22 de agosto 2023
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La historia de amor ficticia entre Alex Claremont-Diaz y el príncipe Henry de Galés se ha vuelto tendencia en redes sociales, luego del estreno de la película Red, White & Royal Blue (Rojo, Blanco y Sangre Azul) de Prime Video. La cinta se posicionó, en su primera semana de estreno, como el largometraje más visto de la plataforma y entre las tres comedias románticas más vistas de todos los tiempos de su catálogo. Todo un hito para un filme centrado en el romance entre dos hombres.
La película es una adaptación cinematográfica de la novela homónima para adolescentes de la escritora estadounidense Casey McQuiston, un éxito de ventas de 2019. La historia se centra en la relación amorosa entre Alex, hijo de la primera presidenta de Estados Unidos (interpretada por Uma Thurman), y Henry, segundo en la línea de sucesión de la Corona británica.
Para una buena parte de la prensa especializada, la película no es más que “un producto clásico”, que sigue los tópicos románticos de enemigos convertidos en enamorados, con un sinnúmero de defectos en lo que tiene que ver con aspectos técnicos.
Para otra parte de la prensa, Red, White & Royal Blue es una de las grandes sorpresas del verano y una de las mejores comedias de los últimos años, como tituló el sitio especializado español Espinof.
La censura de Hollywood
En la historia, uno de los protagonistas se identifica como bisexual (Alex), mientras que el otro como gay (Henry); no obstante, la película hace incapié sobre la identida queer y, a diferencia del libro, el tema de la diversidad y las identidades sexuales juegan un papel menos destacado.
Un tema que a lo largo de la historia del cine ha tenido sus altos y bajos, con un sin fin de personajes que no siempre han representado de manera positiva las diferentes expresiones sexuales y de género.
A pesar de estar presente desde sus inicios, la representación de la homosexualidad en el cine se limitaba a bromas estereotipadas del hombre afeminado.
Durante los años 30, del siglo pasado, con la imposición del “Código Hays”, Hollywood censuró lo que se podía ver en las grandes producciones, incluyendo los temas relacionados con la sexualidad. Sin embargo, esto no evitó que películas como Rebeca (Alfred Hitchcock, 1940); Río Rojo (Howard Hawks, 1948); La Soga (Hitchcock, 1949); y Ben-Hur (William Wyler, 1959), mostraran guiños a personajes LGBT.
Sin embargo, en los años posteriores, varias producciones, principalmente europeas y de índole independiente se atrevieron a contar historias con personajes del colectivo. Películas como Maurice (James Ivory, 1987); Reyes o Reinas (Beeban Kidron, 1995); Los muchachos no lloran (Kimberly Peirce, 1999); Todo sobre mi madre (Pedro Almodóbar); y Mi vida en Rosa (Alain Berliner, 1997), educaron sobre la transexualidad, las drag queens y la identidad de género en la infancia.
Para finales de los años de 1990 y principios del 2000, en la televisión estadounidense aparecieron dos series que se convirtieron en parte de la cultura popular, al protagonizar historias centradas en personajes de la comunidad gay: Will & Grace, estrenada en 1998, y Queer as Folk en 2000, un reboot de la televisión británica.
La primera era una sitcom que mostraba el arquetipo de dos tipos de hombres gays: Will, el ideal de homosexual masculino con carrera, mientras que su contra parte, Jack, un hombre desempleado más afeminado, amante de la música y el teatro. “El cliché del amigo gay”.
La segunda serie, en cambio, contaba las vivencias de un grupo de cinco hombres gays y una pareja lésbica, quienes enfrentanban dilemas como la maternidad, el VIH y el consumo de drogas. Si bien en su época la serie fue catalogada de innovadora, también recibió innumerables críticas dentro y fuera de la comunidad LGBT por fomentar estereotipos, mostrar excesivas escenas de sexo y la falta de minorías raciales.
Poca representación de minorías
Sobre esto último, la Alianza de Gays y Lesbianas contra la Difamación (GLAAD, por sus siglas en inglés), aseguró en un reporte sobre la representación LGBT en el cine y la televisión, entre 2022-2023, que de 101 personajes de la diversidad sexual solo el 21% eran negros, asimismo informó de una disminución del 1.3% de personajes de la diversidad sexual en comparación del año anterior.
Pese a esto, el cine no ha dejado de contar historias sobre la diversidad, títulos como Moonlight (2016); Call me by your name (2017); y Love, Simon (2018), son un ejemplo de ello. Filmes celebrados, pero, a su vez, criticados por la representación que se hace de la homosexualidad, a partir de las relaciones de poder, las circunstancias socioeconómicas o el privilegio blanco, respectivamente.
Con la llegada del servicio streaming aparecieron nuevos personajes que abrieron la discusión sobre la correcta representación y la diversidad sexual en las producciones audiovisuales. A la vez que surgió el término de “inclusión forzada”, una excusa para criticar el avance hacia producciones e historias más inclusivas.
Series como Love, Víctor de Hulu, Young Royals y Heartstopper, de Netflix, cautivaron por mostrar historias más positivas sobre la relación de la juventud con la sexualidad, pero siempre bajo la temática de las implicaciones de “salir del armario”, un recurso clásico en los programas de corte juvenil.
Sobre la importancia de estas historias, The Conversation explica en un artículo, a propósito del estreno de Rojo, Blanco y Sangre Azul, que históricamente en el romance, los personajes queer han sido infelices o incluso asesinados, por lo que es una suerte que haya opciones que den voz a los deseos de jóvenes queer y diversos que quieren verse representado en las pantallas.
