El asesor presidencial para temas económicos, Bayardo Arce, resumió en esas dos palabras un discurso de más de noventa minutos pronunciado ante las autoridades y alumnos destacados de la Universidad de Ciencias Comerciales (UCC), alma mater que le pidió dictar la Lección Inaugural de su ciclo académico 2017, donde además aseguró que el gobierno está de acuerdo con las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional, FMI.
“Mucha gente les va a decir que vamos bien”, insistió el asesor presidencial, mostrando su acuerdo y beneplácito con esa descripción de algunos de los hechos que conforman nuestra economía.
Lo decía pensando en la radiografía presentada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), así como en los casi mil millones de dólares en préstamos que aprobó (o se apresta a aprobar) la Asamblea Nacional, y en los US$5,200 millones de dólares en proyectos de inversión que el gobierno presenta a las fortunas que buscan dónde colocar su dinero.
Ante las recomendaciones del FMI, que incluyen revisar el generoso régimen de exenciones y exoneraciones que suman más de 1,100 millones de dólares, Arce dijo que “todo el paquete (del FMI) estamos trabajándolo. Todo”.
–¿A qué sectores consideran que se les pueden disminuir las exoneraciones y exenciones?
–No te voy a decir, porque lo estamos trabajando– respondió el asesor económico del comandante Ortega.
El asesor presidencial destacó la existencia de más de US$2,300 millones en reservas, una cartera de crédito sana y en crecimiento; un producto interno bruto que el Fondo espera ver crecer en 2017 a razón de 4.5% (aunque la administración Ortega cree que crecerá 4.8%), y un PIB nominal de 417,994 millones de córdobas corrientes.
En medio de una marea de cifras macroeconómicas y recomendaciones del Fondo “con las que estamos de acuerdo, y trabajando en la mejor forma de implementarlas”, Arce exteriorizó su beneplácito porque la Asamblea Nacional aprobó préstamos del Banco Mundial (BM), del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), y otros, por US$582.6 millones.
El Ejecutivo prepara el envío de otros siete proyectos de préstamos otorgados por el BCIE y Corea del Sur entre otros, para financiar proyectos viales en Managua, de ordenamiento de la propiedad, de agua y saneamiento, de electricidad, de rehabilitación de caminos, y dos de energías renovables: uno por US$55 millones que se ejecutará en diversas áreas rurales, mientras el otro destinará US$25 millones para hacer lo mismo en Corn Island.
La formalización por parte de la Asamblea Nacional de estos paquetes de préstamos, que suman casi mil millones de dólares, “servirán para financiar el desarrollo y la dinamización de nuestra economía, y reducir los riesgos externos e internos” que acechan al país, explicó el funcionario.
Riesgos y amenazas
El informe del FMI también señalaba algunas de las amenazas que el país debe enfrentar –o sortear– para que todo siga tan bien como lo describió Arce.
La primera de ellas es el déficit que enfrenta el sistema de pensiones ya por cuarto año consecutivo, con pérdidas acumuladas de C$3,596 millones entre 2013 y 2016, que podrían incrementarse en C$1,800 millones, o sea, otro 50% en el presente año, si se cumplen las previsiones del economista Adolfo Acevedo.
Otro de los riesgos a tener presente es el peso que significa la decisión de que el presupuesto de la República asuma el costo de los programas sociales que antaño se financiaban con la cooperación venezolana.
Uno más, es “la decisión de los diputados americanos que impulsan abusivamente, una ley para bloquear los préstamos internacionales” que negocia Nicaragua, en referencia a la ‘Nica Act’, sin mencionar en ningún momento que la administración de Daniel Ortega puede desactivar ese riesgo si permite el juego democrático y que haya elecciones libres.
Una razón más para estar alertas, es la política proteccionista y xenófoba declarada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que también puede perjudicar la economía nacional.
En medio de los dos platos de esa balanza, Arce situó la recomendación del FMI de crear un ‘colchón financiero’, (como se le está llamando localmente), equivalente al 1.6% del PIB (unos US$240 millones) para mantener la sostenibilidad fiscal a mediano plazo.
Entre las varias formas de lograrlo, Arce mencionó la posibilidad de racionalizar los subsidios, el gasto tributario, las exenciones y exoneraciones, “en especial las del impuesto al valor agregado”, detalló.
El país también podría buscar su tranquilidad fiscal reforzando las reservas internas y externas, y haciendo que la banca también se ‘blinde’.
La competitividad; la inversión en infraestructura, el mejoramiento del capital humano y la educación con resultados prácticos, también forma parte de las múltiples tareas que la nación debe acometer, según la exposición de Arce.