18 de enero 2025

La FAO era el tercer mayor donante del sector público en Nicaragua

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Alta migración a Estados Unidos y amenazas de cárcel y multas por cruzar en puntos ciegos, deja a cafetales nicaragüenses y costarricenses sin cortador
Un cortador muestra unos granos de café en una finca nicaragüense. Foto: Tomada del Facebook de Mercon Coffee Group
Al igual que sus colegas nicaragüenses, los caficultores costarricenses están muy angustiados por la falta de personal suficiente para cortar el grano. La sangría de cortadores que ha significado la migración hacia Estados Unidos, así como las leyes represivas dictadas por el régimen que encabezan Daniel Ortega y Rosario Murillo, se han combinado para hacer que haya cada vez menos gente para cortar café.
Por décadas, los empresarios costarricenses han contado con la mano de obra nicaragüense en rubros tan disímiles como la construcción, la seguridad, el trabajo doméstico, y la agricultura. En este rubro, los nicaragüenses igual cortan piñas, cañas, o café, contribuyendo con su trabajo no solo a la economía de sus familias, sino también a la competitividad del agro tico.
A partir de 2018, miles más viajaron hacia la vecina del sur en busca de seguridad y empleo, pero el cambio de Gobierno en Estados Unidos, y las facilidades que la Administración Biden ofreció a los migrantes, cambió la dirección del flujo migratorio. A partir de 2021, fueron miles los ciudadanos que comenzaron a salir de Nicaragua -y también de Costa Rica- con rumbo a Estados Unidos.
Eso tuvo consecuencias negativas para ambos países limítrofes.
En Nicaragua, la escasez de cortadores se suma al fallo estructural que significó el cierre de CISA Exportadora, y se materializó en una contracción de 96 millones de dólares (16.1%) en las exportaciones a noviembre de 2024, según este informe del Banco Central de Nicaragua.
En Costa Rica, la ausencia del personal que debía haber cortado el rojito en el momento preciso, posibilitó que el grano todavía estuviera en rama al caer las inesperadas lluvias de diciembre, generando una pérdida que Martín Hidalgo, gerente técnico del Instituto del Café de Costa Rica (ICAFE), valora en 60 millones de dólares.
La falta de personal “provocó que la velocidad de recolección se viera afectada y por ende las lluvias que se presentaron en diciembre, que son algo atípicas, generaron la caída de un porcentaje importante del grano”, dijo el funcionario en declaraciones a medios locales. Hidalgo situó entre el 10% y el 15%.
La mano de obra nicaragüense fue determinante para que muchos productores de San Marcos de Tarrazú, una zona cafetalera situada 72 kilómetros al sur de San José, la capital de Costa Rica, pudieran levantar la cosecha 2023 - 2024, tal como lo relata Javier Morales, que coadministra la finca familiar en conjunto con su padre.
Explica que, normalmente, en la zona donde está ubicada la finca hay unas 100 personas, pero en época de corte ese número llega hasta los 300, entre indígenas panameños y cortadores nicaragüenses. Tanta gente trabajando y consumiendo a la vez, hace que a esa época se le considere el aguinaldo de los comercios. En este momento, en vez de 300 personas, hasta la zona solo se han reportado unos 200.
“La cosecha pasada hubo un problema con el personal panameño por una huelga que hubo en ese país, así que fue gracias a los nicaragüenses que se pudo recoger la cosecha. En ese momento, por cada diez nicaragüenses había dos panameños. Este año hemos tenido una buena cosecha, y ahora el problema es al revés, porque el cortador nicaragüense no ha venido, de tal modo que por cada diez indígenas panameños, ahora solo hay dos cortadores nicaragüenses”, detalló.
El resultado es que “muchos productores que contaban con que viniera el cortador nicaragüense, se quedaron con la cosecha en la mata, y tuvieron que buscar quién les cortara el grano, aparte que el clima no ayuda”.
Eso coincide con las declaraciones del gerente técnico del ICAFE, quien señaló que la ausencia de la mano de obra nicaragüense ocurrió “a raíz de la nueva política del Gobierno de Nicaragua, que establecía algunas acciones para aquellos trabajadores involucrados en la cosecha y que no tuvieran un estatus regularizado en el país, lo que generó una salida bastante grande”.
Un caficultor matagalpino, que accedió a hablar con CONFIDENCIAL desde la seguridad del anonimato, calificó como “un desastre”, la actual escasez de mano de obra. Y eso que “la caficultura nicaragüense ofrece unos precios exorbitantes, arriba de lo que paga Costa Rica”, pero la gente no llega a las fincas, en las cantidades de cortadores que necesita la caficultura.
Como consecuencia “hay gente que reporta cualquier cantidad de café caído, sobremadurado, rajado... y es por dos razones: aparte de la migración, que siguió el año pasado (2024), está el tema de las remesas, que ha detenido la mano de obra. Todo se ha juntado para que haya menos mano de obra”, aseguró.
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Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.
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