15 de marzo 2022
“Clara” vive en casa de sus padres con su pequeña hija. Es madre soltera y trabaja en la alcaldía de un municipio del sur de Nicaragua. Mensualmente gana un poco más de 9000 córdobas (menos de 260 dólares), con los que debe cubrir gastos de comida, apoyar en el pago de servicios básicos y toda la manutención de su niña que ya va a la escuela. “Lo único en lo que no gasto es en transporte, porque vivo a menos de diez cuadras del trabajo”, asegura.
“Todo sube de precio cada mes y lo que me pagan no me da. Yo tengo que asumir todo, porque el papá de mi hija se hace responsable solo cuando le da la gana, pero es peor no tener nada para sobrevivir”, opina.
La canasta básica en Nicaragua cuesta más de 16 000 córdobas mensuales, casi el doble del salario total de “Clara”. Cuenta que, en su casa, ella, sus padres y un hermano “le echamos la vaca para poder afrontar los gastos”.
“Dar un paseo, comer en la calle o comprar ropa es solo un lujo que me puedo dar muy pocas veces, sobre todo cuando mis tías me mandan de regalo alguna remesa de Estados Unidos y Costa Rica”, explica.
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Confiesa que, en enero, dos meses después de las votaciones en las que Daniel Ortega y Rosario Murillo se reeligieron sin competencia electoral, sentía “mucha angustia” por no saber si habría recortes o algún aumento salario.
Poco antes de terminar el mes, la vicepresidenta y vocera del régimen, Rosario Murillo, anunció que todos los trabajadores del sector público recibirían un ajuste del 3% en su salario. Este ajuste, según la vocera del régimen, “corresponde al incremento en las necesidades de las familias”.
Este nuevo ajuste es el correspondiente al mantenimiento al valor de los salarios del Estado, que durante 2019 y 2020, tras las protestas ciudadanas contra el régimen, permanecieron congelados. En julio del año pasado, en el contexto electoral, se anunció un aumento de 5%, que fue calificado por economistas como “insuficiente”.
“Lo que no dice el Gobierno es que nos suben una nada comparado con todo lo que suben los precios, tampoco que nos cobran más impuestos, ni que cada día nos mantienen más vigilados y que nos obligan a participar en más actividades partidarias. Es una zanganada total”, insiste “Clara”.
“Me subieron menos de 300 pesos”
“Mónica” es hija de madre soltera y desde hace cuatro años es maestra de inglés en una escuela de León. Su sueldo mensual hasta enero era de unos 8700 córdobas. Un mes después le aumentaron 276 córdobas. Sin embargo, también le aumentaron las deducciones: 45 córdobas de la Seguridad Social y más de 100 córdobas de Impuesto sobre la Renta (IR).
“Lo que me queda del tal aumento son 131 córdobas, que se hacen poco más porque me empezaron a pagar el valor de mis títulos que tardaron en aceptarlos para valorarlo. Una nada, pagan solo 250 córdobas”, detalla.
Para “Mónica” lo que le subieron no garantiza ni la mitad de lo que han aumentado los costos diarios en su casa. “Sube el queso, el arroz, el gas, el combustible, todo sube, nada se queda quieto”, lamenta.
“El Gobierno quiere que uno les bese los pies porque según ellos nos están dando un regalo, pero todo es un espejismo porque solo nos aumentaron unos cuantos pesos, nos quitan más. No nos dejan siquiera disfrutar nuestro dinero porque eso no permite comprar nada más que lo comprábamos antes”, dice.
Un economista consultado por CONFIDENCIAL, que solicitó anonimato por temor a represalias, expresa que “estos aumentos son parches que solo aminoran el duro golpe a los bolsillos, pero no son una solución”.
“Si a los trabajadores estatales solo se les ha aumentado 8% en cuatro años, significa que muchos siguen sin poder cubrir la canasta básica, porque esta aumenta a un ritmo mayor que estos ajustes salariales”, sostiene.
Sueldos millonarios versus salarios de miseria
El presidente Daniel Ortega y su familia inmediata —su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo, varios de sus hijos, nueras, exnueras y otros parientes— perciben mensualmente más de dos millones de córdobas mensuales, equivalentes a 67 500 dólares en sueldos y salarios, según una investigación de CONFIDENCIAL, basada en los registros oficiales del Instituto Nicaragüense de Seguro Social (INSS) hasta 2018 y el análisis de escrituras del Registro Mercantil de Managua.
Ortega gana 136 847 córdobas, lo que para “Alcides” es “una bofetada”, pues él gana poco más de 11 000 córdobas mensuales como médico general, aguantando “desvelos, sol, maltrato y vigilancia partidaria”.
“Daniel Ortega gana en un mes más de lo que yo gano en un año y te aseguro que yo hago mucho más por la patria que él, pero uno tiene que tragar gordo y aguantar porque si no trabajamos no podemos comer”, afirma.
Para “Alcides” el aumento salarial “recetado” por el régimen “no significa impacto alguno porque también aumentaron las deducciones”. “Eso para mí, ahora imagínate para una enfermera que gana 6000 córdobas”, apunta.
“Puedo asegurar que hay mucho repudio, al menos del sector Salud, hacia las autoridades, pero no lo podemos exteriorizar porque siempre nos mantienen vigilados tanto en el trabajo, en las calles o en las redes sociales”, señala.
Incluso menciona que desde el inicio de la pandemia de covid-19, las jornadas laborales se han extendido “hasta llegar a horarios agotadores”. “Así trabaja el Minsa (Ministerio de Salud)”, es la respuesta que les dan cuando se quejan.
“En su último discurso Ortega nos reconoció por nuestros sacrificios, pero eso es pura palabrería porque no pagan viáticos cuando trabajamos desde las ocho de la mañana a las nueve de la noche en esas jornadas extensivas de vacunación”, reflexiona.
“Alcides” dice que aunque el sector público paga mejor al personal sanitario “los otros no andan negreándose en las calles, no tienen jornadas de 24 horas, y no viven presionados para apoyar a un partido político”.
“En realidad uno llega a valorar dedicarse a cualquier otra cosa donde puede ganar lo mismo y menos sufrido”, reclama.
“No alcanza”
Comprar los alimentos básicos en Nicaragua es cada vez más costoso. En diciembre de 2021, para adquirir los 24 alimentos que incluye la canasta básica, los nicaragüenses tuvieron que desembolsar 981 córdobas adicionales con respecto al precio que los alimentos de la cesta familiar tenían en enero de 2021.
Solo el costo de los productos alimenticios de la canasta básica (calculado por las autoridades respecto a la compra mensual) superaba los 11 096.45 córdobas. En enero de 2021, costaba 10 115.63, de acuerdo a los datos oficiales.
“Fernando”, un trabajador de la Empresa Nicaragüense de Acueductos y Alcantarillados Sanitarios (Enacal), se siente decepcionado del rumbo que lleva el país.
“No sabemos si este Gobierno seguirá porque la comunidad internacional lo cataloga como ilegítimo, pero mientras tanto nos tiene a todos secuestrados, mientras el costo de la vida es cada vez más caro y a veces solo nos alcanza para comer”, relata.
Sumado a eso hay muchas “injusticias” porque “hay muchas diferencias salariales” dentro de las mismas instituciones estatales.
“Aquí se le paga más al que es más servil, al recomendado por sus conexiones partidarias, al que no hace nada y se dedica al partido, por mucho que uno haga su trabajo bien”, afirma.
A su juicio, el costo de la vida no les afecta a todos por igual pero sí “a la gran mayoría” y muestra de ello es que el Gobierno se la pasa adelantando las fechas de pago por fechas especiales o eventos partidarios.
“Eso demuestra el pan de hoy, el hambre de mañana, porque eso no significa ningún alivio al bolsillo. Solo es quedarse sin dinero en una fecha distinta. Todo es parte de un discurso populista que ya nadie se lo cree”, menciona.