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Hiroshima 78 años después

Con la guerra Rusia-Ucrania, más la participación de la UE y los EE. UU., de nuevo la humanidad ha sido puesta al borde de otra guerra mundial

Zelensky con el G7

El presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky, se reunió con presidentes y jefes de Estado del llamado G-7. Foto: EFE

Onofre Guevara López

23 de mayo 2023

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En la sesión de la Cumbre de los Siete países más ricos del mundo del viernes 18 de mayo 2023, efectuándose en Hiroshima, Japón, acordaron más sanciones contra Rusia y más armamentos para Ucrania, lo que, es como decir, más leña al fuego. Junto a esto, hubo una demostración de cinismo de lo más grande que se pueda imaginar:

Hiroshima, fue la primera ciudad en el mundo sobre la cual Estados Unidos lanzó la primera bomba atómica (6 de agosto, 1945) matando a unas 140 000 personas civiles; Joe Biden, presidente del país autor de aquel genocidio, depositó un ramo de flores en memoria de las víctimas de Hiroshima… ¡y declaró que todavía no era momento de pedir perdón!


Pedir perdón significaría renunciar al uso de la energía atómica en el futuro. Ese bombardeo no tenía una importancia estratégica para la guerra, porque casi tres meses antes —8 de mayo de 1945— Alemania, la principal fuerza del eje nazi fascista, ya había capitulado; y Japón, ya no tenía mucha resistencia que ofrecer en el Pacífico. Pero las bombas (porque también hubo una para Nagasaki) tuvieron la misión estratégica de anunciar al mundo que su país estaba listo a erigirse en el poder hegemónico de la posguerra.

Con la guerra Rusia-Ucrania, más la participación de la Unión Europea y los Estados Unidos, de nuevo la humanidad ha sido puesta al borde de otra guerra mundial, y aquel genocidio atómico podría repetirse, pero entonces ya no habrá más Cumbres y tampoco habrá víctimas que reclamen el perdón ni nadie que les pida esperar el momento del perdón.

Como sabemos, la participación de EE. UU. y la EU (entre EUS tenía que ser) no es directa en el frente de guerra, sino por su activa aportación de armamento cada vez más sofisticados a Ucrania, y esto aumenta las posibilidades de convertir esta guerra multinacional en una III Guerra Mundial, tan temida por la humanidad, pero muy poco combatida, la potencial y única candidata a ser desparecía del planeta.

II

No son voluntades personales las que decretan las guerras, pero sí como jefes de Estado las personas tienen que responder a las exigencias del sistema económico y político interesado en las guerras para revolver contradicciones con países competidores; aunque también se sabe que con las guerras nada resuelven y todo empeoran, con la salvedad de que los jefes de Estado, ni los jefes del círculo financiero, ni los jefes del complejo industrial militar son quienes van a los frentes de guerra, pero son quienes siempre ganan, aunque pierdan las guerras.

Ninguna guerra de las tantas que registra la historia, ha dejado de tener esas características consustanciales al sistema capitalistas, como sistema hereditario de los sistemas esclavista y feudal —que fueron prolijos en hacer las guerras de rapiña entre imperios y reinos, más las guerras coloniales. El carácter privado de la producción de la industria bélica y la política belicista de los Estados son inseparables de las ambiciones de personas, clases y sistemas que pretenden saciarlas con las guerras.

Recordamos todo eso para indicar —o, más exactamente, para lamentar— la ausencia en el mundo actual de una expresión organizada de la humanidad opuesta a las guerras no solo por amor a la paz, sino para luchar por su propia sobrevivencia. Prácticamente, desapareció la defensa organizada y activa por la paz que surgió en la posguerra como respuesta a las provocaciones de fuerzas neofascistas alentadoras de otra guerra.

El Consejo Mundial de la Paz nació en Helsinki, Finlandia (1949) con el objetivo de lograr la coexistencia pacífica entre los países con distintos sistemas económicos y políticos, y por del desarme nuclear. Luchar por un mundo sin guerras es la mejor defensa de los derechos humanos, y no hay una lucha sincera por los derechos humanos sino se lucha contra el colonialismo, el neocolonialismo y el racismo; pero, para que eso sea posible, se requiere países y pueblos con soberanía e independencia, y por eso, estos valores también estuvieron en la agenda del movimiento por la paz.

Hubo Consejos por la Paz en la mayoría de los países y, en donde no fue posible organizarlo –como en Nicaragua bajo la dictadura somocista— se hicieron actividades y pronunciamientos en favor de la paz, las que fueron reprimidas; por ejemplo, en agosto de 1951 los tres único sindicatos sobrevivientes de la represión se pronunciaron por la paz en documento público dirigido a la Conferencia de Organizaciones no Gubernamentales de la ONU, reunida en Managua, pero la dictadura les canceló sus personerías jurídicas y confiscó las cotizaciones gremiales, por una “razón” solidaria con EE. UU. que entonces estaba metido en la guerra de Corea.

III

Al Consejo Mundial de la Paz pertenecieron personalidades como los estadounidenses Paul Robeson, actor y cantante, y Howard Fast, escritor; los pintores Pablo Picasso, español, Diego Rivera, mexicano, y Renato Gottuso, italiano; los poetas Louis Aragón, francés, Pablo Neruda, chileno, y Jorge Amado, brasileño; los filósofos Jean Paul Sartre, francés, y Georgy Lukács, húngaro; y el científico Joliot Curie, quien fue el primer presidente del Consejo Mundial de la Paz.

Algo normal en este mundo: esas personalidades por ser de izquierdas, y porque la lucha por la paz era parte de la política exterior de la Unión Soviética, fueron objeto de acusaciones desde las derechas como “compañeros de viaje” de los comunistas; pero lo anormal hubiese sido, que este país, el que más destrucción material y más seres humanos perdió durante la II Guerra Mundial (más de veinte millones) se hubiera comportado indiferente ante las amenazas de una tercera guerra.

Demostración contraria fue la del filósofo inglés Sir Bertrand Russell, quien creó una Fundación por la Paz, y en 1955 firmó junto al científico Albert Einstein un Manifiesto en favor de la paz, conocido como el Manifiesto Russell-Einstein, que significó una importante contribución a la lucha mundial por la paz.

El movimiento por la paz, comenzó a decaer a partir de la debacle de la URSS en 1991, y no porque su actividad dependiera de ese país, sino porque –igual que esa desaparición— era parte de la victoria de las fuerzas reaccionarias belicistas; y como prueba de ello, ahí está la guerra ruso-ucraniana. Lo cierto es que la lucha por la paz de entonces contribuyó a desinflar el globo guerrerista y hasta hoy, ya son 78 años del período de paz relativa desde 1945; en cambio, entre la Primera y la Segunda Mundial, solo mediaron 27 años: de 1918 a 1939. 

IV

Sin embargo, nadie puede saber hasta cuándo podrá seguirse alargando este período relativamente pacífico de 78 años; eso, lo está poniendo en duda el actual conflicto bélico en Europa del Este, estimulado desde Occidente, lo que aumenta las posibilidades –y las preocupaciones—sobre el fatal desencadenamiento en otra guerra de carácter mundial, ahora con mayor riesgo a causa de las armas nucleares.

Lamentablemente, hay una concordancia histórica entre la geopolítica de los Estados Unidos que participa en el conflicto bélico ruso-ucraniano, y su autoría de cuatro guerras locales dentro del gran período de relativa paz: Corea, Vietnam, Irak, Afganistán; agresiones armadas a Guatemala, la República Dominicana, Granada y Panamá; golpe de Estado en Chile; el financiamiento de la Contra en Nicaragua, más el apoyo a los golpes militares en varios países del Cono Sur.

Ante toda esa amplia selección bélica y el drama humano que produjo en cada país, cabe interrogarse… ¿por qué la humanidad ha bajado la guardia en la defensa de la paz? Pregunta tan sencilla como difícil de responder; más bien imposible, porque el problema está lleno de complejidades, e incluso de asuntos secretos de la geopolítica.

No obstante, es muy fácil imaginar las consecuencias que podría derivarse de una guerra nuclear, por lo que no se justifica la negligencia colectiva ante el peligro de esa guerra.

Al margen de estas cuartillas

*Al iniciarse la post guerra, no solo surgió la lucha por la paz, pues también nació una fuerza contraria: el Macartismo

*Fue una corriente fascista en ideas y en actividades antidemocráticas; atentó contra la sociedad estadunidense, y aterrorizó la vida en Hollywood…

*Funcionó a través de una especie de tribunal inquisidor llamado Comité Investigador de Actividades Antiamericanas, creado por el Congreso…

*En particular, desató la represión de carácter fascista contra toda forma de expresión cultural progresista en Estados Unidos…

*El Comité investigó e hizo comparecer también a escritores y actores extranjeros, como Bertolt Brecht y Charlie Chaplin, quienes abandonaron ese país…

*En Hollywood hubo censuras, persecución y expulsión de actores y cineastas, muchos de los cuales fueron obligados a abandonar su profesión…

*Incluso hasta se habló de suicidios (de John Garfield), traición (de Ronald Reagan) y arrepentimientos forzados (como el de Robert Taylor)…

*Entre otros resultados de la actividad macartista, las películas dejaron de filmarse con temas progresistas y priorizaron los temas de la violencia…

*Violencia en todas sus formas; muchos filmes animados (muñecos) son “protagonizados” por personajes absurdamente llamados “superhéroes”…

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Onofre Guevara López

Onofre Guevara López

Fue líder sindical y periodista de oficio. Exmiembro del Partido Socialista Nicaragüense, y exdiputado ante la Asamblea Nacional. Escribió en los diarios Barricada y El Nuevo Diario. Autor de la columna de crítica satírica “Don Procopio y Doña Procopia”.

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