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Importancia y debilidades de la Celac

Mientras el TPP ya era visto como punta de lanza contra Celac, Ortega hacía gestiones para ingresar en él

Vista general de la V Cumbre de la Celac, en Bávaro (República Dominicana). EFE/LEONARDO MUÑOZ.

Onofre Guevara López

31 de enero 2017

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La República Dominicana fue sede la semana anterior de la V conferencia de la Celac, la más vacía de presidentes y, por ello también, la de menos habituales discursos sobre problemas que requieren acciones continentales a viejos problemas. Pero, a la vez, la de mayor importancia por el ámbito político mundial y latinoamericano en el que le tocó realizarse, de lo cual se deriva una paradójica situación: al mismo tiempo que su convocatoria les pareció  intrascendente a la mayoría de gobernantes, los últimos hechos políticos les está indicando su importancia.  Y algo más, la necesidad de su existencia, pues estos nuevos hechos, plantearon a los países miembros de la Celac nuevas tareas para buscarles unidos las soluciones a nuevos problemas que previamente a su quinta convocatoria solo se vislumbraban.

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Además, ninguno de los hechos recientes puede obligarla a variar las necesidades esenciales que la llevaron a constituirse, como su unidad, sin la cual ninguno de nuestros países puede pensar en resolverlos de manera particular, y de la que se originan otras necesidades vitales de la integración, la cooperación y la complementación de sus economías nacionales dentro de su diversidad y sus contradicciones políticas.  Incluso, es válido recurrir a la relamida idea de que solo la unidad les hará fuertes ante los adversarios históricos de dentro y fuera del continente.  ¿Y cuáles son esos hechos nuevos que les obliga a nuestros países replantearse con urgencia acabar con la desunión y a darle concreción a sus antídotos: unidad, integración, cooperación y complementación?

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Primero, el inicio del cumplimiento de las amenazas de campaña de Donald Trump, solo a pocas horas de haberse sentado en la silla que dejó Obama, y tiene boquiabiertos a políticos y comentaristas creyentes de que eran solo bravuconadas suyas (las que no es necesario reproducir, pues ya causan hartura en las noticias cotidianas); segundo, y como un lógico derivado de lo anterior, el decreto de la salida de su país del TPP o Alianza Transpacífica, que aun siendo solo un decreto, ya tiene colgados de la brocha a los presidentes de Chile, Perú, Argentina, México, Colombia, Panamá y Costa Rica (mientras que el de Daniel Ortega se quedó colgado de su solicitud de ingreso); tercero, la construcción del súper muro de la odiosidad xenofóbica del hombre del copete amarillo y del pensamiento gris.

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La ausencia de la mayoría de los presidentes en la última conferencia de la Celac, no fue nada accidental; tuvo que ver mucho con dos cosas: la ofensiva política neoliberal triunfante en Brasil, Argentina y Paraguay; y esa misma ofensiva destinada a romper la unidad representada en Celac de parte de los países mencionados, partícipes del mismo interés y de las ilusiones sobre el TPP.  La aspiración de Ortega de pertenecer al TPP como parte de la ofensiva contra Celac no es rara, pues se trata del restaurador en Nicaragua del neoliberalismo.  No obstante, nada raro sería tampoco que estos mismos países se vieran obligados a reconsiderar la importancia de la Celac como vía para diversificar los mercados con la UE y los Brics.  Además, no hay lugar en el mundo para los países jugadores en solitario ni para los que solo juegan con placer servil a la sombra de la macro economía imperial.

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Coincidentes con los últimos sucesos, comentaristas y políticos que por afinidad con la política exterior gringa no simpatizan con la Celac, también podrían percibir el ridículo en que están cayendo por seguir orientándose según las estadísticas que por encargo hacen ciertos organismos internacionales, en sospechosa relación con las transnacionales y el capital financiero internacional.  Especial fidelidad tienen con las estadísticas de esos organismos especializados que miden desde sus oficinas los niveles de hambre, corrupción y pobreza de los países desafectos con los centros de poder mundial, pero ocultan las reales estadísticas de los países políticamente identificados con sus intereses.  Aunque pienso que algunos políticos y comentaristas no podrán cambiar, porque en política y su competición ideológica, igual que en el olmo, no se producen las peras.

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Al margen de las posiciones que adopten políticos y comentaristas en torno a los hechos vistos y que se seguirán viendo, estos mismos hechos están consolidando la legitimidad y la validez de la Celac como el organismo multinacional de nuestra gran región y la mejor identificada geográfica, histórica y culturalmente entre sí, lo que la confirma en su condición de instrumento unitario eficaz para encontrar soluciones colectivas a problemas comunes.  Pero ese fenómeno de identidad único en el mundo, también requiere cuidarse y justificarse como tal ante los pueblos no solo ante los gobiernos, y perfeccionar sus funciones y corregir errores políticos burocráticos.  Se reconoce lo inevitable y lo necesario del lenguaje diplomático entre los jefes de estado, pero cuando se exagera, le acentúa la cansina ritualidad burocrática a un evento internacional.

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Mucho menos que lo libere de la mentira ni de las contradicciones.  Y esos ritos burocráticos se reflejan en los discursos –de derechas y de izquierdas—  por lo pródigos que son en falsedades diplomáticas, en favor de unos y de otros gobiernos, con una visión política burocratizada, muy alejada de las realidades concretas de cada país.  Hago referencia a un hecho puntual: en el discurso de uno de los principales presidentes (hablo de uno, porque es imposible soportar todos los discursos de cualquier conferencia), se felicitó y se alabó el “triunfo electoral” de Daniel Ortega.  Nadie tiene derecho de oficializar su personalísima opinión sobre un amigo, en un evento multinacional.  Menos con una falta absoluta a la verdad y al respeto que merece el pueblo nicaragüense, único testigo real y víctima a la vez de la falta de legitimidad de unas elecciones con no menos del 70% de abstención, como repudio a la candidatura de Ortega y sus violaciones anti constitucionales.

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Si es igual de deshonesto felicitar en privado a un amigo que ha cometido un fraude, peor es hacerlo en una conferencia internacional, porque resulta más ofensivo para nuestro pueblo.  Se supone que la Celac es representativa de los pueblos latinoamericanos y caribeños, y no de los gobiernos solamente.  A menos es lo que se dice oficialmente.  Pero con esos métodos, la Celac se ve expuesta al peligro de igualarse a la OEA –aunque no sea como ministerio de colonia de los Estados Unidos—, lo que sería igual de inefectiva y contraria a los intereses de los pueblos al convertirse en guardiana de los intereses de sus gobernantes, los cuales no todos, en todas partes ni siempre se comportan como sus buenos defensores y menos como sus auténticos representantes.

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Hubo también contradicciones en la V Conferencia de Celac, y tienen que ver con el mismo Daniel Ortega.  En su cajonero discurso y para lucir su retórica de “líder antiimperialista”, Ortega criticó la xenofóbica política migratoria de Trump, porque criminaliza a los emigrantes, lo cual se reflejó en uno de los veinte temas de la V Conferencia que condena esa criminalización. Pero esa política de Trum… ¡es exactamente igual a la que Daniel Ortega practica contra los emigrantes africanos y caribeños en la frontera sur de Nicaragua!

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La otra contradicción ya fue señalada: mientras el TPP ya era visto como punta de lanza contra Celac, Ortega hacía gestiones para ingresar al TPP.  Ciertamente, todo esto no es solo una contradicción, sino un cinismo perverso, avalado –conscientemente o no— por los delegados a la conferencia de la Celac en República Dominicana.  Aquí cabe otra perogrullada: no basta ser honrado, también hay que parecerlo.

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Ruperta y Ruperto:

--A Trump le está cayendo todo tipo de cuestionamientos políticos y diplomáticos, al mismo tiempo que manifestaciones populares de repudio en su país y en todo el mundo, Rupertó…

--Pareciera que Trump estuviera próximo y en condiciones para sufrir un desconocimiento como presidente por el congreso, o para que le den un golpe de estado, Rupertá…

--Eso es muy cierto, Rupertó, pero Trump está súper protegido, hasta de una conspiración seria que la quisiera hacer posible, porque en los Estados Unidos… ¡no hay embajada gringa!

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Onofre Guevara López

Onofre Guevara López

Fue líder sindical y periodista de oficio. Exmiembro del Partido Socialista Nicaragüense, y exdiputado ante la Asamblea Nacional. Escribió en los diarios Barricada y El Nuevo Diario. Autor de la columna de crítica satírica “Don Procopio y Doña Procopia”.

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