Tamara Morales | Especial para CONFIDENCIAL
4 de mayo 2025
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El Festival Internacional de Poesía de Granada (España) rinde homenaje al centenario del poeta nicaragüense con un acto que celebrará su legado desde la ciencia, la juventud y el compromiso social. Daniel Rodríguez Moya: “Lo natural habría sido que el festival de Nicaragua le dedicara esta edición, pero fue ilegalizado por la dictadura Ortega-Murillo, como tantas otras iniciativas vinculadas con la libertad”.
Por el centenario del nacimiento de Ernesto Cardenal (1925-2020), la ciudad de Granada, en España, lo recordará con un homenaje cargado de emoción, memoria y compromiso. El acto tendrá lugar el 6 de mayo en la Facultad de Ciencias de la Educación, dentro del marco del Festival Internacional de Poesía de Granada, y reunirá tres voces que dialogarán con el legado de un poeta que dedicó su vida a unir la palabra con la acción, el arte con la justicia, la fe con la revolución.
“Lo natural habría sido que el Festival Internacional de Poesía de Granada en Nicaragua hubiera podido dedicar su edición de 2025 a su memoria. Pero ese festival ya no existe. La dictadura Ortega-Murillo lo ilegalizó, como tantas otras iniciativas que tuvieran alguna relación con la libertad”. Es por ello, explica Rodríguez Moya desde Granada, en España, que “nos sentimos obligados a tomar el testigo y rendirle este tributo”. Es también una forma “de resistir, de mantener viva su voz frente al silencio impuesto”, afirma el poeta y periodista Daniel Rodríguez Moya, codirector del Festival y experto en la obra y la vida de Cardenal.
Tres formas de mirar a un poeta inabarcable
El homenaje ofrecerá tres perspectivas complementarias, tres formas de adentrarse en un poeta que fue, desde su poesía místico y militante, científico y contemplativo, revolucionario y, a su modo, también tierno. El poeta y bioquímico Andrés París abordará la relación entre la poesía de Cardenal y la ciencia, especialmente la cosmología y la biología, que atraviesan libros como Cántico Cósmico. “Cardenal comprendió que el universo era también un poema, y que la poesía podía explicar con belleza lo que la ciencia revela con precisión”, señala Rodríguez Moya. “Su manera de unir las galaxias con los salmos, el Big Bang con el amor, sigue deslumbrando a quienes creen que la poesía solo se nutre del alma y no también del átomo”.
La segunda intervención vendrá de la joven poeta Aitana Monzón, ganadora del Premio de Poesía Joven Espasa, quien prepara una edición especial de la obra de Cardenal dirigida a nuevas generaciones. “La poesía de Cardenal no solo está viva: está despertando nuevas conciencias”, dice Rodríguez Moya. “Que una joven poeta española trabaje hoy con su legado demuestra que su voz sigue cruzando océanos y generaciones, como una corriente subterránea que no cesa”.
El tercer enfoque será el del propio Rodríguez Moya, que investigó a fondo la labor pedagógica de Cardenal en su tesis doctoral y la documentó en el filme Me gustan los poemas y me gusta la vida, dirigido junto al fallecido escritor Ulises Juárez Polanco. “Desde los talleres en Solentiname hasta los que dirigió en sus últimos años para niños con cáncer en el hospital La Mascota de Managua, Cardenal siempre creyó que la poesía podía ser medicina del alma. No enseñaba para formar poetas, sino para liberar personas”, explica.
La coherencia como destino en Ernesto Cardenal
Uno de los aspectos más admirados —y más peligrosos para los poderosos— de Ernesto Cardenal fue su coherencia vital. Nunca separó su obra de su vida. “Cada verso suyo estaba sostenido por un acto. Cada libro era también un acto de fe, de denuncia o de amor”, afirma Rodríguez Moya con admiración.
Esa fidelidad a sus principios lo llevó a enfrentarse no solo a dictaduras como la de Somoza, sino también a la de Ortega, cuyo régimen lo persiguió en sus últimos años y llegó incluso a boicotear su funeral. “Rosario Murillo le tenía un odio visceral, alimentado en gran parte por una envidia literaria que nunca disimuló. Le dolía su lucidez, su obra, su prestigio. Pero sobre todo, le dolía que Cardenal nunca se doblegó”, señala Rodríguez Moya.
A pesar del castigo eclesiástico impuesto por Juan Pablo II, Cardenal fue finalmente rehabilitado por el recientemente fallecido papa Francisco, quien lo eximió de la suspensión a divinis. “Fue un acto profundamente simbólico. Le devolvieron oficialmente lo que él nunca dejó de ser: un sacerdote del pueblo, un servidor de los pobres, un creyente que veía en el Evangelio una llamada a la justicia radical”, recuerda Rodríguez Moya.
Una visita inolvidable a Granada
En 2010, Ernesto Cardenal visitó por última vez la ciudad de Granada, en el marco del Festival Internacional de Poesía. Llegó junto a la también nicaragüense Claribel Alegría y el joven poeta Francisco Ruiz Udiel, fallecido prematuramente meses después. “Aquel año fue mágico”, rememora Rodríguez Moya. “Lo llevamos a la Huerta de San Vicente, la casa de verano de Federico García Lorca, y allí leyó algunos de sus poemas más emblemáticos ante un público conmovido. Recuerdo los versos de Oración por Marilyn Monroe y Epigramas resonando entre los árboles, como si Lorca y él se dieran la mano a través del tiempo”.
En ese mismo acto, Cardenal conversó con el periodista Román Orozco, de El País, y explicó que su radicalización política no vino de Marx, sino del Evangelio. “Lo decía sin dogmas, con la calma de quien ha entendido que el amor al prójimo no se negocia. Ya entonces advirtió que Nicaragua iba directa a una dictadura de nuevo cuño, dirigida por Ortega. Fue profeta. Y valiente”, recuerda Rodríguez Moya.
Por las calles de Granada, Cardenal caminaba sin prisa, con su boina negra y su cotona blanca. “Lo más sorprendente era ver cómo la gente se le acercaba con una mezcla de respeto y afecto. Le pedían autógrafos como si fuera una rock star. Y lo era, en el sentido más profundo del término: su presencia irradiaba algo distinto, algo que solo tienen los que han sido fieles a sí mismos”.
Este homenaje del 6 de mayo no es solo una celebración. Es una forma de continuar lo que Cardenal comenzó: usar la poesía como puente entre el arte y la vida, como resistencia ante la injusticia, como testimonio de una época y una esperanza para el futuro.
“El mundo necesita más voces como la suya”, concluye Rodríguez Moya. “Voces que no se vendan, que no callen, que no huyan. Por eso lo recordamos. Porque en tiempos de oscuridad, Ernesto Cardenal sigue siendo una lámpara encendida”.
Casi 70 autores de 14 países en Granada, España
La XXI edición del Festival Internacional de Poesía de Granada, codirigido por Remedios Sánchez y Daniel Rodríguez Moya, que se celebrará del 5 al 9 de mayo, reunirá a casi 70 autores de 14 países en una propuesta que apuesta por la diversidad artística y la apertura a todos los públicos. Entre los invitados destacan figuras como Piedad Bonnett, Irene Vallejo, Carmen Mola, Miguel Poveda y Ainhoa Arteta. Con actividades gratuitas repartidas por toda la ciudad y su provincia, el festival contará con recitales, charlas, talleres y homenajes en espacios tan emblemáticos como la Huerta de San Vicente o el Palacio de Carlos V. La programación incluye también una sección infantil, extensión a municipios lorquianos y un fuerte respaldo institucional, consolidando al FIP como una de las grandes citas literarias del ámbito hispano.
