30 de marzo 2016
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El Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció este miércoles el cierre de su sede en Managua, que justificó alegando el “éxito” que ha tenido el país “en mantener la estabilidad macroeconómica y el crecimiento desde la conclusión del programa de Servicio de Crédito Ampliado en 2011”.
El cierre de la oficina, que está situada dentro del inmueble del Banco Central de Nicaragua, a pocos pasos de la oficina del presidente del Consejo Directivo del BCN, se hará efectivo a partir del 1 de agosto próximo, dijo el representante del Fondo en Nicaragua, Juan Zalduendo, de nacionalidad argentina.
“El Fondo está comprometido a mantener la cooperación estrecha y el diálogo abierto que ha caracterizado sus relaciones con Nicaragua en las últimas dos décadas, y seguirá proporcionando asesoramiento sobre políticas de alta calidad y asistencia técnica”, agregó Zalduendo, recordando que la entidad tiene solo seis oficinas en Latinoamérica.
Con todo, eso no significa que haya una ruptura entre el país y el organismo multilateral, porque Nicaragua sigue siendo miembro del Fondo. Prueba de ello es que representantes del FMI harán una visita técnica a Nicaragua a fines de abril, y que se reunirán con representantes del BCN y del Ministerio de Hacienda y Crédito Público a mediados de ese mismo mes en Washington (EE. UU.).
La decisión no parece tener consecuencias prácticas: no se perderán recursos, porque no hay un acuerdo vigente, además que el Fondo mantiene la obligación de revisar periódicamente la situación económica del país, a tenor de lo dispuesto en el Artículo IV del pacto de constitución de la entidad.
Nicaragua insistió en quedarse
De hecho, la relación con el FMI se mantuvo sin cambios, a petición del gobierno de Nicaragua, que explicaba su decisión de seguir usando esa ‘camisa de fuerza’, porque ello les permitía seguir pareciendo fiables a ojos de los donantes, los inversionistas y gobiernos extranjeros, y la banca internacional.
Aparentemente, el gobierno invocará ahora las notas que le otorgaron Moody’s y Fitch, las calificadoras internacionales de riesgo, que la administración Ortega contrató para que los evaluara a ellos mismos.
Juan Sebastián Chamorro, Director Ejecutivo de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), duda que los inversionistas extranjeros vayan a la oficina del Fondo a consultarle nada acerca de Nicaragua, porque “el FMI no tiene una oficina para atender a inversionistas”.
Al pedir que la noticia se dimensione en la medida de lo que significa el cierre de una oficina, Chamorro cita que “se mantiene el Artículo IV. Al no haber crisis, ni desbalance inminente, resulta lógico que el Fondo se retire”.
“Esto es un cierre de oficina, un tema de orden administrativo, y no debería alarmarnos: el Fondo no tiene sedes en países pequeños donde no hay programas, sino en los países grandes donde los temas económicos son más relevantes”, con la excepción de Honduras, que aún mantiene un programa con el FMI. “No es una regla tener sedes en todos los países”, insistió.
El economista no cree que la decisión implique algún tipo de riesgo para el país, porque “ya vimos que el país camina solo (aunque no tenga un programa vigente), y ahora el Fondo cierra su oficina, pero no operaciones. Quedará un vacío –admitió- pues los economistas ya nos habíamos acostumbrado a que hubiera presencia del Fondo, porque nos permitía ver su perspectiva sobre la economía mundial”.
¿Por qué ahora?
Su colega, el también economista Adolfo Acevedo no es tan optimista como Chamorro, en especial al recordar que “la importancia de la presencia del FMI, era que representaba una especie de garantía a los inversionistas”, tal como lo dijo el mismo gobierno.
Acevedo apuesta más a la tesis de que la administración Ortega pudo haber pedido el retiro del representante del FMI, en especial cuando la entidad comenzó a expresar –aunque sea en lenguaje diplomático- su preocupación por el estado de las finanzas del INSS, o la calidad de las estadísticas del BCN.
“No descarto que por eso lo haya solicitado el gobierno, porque ellos piensan que no es función del FMI avalar las cifras del país”, aseveró recordando que “en el último análisis del Artículo IV, el FMI hizo un análisis devastador de finanzas del INSS, e insistió en el tema de las estadísticas BCN”.
A favor de su teoría, el economista también recordó que “el Fondo nunca dejó de tener representación en Nicaragua. Ni siquiera en los años 80, cuando el país no tenía ninguna relación con ellos, pero la cortan ahora, cuando se trata de una relación normal”.
“Yo veo que lo que el gobierno quiere es presentar una imagen maravillosa, cuando en realidad hay muchos problemas muy serios, por ejemplo, que las exportaciones cayendo en 16%, y una de las funciones del Fondo en Nicaragua es estar informando sobre el estado (y los riesgos) de la economía nacional e internacional”, señaló.
Chamorro, del Funides no cree la tesis del conflicto, en especial porque recuerda que “el Fondo ha dicho por 20 años que hay problemas con el INSS, porque no es una situación nueva”. Sobre el tema de las estadísticas, “ellos han dicho que están dando asistencia técnica a solicitud del país, y supongo que la mantendrán”, enfatizó.
Un matrimonio de 70 años
Nicaragua, que ingresó al FMI el 14 de marzo de 1946, mostró un crecimiento económico de 4,9 % en 2015, según datos oficiales del Banco Central de Nicaragua.
El Producto Interno Bruto (PIB) de Nicaragua creció un 4,7 % en 2014; un 4,6 % en 2013; un 5,2 % en 2012; y un 5,4 % en 2011, según datos oficiales.
Las oficinas que cierra el FMI en Nicaragua fueron inauguradas en 1994, con José Gil Díaz como su primer representante residente, cargo que ocupa Zalduendo desde marzo de 2013. EFE
